Capítulo 25

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- Que ganas de terminar segundo de bachillerato y venir aquí -le comentó Cloe a su amiga mientras daban una vuelta por el campus.

La Universidad, a los ojos de esas dos estudiantes de último curso de secundaria, les parecía algo así como el paraíso. Un montón de gente mayor y guay, un césped verde, un bar en cada esquina para tomar una cerveza y estudiar aquello que realmente deseaban, totalmente lo contrario de lo que tenían en su instituto de barrio.

- Es que mira la gente tía -le comentó la otra- parecen tan felices -dijo can algo de rabia debido a la envidia que le producían.

- Buah es que esto debe ser otro rollo -continuó Cloe que miraba embobada cada rincón- encima me ha encantado la reunión de la facultad -le explicó a su amiga ilusionado.

La chica aún no tenía muy claro qué quería estudiar, de hecho solo estaba segura que lo suyo eran las ciencias sociales, le llamaban muchas carreras, pero ninguna lo suficiente para dedicarse a ella toda la vida.

Sus madres no le ponían prisas para aquello, pero el ciclo de la vida y verse a pocos meses de selectividad sin saber que es lo que quería hacer con su vida era algo inevitablemente agobiante.

Por suerte, esa visita a la Universidad le permitió decidirse de inmediato, quería estudiar en la facultad de Comunicación, no sabía el que, pero claro estaba que ahora le faltaba lo más importante, sacar la suficiente nota para poder acceder a ella.

- Entonces, ¿te vas a decantar por comunicación? -le preguntó su amiga que, por el contrario, tenía muy claro, desde bien pequeña, que quería ser abogada.

- Me parece que sí -respondió Cloe.

- Buah tía, ¿no deberíamos ir volviendo a casa? -comentó al darse cuenta de la hora que era.

- ¿En serio? No me seas cortarollos tía -se quejó Cloe- Encima, ya sabes que en mi casa hay marrón -añadió.

- Joder tía, es que la que se lió con tus hermanas el otro día en el insti -dijo Marta al recordarlo.

- Ni me hables de eso, todo el mundo lo sabe -reconoció algo avergonzada- que asco, es que de verdad todo esto es un asco, seguro que estás cosas aquí no pasan.

- Oye -interrumpió la amiga dándole un golpecito en la espalda- ¿Esa tía no es la que conocimos la otra noche en la disco?

- Buah tía si -respondió Cloe emocionada- ¿Le decimos algo? -retó a su amiga.

- Venga -le animó la otra.

- ¡Hola! -saludó Cloe con un poco de vergüenza a la chica, pero lo hizo porque tampoco tenía nada que perder.

- Anda, como vosotras por aquí -dijo la chica sorprendida- ¿Hacéis unas cervezas? -les propuso.

No costó nada convencer a aquel par, pues de hecho es lo que estaban deseando y con ella tuvieron la excusa perfecta. Ambas sabían que deberían haberse ido a casa y estudiar para los exámenes que tenían esa misma semana, pero no se pudieron resistir a tal petición.

Estuvieron más de una hora sentadas en la terraza de un bar mientras se tomaban su cerveza, hablando de un montón de temas, pero todos ellos irrelevantes. La chica, se terminó su cerveza, mucho antes que las dos amigas, que realmente no les gustaba mucho esa bebida, así que, prediciendo que eso iba para largo se levantó a por otra.

- Tía, ¿esa de allí con la que está hablando Lucía no es tu madre? -le preguntó estando casi segura que era ella, pero sin podérselo creer.

- Que cojones, pero si me dijo que tenía clases toda la tarde -comentó la chica sin entender nada de lo que estaba sucediendo allí- Mira, de 3 a 6 y de 6 a 9 -continuó enseñándole el mensaje que le había mandado su madre esa misma mañana- Estará en un descanso ¿no? Y ella... ¿Ella es su alumna? -preguntó con algo de miedo.

Nueve y medio | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora