Capítulo 32. La memoria USB

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    ME SENTÍA ENFERMA, EXTREMADA Y RIDÍCULAMENTE ENFERMA TRATANDO DE NO IMAGINARME AL SUREÑO PARADO JUSTO DONDE ESTABA PARADO COLE

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    ME SENTÍA ENFERMA, EXTREMADA Y RIDÍCULAMENTE ENFERMA TRATANDO DE NO IMAGINARME AL SUREÑO PARADO JUSTO DONDE ESTABA PARADO COLE. Respiré hondo por la nariz, presionando la mano que había colocado en la espalda baja de Ruby para que regresara su atención a la realidad y saliera de sus pensamientos que sabía que solo la atormentarían como mi mente amenazaba con hacer.

Ruby estaba tan pálida que creí que ya no le quedaba sangre en el cuerpo, mientras que Cole permanecía extremadamente quieto sin dejar de quitarle los ojos de encima a Alban, como si de esa manera pudiera saber si esto iba en serio o era una especie de prueba.

Recuerdos de una casa en Maryland vinieron a mí, promesas de amistades susurradas y abrazos compartidos, todo para ser borrado minutos después, y el chico con acento sureño y tendencia de héroe se alejó de nuestras vidas sin saber que nosotras habíamos sido parte de la suya.

Sabía perfectamente que Alban no quería que Ruby hiciera con Cole lo mismo que le hizo a Liam, aun así la similitud del era perfecta y me hizo sentir un revoltijo nauseabundo en el estómago.

—Oh, vamos, chico. Me han dicho que no duele para nada, y si lo hace, Ruby parará enseguida. ¿No es así, Daly? —Alban se echó a reír—. Eres el primero en saltar del acantilado para infiltrarse en las FEP, ¿pero no puedes dejar que una chiquilla entre en tus recuerdos por el bien de tu familia y el de tu país?

Cole lo miró.

Me obligué a mí misma a permanecer impasible, a no mostrar mis emociones y mi repentino fastidio contra la cabeza de la Liga de los Niños. Pensé en tomar uno de los libros de sus estantes para golpearle la cabeza con él, pero tampoco lo consideré prudente...

Aunque tampoco lo era usar el típico patriotismo para obligar a Cole a hacer algo que no quería hacer.

Lo que Alban quería no era ni siquiera una petición, sino una orden, pero Stewart #1 era lo suficientemente inteligente para concordar con el concepto que Alban tiene de libertad.

—Muy bien —Cole se giró hacia Ruby—. ¿Qué tengo que hacer?

—Dame tu mano.

—Sé gentil conmigo, ¿quieres, amor?

Oh por Dios.

—¿Qué estoy buscando, exactamente? —le preguntó Ruby—. Dime qué es, su tamaño, el color. Dame todos los detalles que puedas.

—Una memoria USB, prácticamente. Es casi del tamaño de mi pulgar.

—Intenta recordar los últimos momentos que tienes, ¿sí? Trata de traerlo a la mente y mantelo ahí, si puedes.

Cole asintió y cerró los ojos. Vi su pecho alzarse dos veces y los dos suspiros que soltó fueron pesados y fuertes, luciendo casi relajado mientras que yo podía ver cómo los ojos de Ruby se movían de aquí para allá debajo de sus párpados cerrados.

Game of Survival | The Darkest MindsWhere stories live. Discover now