Capítulo 44. Suministros

399 58 9
                                    

     LA BOCA DEL ARMA DE MICHAEL ERA FRÍA CONTRA LA PIEL DE MI NUCA, PERO NO HICE CASO AL ESCALOFRÍO Y JUNTO A JUDE, ARRASTRAMOS EL CUERPO SEMI-INCONSCIENTE DE RUBY HASTA LA PARTE FRONTERIZA DEL HANGAR

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LA BOCA DEL ARMA DE MICHAEL ERA FRÍA CONTRA LA PIEL DE MI NUCA, PERO NO HICE CASO AL ESCALOFRÍO Y JUNTO A JUDE, ARRASTRAMOS EL CUERPO SEMI-INCONSCIENTE DE RUBY HASTA LA PARTE FRONTERIZA DEL HANGAR. Todos los chicos que habían venido con nosotros eran obligados a salir por los demás compañeros de Michael, y Olivia me pisaba los talones, respirando fuertemente por la nariz, seguramente furiosa y entrando en pánico. Sin importar cuánto mi propio corazón quería sucumbir al miedo, mi sentido común no me lo permitió, no cuando Ruby estaba herida y la mayoría de los chicos psis que nos acompañaron nos miraban a nosotros por órdenes.

Tampoco podía explotar. No ahora, al menos. Tenía que tragarme el amargo sabor a rabia y apretar tanto los dientes hasta sentirlos rechinar, pero explotar estaba fuera de cuestión. No podía perder el temperamento porque de ese caso, todos aquí quedarán en peligro por mi culpa, sabiendo que las FEP estaban bien cerca.

Llegamos a la salida por la que entramos y los chicos de Michael empezaron a arrebatarnos las raciones que hemos recolectado. Cuando llegó un Azul a hacer lo mismo conmigo, levanté mi mano izquierda y las puntas de mis dedos brillaron en naranja, una sutil advertencia que muchacho Azul comprendió segundos después y siguió con lo suyo. Michael no estaba tan contento de verlo, pero tampoco hizo algo al respecto y se puso a gritarles a los demás psis.

Yo no pasé por alto la figura de Knox arrodillado a unos pasos de distancia frente a mí, mirada perdida y labios en movimiento, murmurando algo que mis oídos no alcanzaban a escuchar.

—¡Eligieron a unos completos extraños antes que a Knox! ¡Antes que a mí! —chillaba Michael, histérico—. ¿Quieren arrebatarnos todo y lanzarnos a la calle? ¡Mi maldito culo primero, joder! ¡Nosotros encontramos el almacén! ¡Nosotros lo hicimos todo!

—Si tu no lo tienes, nadie puede, ¿eso es lo tratas de decir? ¿Acaso aborreces tanto tu vida como para arrastrar a los demás en ella también? —Jude se removió a mi derecha, acomodando el peso de Ruby en él para dejarme respirar un poco. Lo vi furioso, más de lo que he visto jamás.

Michael nos apuntó con un dedo a Ruby y a mí.

—Si esas dos de ahí no la hubieran liado tanto, Knox les estaría diciendo lo mismo. ¡Mírenlo! ¿Acaso quieren que la loca les haga lo mismo? ¿Quieren que la lanzallamas los incinere a todos con un solo pensamiento?

Nunca había creado fuego de un pensamiento, pero no le doy la satisfacción de saber aquel detalle.

Ruby se removió, luchando para mantener la cabeza en alto. Jadeó, pero la sentí temblar bajo mi tacto, rabiada.

—Créeme, Michael —siseó ella—. Si no sueltas esas mochilas y desapareces dentro de cinco segundos, tú serás el siguiente.

Cuando Michael alzó su pistola hacia ella, tanto Olivia como Brett se interponen en medio.

—¡Michael! —lo llama el mismo chico Azul que trató de quitarme mis mochilas—. ¡Debemos apurarnos! ¡Se están deteniendo! ¡Mira!

Empujé a Ruby al suelo, jalando a Jude conmigo. Michael y su grupo de soldaditos —Knox incluido— huyeron con todo lo que podían tomar, y justo cuando apuro a los demás para que se agachen, disparos interrumpieron el aire. Todos nos arrastramos en busca de refugio mientras las balas perforan y agujeran el portón el hangar, creando un horrible golpeo metálico y un par de chispas. Apreté mi mandíbula y mantuve mi cuerpo presionado contra el de Ruby, negada a separarme de ella.

Game of Survival | The Darkest MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora