Capítulo 13. Walmart

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      EN EL CAMINO LE CEDÍ MI ASIENTO A RUBY PARA QUE DESCANSARA PUES SU CABEZA PRÁCTICAMENTE SALÍA POR LA VENTANA DEL ASIENTO DE COPILOTO

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EN EL CAMINO LE CEDÍ MI ASIENTO A RUBY PARA QUE DESCANSARA PUES SU CABEZA PRÁCTICAMENTE SALÍA POR LA VENTANA DEL ASIENTO DE COPILOTO. Seguimos andando por Staunton y Lexington, y recordando vagamente el camino que mamá y yo tomábamos para ir a Walmart, guié Liam alegando que seguramente el lugar estaría abandonado y podríamos pasar la noche ahí dentro.

Ruby y Chubs despertaron justo cuando llegamos, notando cómo el color anaranjado del atardecer hacía ver al centro comercial abandonado como una imagen digna de una película apocalíptica. Sin embargo, eso era lo de menos, porque todos mis sentidos estaban concentrados en mi antiguo hogar, el cual está a diez minutos en auto, en Salem.

Ruby me había dicho que también era de Salem y yo le conté en cuál vecindad solía vivir, la cual, casualmente, estaba junto a la suya. Mi amiga no tenía que decirme lo que había hecho para que sus padres la dejaran en manos de las FEP, su nerviosismo y la forma ansiosa en la que se retorcía las manos me decía que era lo suficientemente agobiante para su alma como para ponerla así.

Liam salió del monovolumen, diciendo que nos quedáramos aquí, pero Zu me tomó de la muñeca y me obligó a mirarla, girándome en mi asiento para darle la cara tanto a ella como a Ruby y Chubs.

—Nosotros nos quedaremos aquí —me dijo Chubs y con la barbilla señaló a Liam, que estaba por entrar por las puertas destrozadas de Walmart—. Ese terco necesita apoyo. Tú lanzas fuego. Eso servirá.

No necesitaron decir nada más. Tomé mi espada —si es que la puedo llamar así— y salí de Black Betty, básicamente ordenándoles a los demás que toquen la bocina tres veces si algo pasa y una vez para avisarnos si alguien viene. Eso llamó la atención de Liam, que me esperó en las puertas y me miró con una ceja alzada cuando estuve a su lado.

—No hay nada que pueda hacer para que vuelvas, ¿verdad?

Negué con la cabeza y empuñé mi arma blandiéndola dos veces.

—Eres un Azul, yo soy una Roja y tengo un arma filosa. —Lo miré de reojo—. Hacemos un buen equipo.

Liam sonrió.

—Bueno eso me convenció. Vamos.

Entramos con cuidado, tratando de no pisar los fragmentos de cristal y evitar hacer ruido. Liam caminaba con las manos en los bolsillos y arrastraba los pies, como si no considerara la posible idea de que pueda haber personas escondiéndose aquí que podrían hacernos daño. Mientras tanto, mantenía una compostura alerta, sujetando mi arma con la mano izquierda y mi mano derecha se mantenía oculta detrás de mí, dedos extendidos y rígidos, lista para atacar con mi poder de ser necesario.

—¿Tienes una idea de cuánto tiempo estuvimos Chubs y yo escondidos? —me preguntó el Sureño, probablemente para romper el silencio—. No fue agradable para ninguno, pero, al menos, Chubs pudo quedarse en la cabaña de sus abuelos en Pensilvania.

Game of Survival | The Darkest MindsWhere stories live. Discover now