Capítulo 19. Hicimos lo que sea para protegernos

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    CUIDÉ DE RUBY TODO EL CAMINO

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    CUIDÉ DE RUBY TODO EL CAMINO. Y debo admitir que me sorprendió el aspecto que fue tomando a medida que su cuerpo se ajustaba al esfuerzo que hizo por usar sus poderes de Naranja, porque palideció y se le crearon ojeras bajo los ojos, el sudor le corría como un río y su piel ardía en fiebre. También parecía tener alguna pesadilla con sus padres, porque la escuché murmurando sobre sus papás y lloriqueando en silencio.

Lo único que pude hacer fue refrescarle el rostro con un paño de agua.

–Ya, ya, Daly –le susurré acariciándole el cabello–. Es solo una pesadilla...

La tomé de la mano y ella pareció relajarse, porque suspiró alguna palabra que no llegué a comprender y se rindió al sueño nuevamente.  Y sé que no debería estar tocándola, sabiendo que tocando a las personas ella puede hacer con sus mentes lo que ella quiera, pero es que simplemente no le tengo miedo a Ruby.

He pasado mi vida entera con ella a mi lado y sé que no querría lastimarme aunque lo quisiera, porque somos amigas y compañeras y nuestro vínculo va más allá que cualquier cosa. Yo puedo intentar hacerle lo que sea, ya sea bueno o malo, y aun así sé que Ruby me respaldará en todo momento y lo mismo ocurre en su caso.

Así somos.

–Tengo que cerrarle esa herida.

Levanté la mirada para observar a Chubs, que tenía los labios hechos una apretada línea recta y la mandíbula tensa. Y aunque yo no quería dejar a Ruby con Chubs, tengo que hacerlo porque no quiero soportar su sequedad y sus preguntas porque a él no le tengo paciencia y fácilmente puedo alterarme y despertar a Ruby, y no quiero eso.

–Claro –suspiré y me levanté con cuidado del asiento, sin despertarla, y me senté en el copiloto.

Me arrepiento. Creo que con Chubs habría estado bien, porque si él es seco y reservado, Liam es lo contrario.

–No nos dijiste nada –dijo apenas me senté en el asiento del copíloto.

Suspiré.

–No era mi secreto para contar –respondí sin más, igual de seca y cortante que Chubs.

–Pero de haberlo sabido, nosotros...

–¿Ustedes qué, Liam? ¿Eh? ¿Le habrían dado la bienvenida con galletas y té frío? –giré el rostro para verlo–. Amigo, tú no pasaste por el susto que Ruby y yo sufrimos sólo con saber que con nuestro toque todo, literalmente todo se va a la mismísima mierda.

Todo era un completo silencio.

–Y luego está eso, el silencio –suspiré negando con la cabeza–. Pasamos seis años callando nuestra verdadera identidad que se hizo costumbre no decirle a nadie no por el hecho de que no confiábamos, sino porque lo mejor era no saber. Para nosotras y para los que nos rodeaban.

Game of Survival | The Darkest MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora