Capítulo 30

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- Buenas noches -dijo Ana entrando en la habitación como cada noche.

No podía evitarlo, le era imposible no decirlo cada vez que entraba después de acostar a las niñas. Pocas veces recibía respuesta ya, pero aún así ella persistía haciéndolo.

Esa noche no fue especial, y sin recibir respuesta entró en el baño para seguir su rutina, se ponía crema en la barriga para tenerla bien hidratada y que le quedasen la menor de las estrías en su piel, aunque eso no le importaba realmente, era un momento relajante e íntimo donde conectaba con su pequeña.

Con las yemas de sus dedos reparó unos instantes en uno de sus tatuajes. Estaba en su costado y rezaba ella. Que estupidez fue hacerse aquello, pensó soltando una ligera risa, por lo menos no se había tatuado su nombre.

Una vez terminó, tiró su ropa en el cesto de la ropa sucia y se puso su pijama. Ana salió de allí dispuesta a meterse en la cama, cerrar sus ojos ya cansados para despertar ya al día siguiente, y vuelta a empezar.

- Buenas noches -la sorprendió Mimi al salir del baño.

- Buenas noches -respondió esta por pura educación.

- ¿No vamos a hablar de lo que ha pasado? -preguntó Mimi algo mosqueada.

- No debería haberle dicho que sí, lo siento -admitió la morena- pero es muy difícil tener que consultar todo contigo, no veía nada de malo en que Cloe bajase a dar una vuelta con una amiga, si es que ya ha terminado los exámenes.

- No quedamos en eso Ana -le reprochó- Además que mañana tiene el examen de inglés y sabes que hay mucho nivel en la academia, debería haberse quedado estudiando.

- No me acordé, perdón, de verdad que lo siento -se excusó de nuevo- Pensé que era una tontería consultártelo, pero ya veo que no.

- Tu misma me dijiste que no nos llevásemos la contraria delante de ellos -le reprochó- y yo ya le había dicho que no esta mañana -le repitió de nuevo.

Esa discusión ya la habían tenido horas atrás, cuando Mimi llegó a casa y se encontró con que Cloe no estaba en casa. No habían sacado nada en claro, solo que la rubia estaba muy mosqueada con Ana, a pesar de haberle pedido disculpas cientos de veces.

- Pues a mí no me habías dicho nada de eso -se quejó Ana- Entonces, ¿qué? Tu has tomado la decisión sin consultarme a mí, ¿no? -le echó en cara, con toda la razón.

- Ana deja de tergiversar mis palabras, sí tiene un examen al día siguiente no puede salir, y punto -zanjó la rubia que lejos de querer hablar solo quería confirmar que tenía la razón.

- Mimi -la llamó la morena.

- Ni Mimi ni nada es que joder Ana -se quejó esta.

- Mimi no, un segundo -dijo sentándose a los pies de la cama algo mareada- por favor -balbuceó antes de que sus ojos quedasen en blanco y su cuerpo se desplomase encima de la cama.

- ¿Ana? ¿Estás bien? ¡Ana! ¡Ana joder! ¿Que te pasa Ana? ¡Joder! -gritó sin quitar los ojos de la morena mientras la zarandeaba para qué reaccionase- ¡Ana por dios! ¡Ana joder no me hagas esto!

- ¿Qué pasa? -interrumpió asustada y alertada por los gritos la hija mayor- ¡Mami! -gritó asustada al ver lo que estaba sucediendo allí dentro.

- Cloe ayúdame -le pidió Mimi qué soltó a Ana para agarrar el móvil y llamar a una ambulancia.

- ¡Mami! ¡Mami! -siguió Cloe zarandeando desesperada a Ana y sin saber que diantres es lo que le pasaba ni lo que debía hacer.

- Mi mujer, se ha desmayado o no sé, no sé que le pasa, está embarazada, de repente ha perdido la consciencia -le explicó a quién le atendió detrás del teléfono.

Nueve y medio | ‪WARMIWhere stories live. Discover now