27. Después de hoy.

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Gabriela.

Desperté después de tal cogida con mi culo algo adolorido y me ardía un poco. Álvaro aún dormía mientras que yo, esperaba poder caminar sin dolor ni ardor.
Me senté en la cama y sí, mi trasero lo resentía un poco… no era la gran cosa y era muy tolerable para sentarme y ponerme en pie pero al caminar, me empezó a arder el culo y sumándole lo poco adolorido, ¡ni hablar!

-¡Aayyy… por la puta! ¡Como…duele!
-¡Hm..! ¿Qué pasa, Gaby? -Álvaro despierta.-
-¿Que qué me pasa…? Que me arde el culo, Álvaro. Esa cogida fue muy dura… -Dije acariciando mi trasero.-
-Te dije que la primera vez dolía…

No le dije nada y caminé desnuda renqueando al baño pues sentí que algo se me regaba por el trasero por lo que asumí que eran restos de semen de Álvaro. Ya en el baño agarré papel higiénico y lo pasé por mi trasero y así era; eran restos de semen pero con algo… de sangre.

-¡¡Aayyy nooo!! ¡¡Oohh por Dios…!! -Me asusté mucho.-
-¿Qué pasó, Gaby? -Álvaro entra al baño.-
-¡¡A-Álvaro…!! ¡¡Estoy sangrando por detrás!! ¿Qué hago…?
-¿Sangras mucho, querida?
-El…papel, me lo pasé… ¡mira!
-Por dicha que no sangras mucho… cicatrizarás en unos días y bueno, tal vez te duela defecar…
-¿Y qué más quieres? Apuesto que me dolerá mucho…
-Pero Gaby, ¿no puedes ir a una farmacia y preguntar por una crema para eso?
-¿Y qué voy a decirles? ¡Hola! Acabo de culiar por primera vez por el culo, ¿tienen alguna crema para que no me duela al cagar? ¡¿Así o más sutil?! -Dije con molestia.-
-¡Obvio que no, Gaby! Pero algo contra el dolor…
-¡Ah! Tengo una crema para calmar el dolor vaginal. Tal vez si… -Dije saliendo del baño renqueando.-
-No creas que sólo a ti te duele, Gaby. Me raspé la verga al cogerte…
-¡Ja ja ja! Veamos si le cumples hoy a Alba…
-¡Muy graciosa! -Dijo serio.-

Fui a buscar mi bolso y me ardía mucho el culo ahora ni hablar de caminar hasta la terminal y estar sentada en el trabajo todo el día mañana. Todo eso pasaba por mi mente mientras sacaba la crema de mi bolso la que me untaré después de bañarme.

Álvaro y yo nos bañamos juntos pero lo que pasó fue que ahora la ducha ya no tenía agua caliente pues al parecer se descompuso… ¡Prrr! ¡Qué fría! Pero ni modo.
Ya una vez bañada y seca me fui a poner la pomada.

-Gaby, si quieres te ayudo con la pomada. Me la unto en la verga y te la paso por dentro….
-¡NO GRACIAS! -Le dije muy seria y él rió.-

Nos bañamos ambos y por terminar me empecé a poner la pomada en mi trasero el que me hallaba a doler aún con apenas tocarlo. Pronto el dolor comenzó a disminuir y casi no sentía molestia alguna. Entonces le ofrezco la pomada a Álvaro.

-Para que no te arda, querido…
-Muy graciosa pero la tomo.

Vi a Álvaro ponerse la pomada y verdad que tenía su miembro raspado luego me devolvió la pomada y salimos del baño a vestirnos, yo me volví a poner el vestido pero guardé el hilo y me puse la tanga. Ya una vez listos salimos del lugar pero al bajar las gradas mi trasero empezó a dolerme por lo que bajé las gradas de medio lado y Álvaro me ayudó dándome la mano además de fruncir mi culo…para aguantar el dolor… ¡Aayy cómo duele!

Álvaro notó mi malestar por lo que ya en la calle, me pagó un uber para que me llevara a la terminal de la Ciudad del Oeste. Al subir al taxi me senté de medio lado pues aún me dolía un poco. Ya en la terminal bajé del taxi y para mi dicha casi no había gente haciendo fila pues eso me salva de estar mucho rato de pie y que mi culo no me duela tanto así que subí al bus y me senté en los últimos asientos.

Los asientos del bus eran altos del respaldar lo que no permitía ver al pasajero del frente y el del frente no puede ver al de atrás. Estos me gustan pues, son ricos al momento que una quiera dormir en el viaje además tiene cortinas en sus ventanas. Me senté como dije antes, en los últimos asientos de atrás y entonces el bus salió. ¡Guau! Tan rápido vamos de camino a casa. ¡Qué bien!
Resulta que el bus apenas lleva 10 pasajeros incluyendo al chofer. Luego me doy cuenta que soy la única que va atrás pues todos los pasajeros están en los asientos del frente. ¡Mejor para mí!

Es cuando me deslizo en el asiento hasta tocar mis rodillas en la parte de atrás del asiento del frente en señal de estar cansada. En eso comienzo a recordar la cogida con Álvaro y empiezo a excitarme al grado de querer masturbarme. Pero, ¿masturbarme…en el bus? No era algo moral ni decente pero sí una loca, arriesgada y buena idea.

Miré los pasajeros que están adelante disimuladamente y confirmo que sólo voy yo en esta parte del bus y entonces comienzo a levantarme la falda hasta la cintura para quitarme la tanga la que guardé en mi bolso después, bajo el escote dejando descubiertos mis pechos para luego deslizarme de nuevo por el asiento pegando otra vez mis rodillas en el asiento frente a mí pero con mis piernas más abiertas y es donde comienzo a acariciar mis pechos y vagina para meterme mis tres dedos masturbándome.

-¡Hmm, hmm! -Gemí.-

Sería vergonzoso gritar de placer y que me vieran pero el riesgo de ser descubierta por el chofer o algún pasajero me excitaba aun más al grado de sentirme mojada y sentir un mini orgasmo motivándome a seguir.

Pronto el bus salió de Ciudad Central para seguir por la pista y ya en pista sigue directo y sin paradas… ¡genial!
Seguí masturbándome con más ganas dándome rápido y duro recordando la gran cogida que Álvaro y yo nos dimos en el motel. En el asiento me era difícil torcer mis caderas pero lo disfrutaba pero en un instante el bus se metió en un hueco en la calle haciendo que me metiera mis dedos más duro de forma muy grosera. ¡Auch! Eso dolió… pero seguí masturbándome.

-¡Hm, hm…! -Gemí mordiendo mi labio.-

En Mi mente llamé a Álvaro y es cuando sentí venirme por el culo aunque éste me ardía pero valía la pena soportarlo hasta que mi potente orgasmo llegó. Miré mi panocha mientras me daba a mí misma respirando con la boca abierta…

-¡Oh por Dios…! ¡Oh goodness…! ¡Oh, oh yeah!

Todo esto lo dije casi susurrando pues no quería ser vista, mi panocha estaba empapada y la masajeaba suavemente mientras veía por la ventana del bus… carros iban, carros venían… ¡Uf, genial!

Miré mis dedos con mi orgasmo y los chupé quedando exhausta…luego saqué mis infaltables toallitas húmedas para limpiar mi panocha, dedos y el respaldar del asiento de frente que pringué con mi orgasmo. ¡Uff, qué regona que estoy! ¡Jeje! También limpié con cuidado mi trasero y tenía sólo un poco de sangre pero nada más.

Después de un rato cubrí mis pechos y bajé mi falda para sólo disfrutar del viaje a Ciudad del Oeste viendo por la ventana hasta que llegamos a la terminal.

Bajé las gradas con cuidado para después deshechar las toallitas húmedas usadas en un basurero pues no dejaré evidencia alguna. ¡Jeje!

Caminé a mi parada y el andar sin calzones era relajante más la brisa de la tarde que me toca toda por debajo. ¡Hmm! ¡Qué delicia! Prácticamente andaba desnuda bajo mi vestido.
Subí al bus de mi casa llegando en minutos… ¡genial! Miré mi reloj y llegué tipo 7 y media casi a la misma hora que llego siempre. ¡Vaya, como pasa el tiempo cuando una se divierte…! ¡Culiando…! ¡Jaja!
Entré a casa y mamá estaba ahí viendo tele.

-¡Hola, Gaby! ¿Cómo te fue hoy? -Mamá me miró de pues a cabeza.-
-¡Ah!, me fue bien mamá… no me puedo quejar… Aunque estuvo de locos pero no me quejo. ¿Cómo pasaste el día, má?
-Bueno hoy fue un día normal… pero ven y siéntate tomemos café. Pero, ¿usaste ese vestido hoy? Parece que te les insinúas a los hombres cuando lo usas.
-¡Bah! No es para tanto, má…

Me senté a su lado cuando de repente mi trasero comenzó a arder.

-¡¡Aayy!! -Me levanté casi de golpe.-
-¿Qué te pasó, Gaby?
-¡¡Ay…!! ¡Eh…me duele! ¡Me arde el…culo, má! -Dije sobando mi trasero.-
-¡Hm! En ese trabajo tras de que te matas tanto, te salen hemorroides. -Supuso ella.-
-Má, ¿no que los hemorroides sólo le dan a los hombres? -Le cuestioné.-
-Y a nosotras también nos dan, Gaby. Te traeré la pomada que tengo en mi cuarto, ya vengo.

Má no sospechó nada, ¡uff qué bien! Pronto volvió con la pomada la que usaré después de ducharme. Me senté con cuidado a la par de ella y tomamos café luego, fui a ducharme y una vez que me sequé me miré al espejo desnuda girándome frente a éste.

-Estoy pasada de rica y… pasada de zorra… ¡ji ji ji! -Me dije.-

Entonces fui a mi cama y me puse la pomada en mi pobre pero bien disfrutado trasero y me acosté como siempre, desnuda. Hoy no me masturbo pues hoy tuve suficiente por el día de hoy. ¡Jeje!

Un adultero y una fornicadora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora