31. La emboscada.

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También había alguna cagada, colillas de cigarrillos, botellas vacías de alcohol y preservativos usados de sólo ver, parece que nadie ha venido en meses.

La casa tiene su cocina antigua y dos cuartos cerrados con candados muy antiguos luego, subí las escaleras a las que le crujía la madera. Al llegar al lobby que tenía una ventana con vista a la calle, seguí por el pasillo y este tenía huecos también en el piso de madera y habían cuatro cuartos los que sí estaban abiertos con viejos muebles y camas antiguas y cada uno tenía su propia ventana.

-La verdad no me gustaría ser violada ni mucho menos aquí. -Me dije viendo la cama de uno de los cuartos.-

En eso me entra una llamada del extorsionador.

-¡Aló!
-Gabriela, voy camino a la casa vieja… espero sea puntual. -Dijo cortante.-
-¿Apenas viene? Yo ya estoy aquí recorriendo la casa.
-¿Ah sí? Pues sigue recorriendo la casa y tal vez encuentres un colchón cómodo para cogerte muy bien…

Le corté la llamada de golpe pues no lo soporté. ¡Uy maldito idiota…! ¡Álvaro, ¿porqué no vienes?! ¿Dónde estás?

Me senté en la cama del segundo cuarto en el piso de arriba donde quería llorar mas lo reprimí para pensar en buscar algo como un arma y entonces vi una regla gruesa y dura de madera la que escondí bajo una de las polvorientas sábanas de la cama.
La intención era tenerla a mano para atacar al extorsionador si es necesario. En eso el extorsionador me vuelve a llamar.

-Gabriela. Ya estoy al frente de la casa.
-¿Y qué quiere? ¿Que le vaya a abrir? -Le dije enputada.-
-Voy a subir. -Dijo y cortó.-

Me apresuro a la ventana del lobby y veo a un Jove de escasos 25, blanco y usaba pantaloneta y playera negra. Cargaba consigo un bolso de cargar laptops luego, él cruzó la calle y lo oí entrar a la casa… tenía muchísimo miedo.

-¡Gabriela! ¿Dónde está?
-Arriba, en el segundo piso… ¿o no sabe acaso? -Le dije en tono grosero –
-No intente nada… ¡asómese para asegurarme!

Me asomo desde arriba de las escaleras y al verlo lo reconozco; era el mismo que pasó por mi casa meses atrás vendiendo artículos para el hogar entre estos, los ganchos y no me falla la mente, su nombre es Zacarías. Él me miró de pues a cabeza seguro al verme con la gabardina.

-¿Y bien? ¡Aquí estoy! ¿Vamos a… negociar? -Sentí mucho miedo.-
-Subiré pero no intente nada… -Ya arriba aún desconfiaba.- Ahora revisemos los cuartos pues quiero estar seguro que estemos solos.
-¡Como…quieras!

Zacarías iba tras de mí haciendo que yo entrase primero a los cuartos para asegurarse que no había nadie más y ya estando seguro dijo:

-Bueno, veo que de verdad estamos solos, ya podemos negociar…
-¡Ok! Pero vayamos al segundo cuarto…
-¡Eh…! ¿Por qué el segundo cuarto?
-¡Ahh! Pues ahí sí hay una cama en buen estado y hay mesita para la laptop.
-¡Hmm! ¡Vamos pues!

Ya en el segundo cuarto miré de reojo la cama donde escondí la regla de madera en eso Zacarías pone la laptop en la mesita y me dice:

-¡Bueno, desnúdate!
-¡Ah, ah! -Me negué- Quiero que me muestres mis videos en tu laptop. También quiero asegurarme y si quieres que te muestre; ¡muéstrame!

Entonces Zacarías algo molesto encendió su laptop la cual no tenía contraseña y me mostró una carpeta llamada “Ganchos”. En esta habían como 7 carpetas y cada carpeta representaba una casa diferente. Una decía “Casa de Laura”, otra decía: “Casa de las lesbianas* y así hasta que vi la mía que decía: “Casa de la puta de Gabriela”.

Un adultero y una fornicadora. Where stories live. Discover now