[HISTORIA BASADA EN LOS LIBROS, NO EN LA PELÍCULA]
Vivianne McClean era una chica que soñaba a lo grande, dispuesta a tener su propia compañía de revistas, siempre carismática y amable, de gran corazón y siempre ahí para ayudar a los demás. Claro, t...
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DESPERTÉ MALHUMORADA. SABÍA QUE ESTABA TAN CANSADA HASTA QUE MI CUERPO TOCÓ LA TELA DE LA PISCINA Y MI CABEZA AE APOYÓ EN EL BULTO DE ROPA QUE ME SERVÍAN COMO ALMOHADA, y lo siguiente que supe fue que me dormí enseguida. Se sintió como cinco segundos de sueño, para mi desgracia, porque después me estaban zarandeando con fuerza y esmero, y al abrir los ojos toda hecha una furia me encontré a Liam observándome con cierto brillo en los ojos que me hizo debatir entre si romperle el cuello o sacarlo de la tienda para que me deje dormir.
Pero entonces me dijo algo que me pasmó.
—¡Lo descubrieron! ¡Sabemos dónde está el Huidizo!
Confundida y con ganas de saber cómo rayos lo hicieron, seguí a Liam y Zu hasta un estante donde se encontraban Ruby y Chubs sosteniendo una radio a pilas en la mano, y como Liam, ambos tenían un brillo increíble en los ojos, llenos de una emoción que nunca les vi desde que llevamos juntos. Y entonces la emisora se detuvo y otra voz habló, casi en un susurro.
<< Si puedes oír esto, eres uno de los nuestros. Y si eres uno de los nuestros, puedes encontrarnos. Lake Prince, Virginia >>.
La mandíbula se me cayó al suelo.
—¡Malditos genios!
Chubs y Liam se rieron, y el Parlanchín negó con la cabeza.
—En realidad fue Ruby que lo descifró —dijo y la miró encogido de hombros—. Esa maldita genio.
—Bueno, ¿qué esperamos entonces? ¡Larguémonos de aquí!
Y así terminamos conduciendo cerca de las afueras de Petersburg, todos en silencio tras las historias que nos contaron Chubs y Liam acerca de Jack Fields, el chico de cuya carta cae sobre los hombros de los chicos. Un Azul que ayudaba a los demás Azules de su campamento a usar sus poderes correctamente, un pintor y un cómico que le gustaba imitar voces, hacer que los soldados de su campamento se tropezaran con cualquier cosa y cantar cualquier canción de los Rolling Stones con Liam.
Una vez que terminaron de hablar del famoso Jack, quien fue uno de los primeros en caer cuando Liam y los demás escaparon de Caledonia, el ambiente se tornó sombrío y triste, igual que la carretera desierta por la que pasábamos.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo completamente al recordar lo cerca que estamos de la cabaña de mis abuelos, donde vivían la abuela Tati y mi abuelo Tobby. Los recuerdos de todos los viajes los domingos a su casa irrumpieron en mi mente, siempre durante la madrugada porque papá y a mí nos gustaba juntarnos con el abuelo luego de llegar para irnos a cazar por el inmenso bosque detrás de la cabaña. Recordaba lo fresco que era el aire, frío y húmedo, pero perfecto para la vegetación que había.
Ahora esto no era más que una maraña de tierra seca.
—Esto solía ser bello —dije de repente, sin pensar en las palabras, y me encogí en mi lugar cuando todas las miradas cayeron sobre mí—. ¿Qué? Me encantaban los árboles de por aquí, nada más.
