Capítulo 52 · Peligro ·

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Cuando Emma abrió los ojos, su visión estaba empañada por una cortina borrosa que le impedía enfocar correctamente. Tras pestañear varias veces, observó por fin el alto techo abovedado de la enfermería del colegio, y se quedó unos instantes embobada por las formas que hacían los arcos cuando se juntaban unos con otros. Recordaba haber aparecido en la enfermería junto a Harry y haberse desplomado en el suelo en cuanto había aparecido Madame Pomfrey. Ni siquiera sabía cuánto había pasado desde ese momento, si horas o días.

Alguien apretaba su mano. Con suma delicadeza, pues cada movimiento provocaba una tirantez en su cuello que se ramificaba y le provocaba un dolor agudo de cabeza, se giró para comprobar de quién se trataba.

George estaba recostado sobre la cama, aunque seguía sentado en una silla. Dormía plácidamente sobre el regazo de la chica, y tenía todo el cabello despeinado, como si hubiera pasado horas revolviéndoselo. Desde su posición, observó a Hermione en la cama de enfrente y a Ron en la contigua. Miró a su izquierda y vio también a Neville. Sus auras brillaban con colores tan fuertes que tenía que cerrar un poco los ojos para verlos con claridad. A una esquina de la habitación notó un aura más oscura, de un color rojo carmín. Reconoció la cara rechoncha de Umbridge entre las sábanas, observando el techo sin llegar a ver nada. ¿Qué habían hecho Hermione y Harry con ella?

Se removió un poco en el sitio y notó una punzada de dolor recorriéndole la pierna.

Recordó entonces el rostro aterrador de Lord Voldemort y la risa macabra de Bellatrix Lestrange. El cuerpo de Harry poseído retorciéndose de dolor en el suelo, ella misma volando por los aires, el grito de "¡Tengo a la vidente!".

No comprendía cómo sabían que era vidente. Comprendía que tuvieran una sospecha, pero no tenían pruebas de que lo era. Tal vez, el hechizo para desmemorizar a su tío no había surtido efecto, lo cual era bastante probable teniendo en cuenta que era magia muy avanzada.

Saben que soy vidente.

—¡Emma! —la voz de George hizo que se sobresaltara—. Merlín, Emma, estaba muy preocupado.

Hacía dos meses que no veía a su novio, así que cuando el chico le besó los labios no lo apartó, a pesar de lo mucho que le dolía todo el cuerpo. Aprovechó que George se había separado de su regazo para levantar las sábanas, y vio que tenía la pierna izquierda vendada de arriba a abajo. Por cómo le dolía, supuso que Madame Pomfrey le había dado algo para regenerar bien los huesos rotos.

—¿Cómo se os ocurre ir a enfrentaros contra mortífagos? ¿En qué estabais pensando? ¡¿Y cómo vas sin avisarme?!

Emma hizo una mueca. Los gritos de George, a pesar de que eran de preocupación y no de reproche, la molestaban. Era como si tuviera una jaqueca muy fuerte. El chico le acarició la frente, apartándole un mechón de pelo, y se vio junto a él en lo que parecía un invernadero que no era del colegio.

—¿Estás bien, Em? ¿Qué has visto?

—Nada importante... —prometió, dedicándole una débil sonrisa—. Oye, hay mucha luz, ¿podrías correr las cortinas, por favor? Me duele mucho la cabeza.

George las corrió con un movimiento de varita, sin importar lo que quisieran los otros pacientes que había en la enfermería. Se volvió a sentar junto a ella y le cogió la mano de nuevo, esperando a sus respuestas.

—Tuve visiones sobre la pelea, pero no esperaba que fueran el último día de exámenes, si no habría avisado, George —aseguró, mirándole con sinceridad—. Fuimos porque Harry creía que habían capturado a Sirius, pero era una trampa.

—¿A Sirius?

—¿No te han dicho nada, George?

—¡No! Cuando he llegado estabais ya todos aquí y Madame Pomfrey os había dormido. Harry no ha venido por aquí porque está hablando con Dumbledore, así que no, no sé nada.

I Didn't See You  · George Weasley ·.Where stories live. Discover now