Capítulo 49

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Apenas hacía unos minutos que Ana había terminado de cenar, pero ya estaba en el quinto sueño. Era evidente que estaba muy cansada, minutos antes de romper aguas le había dicho a Mimi que necesitaba descansar, y evidentemente todo lo que hizo fue lo contrario a reposar.

La pequeña Mimi reposaba de la misma forma en su cunita, durmiendo como un angelito. Su madre la observaba sin querer hacer un mínimo ruido que la pudiese desvelar, estaba embobada viéndola e incluso le daban ganas de llorar de lo preciosa que era la pequeña.

Lo cierto es que ella también estaba cansada, física y emocionalmente, pero no quería dormirse, no veía el momento de dejar de observar a su niña y a su mujer, quería permanecer despierta a su lado estando pendientes de esa. Además, que ya sabía lo que le costaba reposar en una habitación de hospital.

- ¡Buenas noches! -irrumpió una enfermera en la habitación.

- Buenas noches -le respondió la rubia con la voz muy baja indicándole así que hiciera lo mismo para no despertar a ninguna de las dos.

- Veo que las dos ya están descansando -comentó la chica- Venía a comprobar que la mamá estuviese bien, pero ya veo que está de maravilla y muy bien acompañada, no la voy a despertar ¿eh? que lo que necesita es descansar. ¿Se ha encontrado bien, cierto? -le preguntó a Mimi para asegurarse de que todo estaba en orden.

- Sí, solo estaba cansada y algo adolorada -le explicó su mujer- pero está bien.

- Perfecto entonces. Mañana a primera hora vendremos a buscar a... -dijo tratando de leer el nombre que había anotado en la cuna- ¿Mimi? para hacerle las pruebas que le faltan, pero todo parece estar bien, así que pronto podréis volver a casar y descansar de verdad, si es que os deja.

- Claro, estaré despierta y pendiente de eso, no lo dudes, no creo que vaya a poder descansar mucho esta noche -le respondió la rubia.

- Pues deberías mujer, si necesitas un cojín y cualquier cosa me lo puedes pedir a mi o a cualquier compañera, ya verás que irán pasando a lo largo de la noche, ¿vale? -le ofreció la enfermera.

- Gracias -le agradeció Mimi.

- ¿De dónde viene el nombre? ¿Es Mimi, no? -le preguntó la chica queriendo saciar su curiosidad- No lo he escuchado nunca.

- Es un apodo, bueno era, porque ese es su nombre -le explicó- Yo me llamo Míriam y bueno casi todo el mundo me conoce como Mimi, a mi mujer le hacía ilusión que se llamara como yo -le confesó con una tierna sonrisa que delataba lo mucho que se querían esas dos.

- Al final todos caemos en poner un nombre de la familia a nuestros hijos -comentó la chica- Me gusta mucho y tiene mucha personalidad, es adorable, como la pequeña -dijo mientras se miraba a la bebé tiernamente- Eso si, tiene la nariz de su otra madre -añadió.

- Y el pelo super oscuro -comentó Mimi que ya se había fijado y mucho en todos los rasgos de la pequeña.

- Bueno, os dejo que me llaman, espero que podáis descansar -se despidió la enfermera.

Mimi se acercó de nuevo a su niña y la volvió a observar, lo hacía como si fuera la primera vez, como si no se supiese ya de memoria sus ojos, su nariz, sus orejitas y sus labios. La había repasado de arriba a abajo miles de veces, era una niña grande y redondita y daban ganas de achucharla todo el tiempo.

A los ojos de su madre era simplemente perfecta, y en esa perfección personificada también veía, cómo no, a su mujer, sin duda alguna esas dos no iban a tener el mismo nombre, pero si iba a guardar un parecido muy grande.


🖤🖤🖤



- Qué sensación -dijo Lucía dejándose caer encima de la cama- Por fin todos dormidos y la casa en silencio.

Nueve y medio | ‪WARMIWhere stories live. Discover now