Capítulo 16 · Ranas de chocolate ·

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Halloween siempre había sido su fiesta favorita. Cuando era pequeña, sus padres solían hacían de esa fecha todo un gran evento. Decoraban su casa y dejaban que acompañara a Keira a por caramelos de puerta en puerta, como los no-majs. En Ilvermorny, el ambiente festivo era muy similar: todos los alumnos acudían disfrazados a clase, y lo más común era que te llevaras algún que otro susto a lo largo del día.

Emma se preguntaba si en Hogwarts se celebraría con el mismo ímpetu, así que se alegró de ver el Gran Comedor decorado para la ocasión en cuanto bajó a desayunar. Si bien los alumnos no estaban disfrazados, algunos llevaban gorros estrafalarios o maquillajes terroríficos.

El año anterior, aunque Emma no lo había celebrado tanto porque seguía de luto, sus amigos la obligaron a unirse a un disfraz grupal y fueron vestidos a clase de equipo de Quidditch zombie. Recordaba haber hecho un esfuerzo enorme aquel día por mantener la compostura, pero también recordaba haberse pasado la noche escondida en el cuarto de baño mordiéndose el brazo para que Ari y Cora no la escucharan llorar. Halloween le recordaba a su madre porque todos los momentos felices le recordaban a ella.

Pero este Halloween será diferente. Por ti, mamá.

Como era fin de semana, Emma se había vestido con ropa casual y cálida, ya que desde el partido contra Hufflepuff el tiempo no había mejorado y las temperaturas cada día eran más bajas. Se envolvió en una bufanda de cuadros, se puso un gorro de lana negro y bajó a la sala común a reunirse con sus amigos. Aquel día, visitaría Hogsmeade por primera vez en una excursión con sus compañeros.

Vio cómo Harry se despedía de Ron y Hermione y volvía a su habitación con un mohín. Sus tíos no le habían firmado la autorización y no podía salir del castillo, según la profesora McGonagall. Emma pensó que era injusto y que lo mas apropiado es que hicieran una excepción con él,  pero sabía que no podía hacer mucho contra la decisión de la profesora. Se hizo una nota mental de comprarle algún dulce en compensación.

Hogsmeade era un pequeño pueblecito de casas destartaladas y antiguas, caminitos de piedra y magos y brujas vestidos como si el último siglo no hubiera existido en absoluto. Todos los pueblos mágicos eran similares en Inglaterra, y a Emma le parecían de lo más encantadores. Sus amigos le dieron un rápido tour por las calles antes de lanzarse de lleno a las tiendas en busca del calor de las chimeneas, puesto que el frío no invitaba en absoluto a quedarse disfrutando en el exterior.

—¿Sabes? Algún día Fred y yo tendremos el monopolio de los artículos de broma —anunció George, colocándose junto a ella y haciendo un gesto con el brazo por delante, como para que Emma imaginara lo que decía.

—¿Ah, sí? ¿Y cómo pensáis conseguirlo?

—Eso es un secreto profesional —añadió Fred, colocándose a su otro costado y pasando un brazo por su espalda—. Pero ocurrirá. Tendremos la mejor tienda de bromas jamás inventada.

Emma rodó los ojos con una sonrisa. Lo cierto era que le parecía un trabajo perfecto para los gemelos, y le costaba imaginárselos haciendo cualquier otra cosa que no fuera aquella. Notó que Fred no apartaba la mano de su espalda, pero pensó que hacérselo notar sería aún más preocupante. Tal vez, si no le daba importancia, nadie más se la daría. No habían vuelto a hablar a solas desde aquellos besos en el pasadizo secreto, y ahora estaba un poco incómoda porque pensaba que tenían una conversación pendiente, otra vez.

Mientras estaban en esa habitación detrás del tapiz dándose beso tras beso, le había parecido que ese tipo de relación no necesitaba más ceremonias; que no pasaba nada por besarte con un amigo y que era algo que los demás hacían constantemente.

Pero Emma no se sentía cómoda con ello, ahora que lo pensaba con la mente fría. Quizás, otras personas fueran capaces de besarse con alguien sin que aquello significara nada, pero sabía que, en el fondo, ella no era así. Sentía que para ella los besos tenían algo especial que prefería regalar solo a quien pudiera significar algo más, y aunque besar a Fred le llenaba el estómago de cosquillas, sabía que nunca llegaría a sentir nada más a parte de ello. Había besado solo a dos chicos en su vida, y se dijo que quería que el próximo significara algo especial.

I Didn't See You  · George Weasley ·.Where stories live. Discover now