Capítulo 46

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- Mami, ¿cuándo va a nacer Mimi? -le preguntó Inés a su madre, y es que en los últimos días la pequeña no hacía nada más que hablar y preguntar sobre su nueva hermanita.

La verdad es que ya lo sabía practicamente todo, porque ya lo había preguntado y se lo habían explicado, pero la mayoría de cosas también se le habían olvidado. Las madres habían notado a la niña muy inquieta y curiosa respecto al tema, era evidente que la llegada de Mimi era inminente y como era de esperar, Inés estaba nerviosa y expectante.

- Pues no lo sé Inés, cuando quiera ella -le respondió Ana que estaba distraída haciendo la cena y no podía entretenerse a explicarle aquello detenidamente de nuevo.

- Jo, yo quiero que nazca ya -se quejó la niña- Es que ya llevo mucho tiempo esperando -añadió.

- Lo sé hija, pero créeme que yo tengo más ganas -le respondió Ana que estaba deseando más que nadie dar a luz y quitarse, también literalmente, aquel peso de encima que suponían las últimas semanas de embarazo.

- ¿A que sí? Yo quiero saber si será rubia o morena y de qué color tendrá los ojos -dijo la pequeña curiosa que ya había imaginado a su nueva hermanita de mil formas en su cabeza- Y tengo mucho amor y besitos para darle -añadió tiernamente.

- Claro, la vas a querer mucho, ¿a que sí? -comentó Ana que quería incentivar ese amor de la niña hacía su hermana, ya que realmente le daba un poco de miedo que cuando naciera pudiera ponerse celosa.

- Yo también -añadió Mimi que acababa de entrar a la cocina y había escuchado el comentario de Ana .

La rubia no desaprovechó la ocasión para acercarse a abrazar a Ana y acariciar su barriga, donde se encontraba su pequeña. Si hubiese sido por ella, se hubiese quedado así toda la noche o toda la vida, pero tenía que ayudar a su mujer con la cena, así que pronto se separó de ella.

- Pero, ¿qué día ha dicho el médico que tenía que nacer? -preguntó Inés que seguía insistente con el tema de su hermana.

- El seis de junio -le respondió Ana.

- ¡Ala! Pues falta un montón -se quejó la niña.

- No tanto, mira el calendario -le pidió Mimi señalando el que colgaba de la pared de la cocina, para así distraerla un rato contando los días que quedaban- ya verás que quedan solo tres semanas, eso pasa volando -le explicó.

La verdad es que la táctica de la rubia funcionó, pero solo por un rato. La niña se distrajo contando, o intentando contar, los días que quedaban, pero lo cierto es que ese calendario no la convenció para nada, y es que para ella tres semanas eran un montón.

- ¿Y qué pasa si el bebé quiere nacer y mami está trabajando? -se preguntó la niña que no dejaba de imaginar como iría todo aquello y necesitaba saciar su curiosidad.

Podría parecer pesada, pero la verdad es que a sus madres no les molestaba, era normal que tuviese dudas, de hecho eso demostraba que estaba muy interesada en aquello, y tanto para Mimi como para Ana les parecía muy tierno.

- Pues que va a pasar Inés -respondió Ana riendo inevitablemente a la pregunta- Pues me tendré que ir al hospital, ¿no crees?

- ¿Y no te da miedo? -le preguntó la niña- A mi me da miedo el hospital -confesó.

- Miedo, ¿por qué? -le preguntó Mimi- Si el hospital es un lugar bueno -añadió.

- Claro, allí te curan y te ayudan -le explicó la morena.

- Ya, pero no me gusta ponerme malita -dijo la niña que como era de esperar relacionaba el hospital con aquello.

- Pues mira, ¿ves la verdura? -le preguntó Mimi que la estaba hirviendo en una olla.

Nueve y medio | ‪WARMIWhere stories live. Discover now