57. Llegando a Ciudad Oeste.

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Álvaro.

Dormimos desnudos en el tren mientras éste seguía su camino a Ciudad Oeste pero desperté al sentir las delicadas y cálidas manos de Gaby que me sacudían el pecho a manera de despertarme consiguiéndolo.

-¡Álvaro, despierta!
-¡Aahh ¿qué pasa…Gaby?! -Le reclamé.-

Ella no contestó de inmediato sólo posó sus manos sobre mi pecho viendo con cuidado por la ventana, como queriendo no ser vista. En esa posición veía sus deliciosos pechos que colgaban a mi vista.

-¡Ay Dios! ¡Álvaro, rápido! Estamos en Ciudad Central… perdón en Ciudad Oeste…
-¿Que qué?
-Pronto llegaremos a la estación… -Dijo espantada.- …y estamos… ¡DESNUDOS!

Nos levantamos tan rápido como pudimos yo, me puse mis bóxer seguidos de mi pantalón y mis tenis. Gaby sólo bajó sus brasier cubriendo sus pechos a la vez que metía un pie en uno de sus zapatos mientras cogía su minifalda a la vez que con la mirada buscaba el otro además de sus calzones y sus pantimedias sin lograrlo.

-¡Rápido querido! Busca mis calzones y pantimedias. -Me pidió mientras se ponía la minifalda.- ¿Has visto mi otro zapato?
-¡Eh, aquí lo…tienes querida! -Se lo di.-
-¡Por favor querido! Busca mis calzones y mis pantimedias, no las encuentro…

Mientras esto nos pasaba el tren bajaba cada vez más la velocidad lo que significa que estábamos llegando a la estación y lo peor que nos puede pasar es que nos vean sin ropa. Busqué y encontré las prendas de Gaby se las di para que se pusiera al menos los calzones.

-Póntelos, Gaby…
-No hay tiempo. Ya estamos en la estación… guárdamelos en tu salveque, please…

El tren llegó a la estación deteniéndose suavemente. Ya estaba yo vestido pero Gaby terminaba de abotonar su blusa y luego miraba su reflejo en el celular para acomodarse un poco su corto cabello pero no abrochó su brasier por la espalda.

-Gaby, no abrochaste tu brasier…
-Ni tampoco arreglé las faldas de mi blusa querido… así nos vamos…

En cuanto el tren paró, bajamos rápidamente para irnos a la parada de mi amiga llegando el bus igual que nosotros. Subimos a éste y al sentarnos nos miramos y empezamos a reímos ante lo ocurrido.

-¡Ja ja ja! -Reímos juntos.-
-¿Por qué nos reímos? ¡Ja ja ja! -Preguntó Gaby entre risas.-
-¡Ja ja ja! ¡No lo sé querida! ¡Ja ja ja! ¡No lo…sé!

Parecíamos locos riendo en el bus pues nunca había cogido en un servicio de transporte público como el tren por ello el ataque de risa del cual nos fuimos calmando hasta llegar a casa de ella. Una vez dentro de su casa ella llama a su mamá quien no estaba.

-¡Mamá! Ya llegamos… ¡qué tonta soy! Olvidé que está trabajando.

Dicho esto Gaby se quita los zapatos sacudiendo los pies para después, dejar caer su minifalda al suelo. Se quitó la blusa y el brasier dejándolos en el sofá. La miré con detenimiento pues su pálida y delicada desnudez siempre me excitaba.

-¿Te quedarás viendo o vienes conmigo y tomamos un baño juntos?
-¡Claro que voy contigo perra! -Ella sonrió al decirle esto.-

Empecé a quitarme la ropa delante de ella quien me miraba de pies a cabeza mordiendo el labio sonriendo. Sus pechos firmes delataban lo excitada que estaba ella.
Estando ya desnudo Gaby extiende su mano y se la di así, entramos a su cuarto para entrar a su baño. Una vez bajo el agua reímos de nuevo pero esta vez parecíamos como dos adolescentes en su primera vez. Reímos abrazándonos, besándonos y toqueteándonos. Apenas nos habíamos mojado bajo la ducha pero creo que el baño tendrá que esperar.


Gabriela.

Me desnudé en la sala ante la violadora mirada de mi amigo, cómo me encanta que me vea con deseo. Le dije que se desnudara para que tomemos juntos un baño y accedió le extendí la mano y él me la dio entramos así juntos al cuarto y luego al baño donde reímos mientras mojábamos nuestra excitada desnudez.

Nos abrazamos y besamos bajo el agua además de toquetearnos, estábamos muy excitados de nuevo entonces crucé una pierna detrás de él quien me cargó penetrándome contra la pared donde lo rodee con ambas piernas.

-¡Querido…! ¡Llévame a…la cama!

Sin decir más Álvaro me cargó penetrada llevándome a la cama; estábamos mojados cogiendo con deseo y desespero. Sentir su verga haciendo estragos en mis adentros me volvía loca de placer. Sentí de nuevo varios mini orgasmos mientras él me disfrutaba.

-¡Qué rica estás…perra!
-¡La tienes…muy gruesa querido!
-¡Y es… toda tuya!

Sentí de nuevo sus bolas contraídas y sus deliciosas caderas golpeándome, cogiéndome toda. De pronto él toma mis manos por las muñecas y es donde comienza a violarme y eso me gustaba que él me hiciera.

-De aquí no sales… hasta hacerte mía, puta…
-Hazme tuya… soy tu perra… soy tu putaa… soy tuya…

Sintiendo su grueso, largo y cálido miembro endulzando mis adentros vaginales regó su orgasmo en mí. El sentir su semen recorrerme por dentro me hacía sucumbir más que me “violaba”.  Momentos después llegó el mío haciéndome sentir mi clítoris derretirse además de esa sensación orgásmica atrás mojándome sentí que mi culo se derretirse en un delicioso orgasmo anal.

-¡TOMA ESTO…PUTAAA!
-¡SOY TUYA…SOY TU PUTAAA! ¡COGEME…TODAAAA! ¡OH YEAH, FUCK, FUCK, FUCK…! ¡FUCK YEAAAAH, MALDITOOOOO!

Ambos con sonrisas fatigadas por nuestros deliciosos orgasmos, reímos besándonos. Álvaro soltó mis muñecas y sacó su cansada verga de mis adentros descansando un rato pues ya eran casi las 4 y media por lo que fuimos y nos dimos otro baño para vestirnos e ir a la casa Rehims que ahora es mía.

Salimos del baño, nos secamos y empezamos a vestirnos. Álvaro fue a la sala por sus ropas me había ya puesto mis calzones y brasier negros pero quería ver a mi amigo como loco entonces me puse al propio de 4 patas a lado de la cama haciendo que buscaba algo de forma que viera mi panocha repintada en mis calzones y lo hice.

-¡Guau, Gaby! Si quieres te quedas así y te doy por ese panochón… -Dijo acariciando mi panocha.-
-Sorry querido! -Dije levantándome.- No quiero que nos coja más tarde y no sé si podrás venir mañana a ver la casa Rehims más temprano por lo que debemos ir ya mismo. -Le dije poniéndome una blusa roja.-
-¡Bah demonios! -Dijo riendo y subiendo su pantalón.

Como dije antes me puse una blusa roja manga larga y una pantaloneta blanca y tenis mientras que mi amigo-amante, su misma ropa.
Resolvimos llevar varios salveques para cargar el tesoro del o de los cofres pero lo que me desanima es que la Virgen de Lourdes de oro ya no podremos traerla pues es del tamaño de una persona. Además de los salveques cargué una linterna, velas y el encendedor con el que enciendo la cocina de gas de la casa sin olvidar las tres llaves.
Ya teniendo todo esto salimos a coger el bus que nos llevará al final de la carretera y de ahí tomaremos camino a mi nueva casa, debería llamarla la casa Gabriela Rehims. ¡Je je je!








Un adultero y una fornicadora. Where stories live. Discover now