Capítulo 62 · Demasiado tarde ·

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Cuando abrió los ojos al retornar de la inconsciencia, lo hizo por el dolor agonizante que se revolvía en su vientre. Era tan intenso y persistente que no entendía cómo había podido estar dormida mientras su cuerpo era sometido a un sufrimiento como aquel.

El techo sobre su cabeza se convirtió en un objetivo al que mirar para pensar en cualquier otra cosa que no fuera el sentimiento de angustia. Había un fresco pintado a mano y una enorme lámpara de cristal de aspecto caro que no reconocía en absoluto.

No sé dónde estoy.

Cerró otra vez los ojos al notar una aguda punzada recorrerle la columna vertebral. Trató de llevarse las manos al vientre por acto reflejo, pero descubrió que las tenía atadas a la espalda.

El dolor cesó un minuto después de manera tajante, aunque persistía una sensación de malestar que sabía que no se quitaría con nada. Emma abrió los ojos una vez más para, esta vez, toparse con la mirada demente de Bellatrix Lestrange. La reconoció al instante a pesar de que tenía la vista nublada.

—Buenos días, niñita, ¿quieres desayunar algo? ¿Café? ¿Un zumo de naranja, quizás? —le chilló a la cara con obvio sarcasmo. Emma notó unas gotitas de saliva en sus mejillas, pero no podía apartárselas porque no podía mover las manos.

Emma no dijo nada

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Emma no dijo nada. Miró a su alrededor mientras jadeaba y vio que estaba en una sala enorme, con una chimenea de mármol y una colección de lujosos bustos del mismo material. Parecía que estaba en una mansión antigua, aunque todo era tenebroso y clásico, con tonos verdosos y marrón oscuro.

Reconoció el mezquino rostro de Lucius Malfoy en una de las esculturas de piedra para luego encontrar al susodicho en carne y hueso unos metros más a la derecha, acompañado por quien debía ser su mujer y por Draco, que intentaba mirar a todas partes menos a Emma.

Justo a su lado se encontraba Adler Rookwood, el marido de Bella, e Imogen Lyne.

Parece ser que ha sobrevivido al golpe.

—¡Mi amo se va a poner tan feliz cuando vea que te tenemos! —celebró Bellatrix con una estruendosa carcajada—. ¡Ha sido sumamente fácil! No puedo creer que hayas arriesgado tu pellejo por salvar a una asquerosa sangre sucia que...

Emma le escupió en la cara, pero fue una idea de la que se arrepintió enseguida, porque Bellatrix le clavó el tacón en el hombro. Emma comenzó a chillar cuando le atravesó la piel y empezó a sangrar, tiñendo el traje de color carmín.

—¿No eres tan valiente ahora, eh? Potter te ha dejado atrás. ¡Ya ves lo que le importas! Ni siquiera tu novio el traidor intentó salvarte... —farfulló Bellatrix, con una mezcla de enfado y burla—. Ningún hombre es de fiar, ya lo decía mi madre...

Emma era muy consciente de que estaba a punto de desfallecer de nuevo, incapaz de soportar el dolor. No sabía cuánto tiempo había pasado desde el juicio de Verónica, así que inclinó la cabeza en dirección a la ventana con las pocas fuerzas que le quedaban.

I Didn't See You  · George Weasley ·.Where stories live. Discover now