Capítulo 32

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- Ya que tengo el marco voy a usarlo para algo, ¿no? -comentó Ana que andaba cambiando la foto del cuadro que llevaba años escondido en su cajón.

Ana había conseguida una muy buena foto de su pequeña, aunque eso solo era una ecografía azulada, se le veía muy bien la carita, y la morena, que por fin había recuperado la ilusión de estar embarazada y traer un bebé al mundo, quería tener la imagen de la pequeña bien presente en su despacho.

- No sé Ana, ¿quién enmarca una ecografía teniendo siete hijos más? -le preguntó Nuria irónica, pues a sus ojos había mil fotos mejores para tener y presumir en su escritorio antes que aquello.

- Pues mira yo -respondió Ana cerrando las pestañas del marco- Queda bien ¿eh? -comentó mientras le mostraba el resultado.

- Pues que quieras que te diga, tu niña sale guapísima -dijo Nuria con una tierna sonrisa, le era innevitable hacerlo con los bebés, eran una debilidad para ella- Creo que tiene tu nariz -comentó.

Ana giró el cuadro de nuevo para mirarlo, tal vez sí, tenía una nariz chiquitita y adorable, pero aún era pronto para empezar a hacer comparaciones. La morena quedó unos segundos embobada admirando a su pequeña y pensando en como la quería y como su llegada iba a cambiarle la vida, para bien, hasta que alguien golpeó la puerta.

- ¡Hola! ¿Puedo pasar? -preguntó una de sus alumnas, Lucía, que sacaba la cabeza por detrás de la puerta.

- No la dejáis ni un día en paz ¿eh? -le comentó Nuria a la chica- Te reclaman de nuevo Ana -alertó a la morena que seguía embobada con su marco de fotos- Yo me voy, os dejo solas -dijo abandonando el despacho.

- Pasa, pasa -invitó Ana a la chica a sentarse, ya que esta se había quedado plantada en la puerta esperando una respuesta de la profesora.

- ¿Cómo estás? -se interesó Lucía.

Era evidente para todos sus alumnos que algo le había sucedido el día anterior, pues no había asistido a clase, y eso no era nada propio de Ana, y mucho menos que lo hubiese hecho sin avisar previamente. Y aunque Lucía ya tenía sus propias fuentes de información, no podía desvelarlo así que se decidió por hacerse la tonta y preguntar.

- Bien, bien -respondió Ana- Perdón por el plantón de ayer -se disculpó- tuve un pequeño susto -le explicó sin dar más detalle.

- Nada, no te preocupes tenía que venir igual, ¿está todo bien? -insistió de nuevo.

- Claro que sí, tranquila que no me voy a coger la baja y no les voy a dejar colgados -comentó bromeando- Cuéntame, ¿cómo va? ¿qué hicieron ayer en clase?

- La verdad que ayer no fui a clase Ana -le confesó a sabiendas de que esa decisión no había sido la más acertada- Es que como nos mandaste el mensaje de que no vendrías, pensé que no valdría la pena venir -se excusó con algo de culpa.

- Pues mandé unos ejercicios para hacer en clase -le comentó Ana- pero supongo que solo fueron cinco personas, como siempre que falto -se lamentó la canaria.

La verdad que Ana siempre tenía algo preparado por si algo así ocurría, era bastante probable que hubiera un imprevisto a lo largo del curso, con tantos hijos siempre podía ponerse malo alguno y tener que tomarse el día libre para cuidarlo.

No le decepcionó mucho la respuesta de la chica, sabía que nadie iba a clase cuando faltaba un profesor, pero le molestó que ni siquiera hubiera mirado en el aula virtual donde había pasado la información la tarde anterior.

- Perdón -se disculpo la chica- Es que tenía algo importante que hacer -se excusó- Y se me pasó mirar si habías mandado ningún mensaje.

- Espero que al menos pasaste una buena mañana -comentó Ana con una sonrisa, era obvio que eso era una excusa barata y probablemente se hubiese pasado el día libre con alguno de sus amigos- Y dime, ¿a qué venías? ¿Teníamos una tutoría? -preguntó confusa, pues no tenía nada apuntado en su agenda.

Nueve y medio | ‪WARMIWhere stories live. Discover now