Capítulo 6. Daenerys Targaryen

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ERAN LAS SIETE DE LA MAÑANA CUANDO UN CAMIÓN ROJO PASÓ RUGIENDO JUNTO A NOSOTROS YENDO EN DIRECCIÓN CONTRARIA. Martin, Ruby y yo nos agazapamos lo más que se nos era posible para evitar que los soldados de las FEP nos vieran, pues claramente eran del gobierno por el magnífico cisne dorado que adornaba el lateral del camión.

—Están en todos lados —Cate negó con la cabeza—. Posiblemente se dirija a Thurmond.

Era la primera señal de vida que notábamos desde que habíamos salido de ahí... Bueno, desde que yo había despertado dentro del auto de la doctora Cate. De todas formas, había servido para ponernos en alertas. Incluso más alerta de lo que ya estaba, porque Martin aún seguía aquí y yo sólo lo quería a miles de kilómetros de distancia.

—Divertido, ¿verdad? —canturreó él y me costó averiguar a quién le hablaba realmente, si a Ruby o a mí.

—¿Crees que en Thurmond se hayan dado cuenta de nuestra ausencia? —le preguntó Ruby a Cate, evadiendo a Martin. Eso me sacó una sonrisa ladeada.

—Eso creo. Las FEP no tienen los hombres suficientes como para emprender una persecución, pero estoy segura de que para esta hora ya ataron cabos sueltos y descubrieron quiénes son.

—¿Qué quieres decir? ¿Que saben que somos Naranjas? Por lo que me dijiste, creí que ya lo sabían y por eso tuvimos que irnos tan deprisa.

No pude evitar quedarme con la boca abierta. ¿Ruby es una Naranja? ¿Cómo es que jamás me di cuenta...?

Desde que llegamos Ruby ha seguido el mismo listado de reglas que yo: mantén el perfil bajo y así no te descubrirán, y por eso siempre sospeché que había algo extraño con ella. Sin embargo, jamás en mis seis años con Ruby Daly creí que secreto era que, en realidad, era una Naranja.

Otro Lava Cerebros. ¡Qué bien!

—Esperen, esperen, esperen —interrumpió Martin, se enderezó en el asiento y me señaló con un dedo—. Sabemos que los Naranjas somos Ruby y yo, pero ¿y Vivianne? ¿Qué es ella?

Me quedé observándolo por un largo rato. Nunca rompí contacto visual con él a pesar de que su asquerosa, pervertida y arrogante mirada me daba unas ganas horribles de pegarle. Tal vez lo haga si seguía con su estúpido juego mental. El punto aquí era que, luego de tener una batalla de miradas, alcé mi mano izquierda y estiré los dedos y de cada punta salió una pequeña llama de fuego.

Su reacción fue incluso mejor de lo que esperaba, pues se pegó tanto a la puerta de su lado que creí que iba atravesarla y caer fuera del auto. No negaré que deseé que esa imagen se cumpliera, porque si antes detestaba a los Naranjas, ahora los quería quemar vivos a todos.

—Bueno, resulta que soy una especie de Daenerys Targaryen —mascullé con desinterés observando las llamas bailar alrededor de mi antebrazo, las vi continuar el mismo trayecto hacia mi muñeca y... cerré mi mano en un puño. Las llamas desaparecieron—. Sólo que en vez de tener dragones, saco fuego de mis manos.

—Estaban por descubrirlo —habló Cate, respondiendo a la pregunta de Ruby, aunque le vi un atisbo de sonrisa ladeada en mi dirección—. El objetivo de aquel Control Calmante era notar las presencias de Naranjas y Rojos. Y creo que nadie se esperaba que la prueba diera resultados tan rápido y por eso teníamos que sacarlos de ahí. Lo más pronto posible.

—Presencias —repetí con el ceño fruncido—. ¿Eso quiere decir que modificaron el Ruido Blanco o le añadieron algo más para que sólo Naranjas y Rojos fuesen afectados?

—Exacto. La Liga se enteró por casualidad del nuevo método que querían poner en práctica para filtrar a los niños etiquetados erróneamente en su llegada al campamento. Y bueno, supongo que saben que nosotros los adultos no podemos oír el Control Calmante, ¿verdad?

Game of Survival | The Darkest MindsWhere stories live. Discover now