Capítulo 26

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Después de la bronca con Cloe unas noches atrás, Ana parecía haber entendido la lección que le había dado su hija. Quizás no debería, pero se sentía mal por todo lo que había hecho, por haber mentido a su propia hija y haber tenido pensamientos tal vez, poco adecuados.

Estaba claro que tenía que hacer un cambio de chip, aunque las cosas no fueran como ella quería con Mimi, no podía permitirse que fueran mal también con los niños. Sabía que ellos necesitaban de su atención y cariño, y ella no podía negarles eso.

- Sí que os ha dado con los álbumes niñas -comentó Ana- ¿No queréis hacer otra cosa? -les preguntó cuándo ya habían repasado tres de ellos aquella tarde.

- Es que a mí me gusta que nos cuentes historias -dijo Lola.

- Bueno va, pues trae -dijo Ana resignada y agotada mentalmente de tener que hacer tanta memoria- A ver qué viene ahora -continuó cogiendo el álbum que la rubia le tendía en sus manos.

- Por fin sale mami embarazada -exclamó Lola que ya le parecía extraño no haber visto a su madre en aquel estado aún.

- Sí, por fin -dijo Ana con una ligera sonrisa.

Ana había deseado a ese bebé con todas sus fuerzas, tras más de cuatro años después del aborto, se había visto con fuerzas para enfrentarse a un embarazo de nuevo, eso si, con mucho miedo de que pudiese ocurrir aquello de nuevo, pero con la fortaleza suficiente de poder enfrentarse a ello.

- Estaba muy contenta de tener a Emma dentro de mi -comentó la morena mientras alargaba el brazo para acariciar a su hija.

Emma era su bebé arcoíris, la pequeña tenía que ser una alegría que terminase de sanar, por fin, la herida que llevaba abierta en Ana desde hacía años. Aunque muy prudente, Ana no podía contener su felicidad y andaba todo el día con una sonrisa de oreja a oreja, parecía que por fin volvía a ser ella.

- ¡Ay! Está malita -exclamó la rubia algo asustada al ver las primeras fotos de Emma recién nacida.

- Este silencio -comentó Mimi disfrutando de la tranquilidad de su casa un martes a media mañana.

- Esto antes me daba miedo -admitió Ana haciendo broma- Bueno, de hecho, ahora también -se corrigió riendo.

- Esto de tomarnos un día libre de vez en cuando no está tan mal, ¿eh? -añadió Mimi.

- Pues cariño, no creo que haya ninguno más en mucho tiempo -le respondió Ana.

Ya faltaba poco para la llegada del bebé, tan solo un par de meses. Ana y Mimi habían aprovechado la visita rutinaria a la ginecóloga para tomarse un día libre, no iban a hacer nada, solo descansar y disfrutarse la una a la otra en paz. Seguramente, sería la última vez en muchos meses que iban a poder tener una mañana así.

- Pues disfrutemos -añadió Mimi dejando su taza de té en la mesa y apoyándose en la silla.

- Mimi -llamó Ana a su mujer desde la silla de enfrente algo confundida y asustada.

- ¿Qué? -preguntó Mimi aún más perdida.

- Mimi, ¿qué es esto? -dijo la morena levantándose de su silla y dejando ver sus pantalones empapados.

Temía con todas sus fuerzas lo que a sus ojos parecía evidente, no quería ni pronunciar aquellas palabras, era como estar viviendo una auténtica pesadilla de la que deseaba despertarse de un momento a otro.

- ¡Por dios Ana! -exclamó Mimi levantándose de la silla de inmediato y sin tener ninguna duda de lo que estaba pasando allí- No, no te levantes -le indicó tratando de pensar que sería lo mejor en aquel momento para ella, pero sin tener realmente mucha idea de lo que debía hacer- Tengo que llamar a una ambulancia, ¿vale? -dijo intentando tranquilizar a su mujer, aunque realmente eso fuera imposible en aquellos momentos- Voy a por mi móvil

Nueve y medio | ‪WARMIWhere stories live. Discover now