Capítulo 40. Peleas

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      ESTABA SENTADA FRENTE A UN GRAN ESCENARIO, PAPÁ HABLABA CON EL TÍO RENOLD Y EL ABUELO TOBBY MURMURABA UNA CANCIÓN

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ESTABA SENTADA FRENTE A UN GRAN ESCENARIO, PAPÁ HABLABA CON EL TÍO RENOLD Y EL ABUELO TOBBY MURMURABA UNA CANCIÓN. Doctores iban de aquí para allá saludando a sus colegas, luciendo sus batas blancas bien planchadas y limpias, y a otros los entrevistaban. No podía encontrar a mamá por ninguna parte entre la marea de gente. Eso me puso nerviosa.

Me paré en el asiento y estiré el cuello lo más que pude, tratando de encontrar la corona de trenzas que mi mamá estaba luciendo aquella noche. No pude. Papá tiró de mí para volver a sentarme, pero yo me negué, no me gustaba estar rodeada de tanta gente y yo quería que mamá me abrazara. El abuelo Tobby trató de hacerme entrar en razón, pero yo me sacudí fuera de su agarre y el gancho de cabello que mamá me puso se me cayó.

Chillando, salté de la silla para buscarlo. Estaba oscuro y no lograba encontrarlo, así que me puse a llorar. El tío Renold me cargó en sus brazos mientras papá lo buscaba y trató de manera muy torpe ponerlo de regreso en su lugar, pero lo que hizo fue arruinar mi peinado aun más. Yo lloré con más ganas. Doctores nos miraron más de la cuenta y hasta algunos nos miraron con algún tipo de pena o compasión; no lo sé, yo estaba muy concentrada haciendo berrinches y queriendo encontrar a mi mamá para molestarme en los demás. Sin embargo, no fue hasta que llamaron a mi mamá al escenario para darle un premio por una investigación cardiaca que hizo y salió de maravilla.

Papá no pudo agarrarme a tiempo cuando corrí al escenario con ella.

El público aplaudía con ganas, pero por alguna razón el sonido me estaba afectando más de cuenta. Estaba aterrada y yo solo quería de mamá y que me arreglara el peinado que papá echó a perder. Ella, al verme, se agachó y abrió los brazos solo para mí y yo, con el rostro mojado por llorar, corrí hacia ella y me aferré a mi mami como aquella vez que tenía miedo de subirme sola en el columpio y ella me cargó en sus brazos, se montó y las dos pasamos un divertido día en los columpios.

Le dije un millón de veces que quiero irme a casa, mamá me dijo que solo tenía que decir su discurso y podríamos ir a comprar una Cajita Feliz en McDonald's. Me preguntó si estaba de acuerdo y yo asentí, escondí el rostro en su cuello y ella me cargó para encarar al público y recitar su discurso. Los que le dieron el premio me hicieron caras raras y yo no pude evitar reírme. Eran muy graciosas.

Esa noche no solté a mamá ni siquiera para dormir, y mi mami tampoco dijo nada al respecto, simplemente dejó que me aferrara a ella como si mi vida dependiera de ello y me abrazó, me besó la frente, las mesillas y la punta de mi nariz. Me llamó su bebé, su pequeña y su princesa. Su Vivy. Me cantó mi canción favorita de La Princesa y El Sapo y ella y papá jugaron conmigo y mis juguetes mientras compartíamos papas fritas y nuggets de pollo. Yo estaba muy concentrada en mi nueva muñeca de La Mujer Elástica de Los Increíbles que apareció en mi Cajita Feliz como para darme cuenta de la conversación que tenían mis padres sobre mi actitud en los premios, que me había dado un ataque de ansiedad y que estar rodeada de gente desconocida me hizo entrar en pánico.

Game of Survival | The Darkest MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora