Capítulo 42 · Un lugar seguro ·

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—Ya se lo he dicho, señora Bellamy, hace dos meses que no tengo ninguna visión. Estaré bien —aseguró Emma mientras se sentaba encima de su baúl.

—Y yo ya te he dicho que pienso que estás reprimiendo las visiones. ¿Estás segura de que no has tenido ninguna? ¿Ni siquiera sueños?

—Segura. Lo único que he visto han sido imágenes de Cedric y de la última visión que tuve, pero hace una semana que no lo he vuelto a ver.

La señora Bellamy se quedó en silencio. Estaba sorprendida de que Emma fuera capaz de decir aquello tan a la ligera. Observó que en las últimas dos semanas había ganado por lo menos un par de kilos, y ahora tenía las fuerzas suficientes como para llevar otra cosa que no fuera un pijama viejo. Había progresado mucho, ya fuera por la medicina o por la nueva motivación que sentía tras saber que su madre seguía viva en algún lugar. Además, la señora Weasley se había preocupado mucho por que la chica comiera y no hacía más que llevarle platos enormes de comida y dulces, con la esperanza de que alguno le gustara.

—Emma, solo velo por tu salud. Tu padre tampoco está de acuerdo con que vuelvas tan pronto. Puedes estudiar desde casa los primeros meses, y luego...

—Señora Bellamy, con todo el respeto, si paso un solo día más encerrada en esa habitación creo que terminaré volviéndome loca.

Bueno, más loca todavía.

Carol chasqueó la lengua. En realidad, lo que no quería era que Emma volviera de nuevo al colegio. Al lugar donde todo había ocurrido.

—¿Eres consciente de que vas a regresar al colegio, Emma? ¿Que...?

—¿Que todo me recordará a Cedric y a lo que pasó? Sí.

Emma era plenamente consciente de eso. Sabía que era algo que le iba a costar mucho aceptar.

—También sé que estaré ocupada estudiando y tendré a mis amigos al lado y así podré pensar en algo diferente, señora Bellamy. Se lo suplico.

Carol pensó en Alfred. En lo que era mejor para Emma y para él.

—Si acudes, tu padre y Verónica controlarán tus pastillas.

Emma tragó saliva. La habían reñido hacía apenas cinco días porque se había tomado una de más, pero es que la ayudaban a dormir sin sueños y le hacían pensar mucho menos.

—Y llevarás un diario en el que escribas todo lo que sientes. Y cada semana me lo enviarás.

—Sí.

—Y si es demasiado o si prefieres volver a casa, quiero que lo hagas de inmediato. Avisas a McGonagall y ella te traerá aquí.

—Gracias.

Emma terminó de recoger sus cosas con la conciencia intranquila. Sabía que había mentido un poco; que era más que obvio que regresar le haría daño, en mayor o menor medida. Sin embargo, las ganas de indagar más acerca del símbolo que había dejado su madre ganaban a cualquier posible consecuencia.

—¿Estás segura, Em?

Keira la miraba desde la puerta. Ya no le quedaban uñas que morder.

—Os prometo que sí —susurró Emma, terminando de cerrar el baúl.

—Os prometo que sí —susurró Emma, terminando de cerrar el baúl

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I Didn't See You  · George Weasley ·.Where stories live. Discover now