Capítulo 33 · La Sala de los Menesteres ·

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—Si nos ven los profesores o los prefectos nos van a quitar puntos, George —susurró Emma con una sonrisa, esperando que dijera que aquello no le importaba ni lo más mínimo.

—Por eso tengo un plan. —Se abrió la túnica, dejando ver el Mapa del Merodeador y la capa de Invisibilidad de Harry.

—¿Eso es...? —preguntó Emma con sorpresa—. ¿Harry lo sabe?

—Me las ha dado él, lo prometo.

Tras conseguir despedirse de sus amigos, o de los que quedaban, ya que Verónica y Fred no estaban por ninguna parte, se escondieron en el pasillo más cercano para meterse bajo la capa y sacar el mapa.

George era tan alto que tenía que estar muy agachado para que sus pies no sobresalieran, especialmente porque Emma se acababa de quitar los tacones para evitar hacer ruido al caminar. Se apoyaron contra la pared, esperando a que los pasillos se despejaran un poco, y entonces comenzaron su paseo nocturno en busca de un lugar apartado.

Al principio solo caminaban en silencio, compartiendo algún comentario susurrado acerca de la noche, del castillo o del frío que hacía. Eso provocó que George pasara un brazo alrededor de Emma para acercarla a él y permitir que entrara en calor, aunque a Emma no le hacía demasiada falta. Estar a escondidas con él en mitad de la noche era suficiente para hacer que se sintiera envuelta en una calidez de lo más embriagadora.

Llegaron finalmente al séptimo piso por capricho de las escaleras, y echaron a caminar solo porque el mapa les hizo saber que no había nadie haciendo ronda en esos momentos. Intentaron entrar en alguna de las aulas que se ubicaban en ese extremo del castillo, pero casi todo parecía cerrado con llave, como si los profesores hubieran previsto que los alumnos querrían ocultarse en un lugar como aquel.

El ir y venir por el pasillo en busca de un lugar donde esconderse les hizo dar vueltas sin sentido por el séptimo piso. Estaban a punto de darse por vencidos y acudir a la sala detrás del tapiz, a pesar de que Emma había pedido ir a cualquier otro lugar, cuando, frente a sus ojos, comenzó a materializarse una puerta de madera.

—¿Has visto eso?

—No sale en el mapa —advirtió George, señalando con curiosidad el punto en el que debería aparecer esa puerta.

Compartieron una mirada de complicidad antes de decidirse a abrirla.

Esperaban, tal vez, un aula abandonada o un cuarto de baño inutilizado, pero la sala albergaba algo completamente distinto.

Era una habitación iluminada por unas velas muy similares a las que George había utilizado días atrás. Había una cama, un sofá y una estufa de leña encendida, que parecía haberlo estado desde hacía rato por lo cálida que se encontraba la habitación.

Emma miró hacia cualquier otra parte. Le parecía sumamente extraño que la habitación tuviera exactamente lo que necesitaban en ese momento.

¿Una cama? ¿Eso necesitas Emma?

Le avergonzaba confesar en voz alta que sí, no le importaría estar recostada con George sobre esa cama. Aunque solo fuera hablando. Quería pasar con él tanto tiempo posible ahora que se gustaban abiertamente y no tenían que apartar la mirada cada pocos segundos por si alguien se daba cuenta.

George, como siempre, parecía mucho más tranquilo.

—Juraría que ya he estado aquí con Fred. Un día íbamos escapando de Filch y se nos apareció una puerta, pero en esa ocasión era un armario para las escobas —comentó, mirando a su alrededor—. Esto es mil veces mejor. Bueno, y la compañía también es mejor, con perdón de mi hermano.

I Didn't See You  · George Weasley ·.Where stories live. Discover now