Capítulo 53

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- No -se quejó Mimi.

La rubia entreabrió los ojos alertada por el llanto de su pequeña, le daba una pereza enorme levantarse, y sabía que si lo hacía ya no iba a poder dormir más, ya era de día y los rayos de sol entraban a la habitación a través de los huecos de las persianas.

Pero no le quedó otra, parecía que Ana no se había inmutado, o no quería inmutarse de las quejas de la pequeña, así que la rubia se levantó de la cama y cogió en brazos a Mimi. Como era de esperar, la niña dejó de lloriquear en cuanto estuvo en sus brzos, aún así seguía algo inquieta.

Eran las ocho y media de la mañana, y según los cálculos de la madre ya debía hacer casi cuatro horas desde la última toma de la pequeña, así que asoció el agitamiento de Mimi a sus ganas de comer.

A la rubia le daba pena tener que despertar a su mujer, y más cuando ella ya estaba desvelada, pero era obvio que había momentos dónde la morena era insistuible, y por mucho que quisiese ella no podía darle el pecho a su hija.

- Ana amor -le dijo suavemente y tratando que su despertar fuese lo más agradable posible.

- Un poquito más -le pidió Ana que quería seguir durmiendo.

- Mimi tiene hambre -le insistió la rubia a lo que la morena no tuvo más remedio que incorporarse.

- Trae -le pidió Ana aún con los ojos pegados y ya sentada en la cama.

Estaba claramente aún muy adormilada, pero por suerte aquello no requería de demasiado esfuerzo. Así que Mimi le pasó la niña para que la cogiera ella en sus brazos y le diese de comer.

- Que grande está ya -comentó Mimi que intentó darle conversación a su mujer para que no se durmiese aunque sabía que muy probablemente no le iba ni a responder.

- Felicidades -bablbuceó Ana que, apesar de estar recién desperada no se había olvidado del día que era.

- Te quiero -respondió Mimi que francamente aún no se había dado cuenta de que día era, pero en cuanto se lo dijo lo recordó- Muchas felicidades, en cuánto se despegue de ti te doy el abrazo que te mereces -añadió.

- Pues nada, un año más, ya es veinticuatro de julio otra vez -comentó la morena que le hacía ilusión ese día, pero sabía que no habría ninguna celebración especial.

- Y veinte años de esto -añadió Mimi señalando su anillo del dedo anular, en la mano izquierda.

- Si te soy sincera, cuando nos casamos no me esperaba que nada de esto fuese a ocurrir -reflexionó Ana.

- ¿Nada? -le preguntó Mimi.

- Casi nada -se corrigió.

La verdad es que ninguna de las dos creían lo suficientemente en ellas mismas como para pensar que iban a poder tener la familia que tanto deseaban y querían. Además, tampoco es que tuviesen mucho apoyo de su entorno, así que les costaba imaginar que lo iban a conseguir.

- Yo tampoco pensé que llegariamos a lograr todo esto -admitió la rubia- Y si lo piensas es una locura.

- Pues no sé si estos años me han pasado rápidos o lentos -le comentó Ana- Lo recuerdo como si fuese ayer, pero a la vez no puedo sentirme más lejos de esa Ana.

- Lo que tengo claro es que han sido muy intensos y nos hemos aburrido poco -añadió la otra.

- Muy muy poco -dijo Ana mientras seguía con su niña en brazos y la observaba pensando en todo lo que había sucedido en tantos años.

- Mira -llamó Mimi la atención de su mujer cogiendo su móvil y viendo un mensaje- Mi madre nos dice que feliz aniversario de porcelana, ¿porcelana? -se preguntó a si misma y releyendo la palabra por si se había confundido, porque no sabia a que se referia con eso.

Nueve y medio | ‪WARMIWhere stories live. Discover now