Capítulo 7. Ya no más [MARATÓN DE FIN DE AÑO]

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    CORRÍ Y CORRÍ

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    CORRÍ Y CORRÍ. RUBY CORRÍA IGUAL DE RÁPIDO QUE YO, PERSIGUIENDO A LA NIÑA AMARILLA QUE, POR CULPA DE MI COMPAÑERA, SE ASUSTÓ Y HUÍA DE NOSOTRAS. Y lo peor de todo no era eso, sino que Ruby no paraba de llamarla a gritos mientras que a mí no me importaría en lo más mínimo noquearla con tal de callarle la boca, pero como las tres corríamos a una velocidad que llevaba un muy buen tiempo sin correr, no quería arriesgarme a caerme y partirme la cara, dándole la ventaja a Cate y su novio de encontrarme y arrastrarme a La Liga de los Niños con ellos.

Así que corrí tras Ruby mientras ella perseguía con afán a la niña Amarilla.

La perseguimos por el solar detrás de la gasolinera, que, para mi sorpresa, constituía de un aparcamiento de cuatro plazas, cuando por su alta vegetación pensé que solo había puros montes detrás de la gasolinera. Vi a la niña tropezarse con el asfalto y Ruby intentó agarrarla, pero la niña era muy escurridiza y se las arregló para recobrar el equilibrio y seguir corriendo, aumentando de velocidad.

—¡Solo quiero hablar contigo! —le gritó Ruby, jadeando—. ¡Por favor!

—¡Ruby! —La detuve antes de que siguiera corriendo—. ¡¿Qué demonios crees que haces?!

Ruby me miró como si hubiera perdido la cabeza.

—Esa niña puede ayudarnos. ¿Acaso no lo ves?

—Lo único que veo es que perseguimos a una niña que probablemente crea que somos las FEP. Además, está en todo su derecho de huir, si estamos llamando mucho la atención, Ruby.

—¿Qué atención? Aquí no hay nadie, Vivianne...

—¡Ruby! ¡Vivianne!

Giré sobre mis talones para ver a Martin trotar hacia nosotras.

Detrás de mí, Ruby aguantó el aire en una exclamación de sorpresa.

—A eso me refiero, Daly —me giré para verla—. Y ahora corremos. ¡Vamos!

Así que corrimos. No teníamos de otra que seguirle el paso a la niña Amarilla, ella era nuestra única vía de escape. Pero, para nuestra sorpresa, la niña parecía estar esperándonos detrás de un árbol, cuando yo había pensado que había desaparecido con tal de salvar su vida. No obstante, volvió a echarse a correr a medida que nos acercábamos.

Dejamos los árboles y entramos en una calle desierta. Junto a nosotras, a nuestra izquierda, había una hilera de casas con ventanas bloqueadas por tablas de madera en una perfecta X y cuando Ruby yo creímos que la niña se iría a esconder en una de esas casas abandonadas, la niña Amarilla dio un brusco giro a la derecha y corrió hacia un monovolumen estacionado en la acera.

Era un auto destrozado, con el parachoques, las puertas laterales y el techo abollados, más los faros rotos y descompuestos y la pintura negra cayéndose poco a poco. Lo único que el pobre monovolumen conservaba eran las iniciales inscritas en letra cursiva "LIMPIEZAS BETTY JEAN". Sin embargo, era una vía de escape.

Game of Survival | The Darkest MindsWhere stories live. Discover now