Capítulo 27 · Las dos palabras ·

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George la besaba con tantas ansias que parecía que se hubiera olvidado de que existía la acción de respirar. Pasaba los dedos entre los mechones de su pelo y su cuerpo se acercaba a ella en busca de su calor. Ella le correspondía, tan abrumada por la forma de actuar del chico que no podía hacer otra cosa que tratar de acercarlo más, tirando de su camiseta con tanta fuerza que en cualquier momento se podría rasgar.

Ni siquiera fue consciente de ello, pero cuando por fin volvió a sus sentidos, se dio cuenta de que había agarrado papel y lápiz y había comenzado a dibujar aquel sueño, como hacía con todos los que tenía. Sin embargo, este no era un concepto abstracto que precisara ser plasmado para su comprensión: este era una muestra de amor adolescente que la atormentaba sin parar. Un recordatorio constante de cuáles eran sus deseos más secretos, por mucho que intentara alejarlos y esconderlos en un rincón muy pequeño de su mente.

Observó el papel con la culpabilidad subiéndole por la garganta de manera casi física. El beso que había visto en sueños estaba ahora frente a ella. Cualquiera que los conociera habría podido identificar sin problemas a George Weasley y Emma Blackwood.

Se sentía miserable observando aquella imagen en la oscuridad de la noche, iluminada por la tenue luz de la lámpara de la mesilla de Maisie, que odiaba dormir sin ella encendida. Pasó la mano por encima de su rostro y el de George y tragó saliva mientras pensaba en Cedric.

No se merece esto.

Tampoco se mereció los siguientes cinco dibujos que hizo conforme pasaban los días con el rostro de su amigo, todos propiciados por sueños y visiones. Algunos eran momentos triviales, como conversaciones paseando por el castillo; pero había otros muy comprometedores. Había soñado ya tantas veces con besos y otras actividades bajo las sábanas que cada vez que veía a George a la mañana siguiente tenía la necesidad de alejarse mucho por miedo a que el chico fuera capaz de leerle los pensamientos. Todos pensarían que era una pervertida si se enteraban de las cosas que soñaba.

Por eso, cuando paseaba con Cedric de la mano, sentía que estaba traicionándole. Cuando el chico pidió perdón por haber decidido presentarse al Torneo sin pensar en lo que ella podría sentir, pensó que no merecía un chico tan considerado. Y cuando se besaban, sentía como que observaba la escena desde lejos, como si ella misma se juzgara por estar mintiéndole a su novio. Y eso que no había hecho nada con George. Solo tener visiones. Ella no las había pedido.

Pero no dejo de recrearlas en mi mente.

No ayudaba que George estuviera siempre a su lado haciéndola reír. A veces se quedaba en silencio pensando en el enorme cambio que había dado de un curso a otro. A veces se giraba y lo encontraba mirando rápidamente hacia otro lado. Fred, por su parte, se divertía molestando a Emma.

—El otro día se chocó contra un pilar mientras te miraba reírte junto a Verónica —le confesó entre risas

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—El otro día se chocó contra un pilar mientras te miraba reírte junto a Verónica —le confesó entre risas.

—¿Por eso tenía la frente roja durante la comida?

I Didn't See You  · George Weasley ·.Where stories live. Discover now