Capítulo 41 · Traidores a la sangre ·

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El sonido de alguien llegando a través de la Red Flu era uno de esos sonidos que uno tenía interiorizado, como el de las llaves en la puerta que indican que alguien acaba de llegar a casa.

Pero ellos no esperaban escuchar ese sonido en ese preciso momento en el que habían mencionado el regreso de Voldemort, así que Alfred sacó rápidamente su varita y apuntó hacia la chimenea. Su sobrina Bella, sin embargo, alzó la mano y la colocó sobre la varita para avisarle de que la bajara. Había reconocido los zapatos de la persona que acababa de llegar.

Cuando miró a su tío, sus ojos estaban cargados de advertencia.

De la chimenea salió una pareja que rondaba los setenta años. Emma reconoció enseguida los rostros de imágenes antiguas que tenía su madre en una cajita. Aquellos eran Augustus e Imogen Lyne, los abuelos de Emma y Bella.

De no haber sabido que eran un matrimonio, Emma habría pensado que se trataban de hermanos, puesto que ambos eran altos y delgados y tenían la misma mueca en la cara de impasibilidad y asco. No dudaron en observar a Emma y Alfred con sospecha nada más apreciar su presencia en el salón.

—Evangeline, querida, ¿por qué no nos has avisado de que tenías unos invitados tan... especiales?

Imogen Lyne tenía una voz potente. Se hacía escuchar a pesar de que apenas había abierto los labios para formular esas palabras.

—La visita también ha sido inesperada para mí, madre —respondió Evangeline. Era rápida al mentir.

—Sí, ya se iban —añadió Bella, utilizando el mismo tono de incomodidad que su madre.

Emma, a través de la nube que se había formado a su alrededor, era capaz de observar cómo la forma de hablar y de mirar de Bella y su madre eran muy distintos. Ahora les miraban con odio, como si no fueran bienvenidos. Se habían adaptado a lo que los abuelos esperaban de ellas en ese momento, como si supieran que lo contrario sería inaceptable.

Están acostumbradas a mentir.

—¿Cómo se van a ir ya? ¿Por fin tenemos el honor de conocer a nuestra nieta más mayor y ni siquiera la invitas a cenar? —espetó Imogen, acercándose a Emma mientras se encendía un cigarro.

Ella no sabía si esperaba un abrazo o un beso, pero no se movió del sitio. Miró a aquella anciana sin menear ni un solo músculo de su rostro, no solo porque el Filtro de Paz la había dejado aturdida, sino además porque verdaderamente no sentía ni el menor rastro de afecto por ella. Solo sabía cosas malas sobre su abuela, y estaba segura de que eran todas ciertas.

—Supongo que tu madre al menos te habrá hablado de tu abuelos, ¿no? —comentó, mirándola de arriba a abajo y expulsando el humo de su cigarrillo.

—Supongo que tu madre al menos te habrá hablado de tu abuelos, ¿no? —comentó, mirándola de arriba a abajo y expulsando el humo de su cigarrillo

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—Por supuesto, me contó todo lo que necesitaba saber —mintió ella en respuesta.

—Lo que no debió contarte entonces es cómo tratarlos con educación —escupió Augustus, hablando por primera vez.

I Didn't See You  · George Weasley ·.Where stories live. Discover now