Capítulo 33

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❝El que ha conocido solo a su mujer y la ha amado, sabe más de mujeres que el que ha conocido mil❞

–Leon Tolstoi.

✧↠ ☯ ↞✧

Me beso con intensidad, sin necesidad de decir una sola palabra más. Esta vez le iba a demostrar que si estaba lista y no pensaba dejarlo huir.

Me arrastró consigo al medio de la cama, atrapándome entre sus gruesos brazos, y me siguió besando con intensidad.
Enrede mis piernas alrededor de su cintura y él casi sin pensarlo junto nuestras caderas y se presionó sobre mí, sintiendo completamente la erección que comenzaba endurecer cada vez más.

Se enderezó y se quitó su camiseta, arrojándola en algún sitio de la habitación, por consecutivo yo estiré mis brazos hacia arriba y él, captando rápidamente el mensaje como si ya lo hubiera hecho mil veces, tiró de mi remeron por encima de mi cabeza dejándome tan expuesta como él del torso para arriba.

Adrien se detuvo para observarme en la tenue luz de la noche, acariciando toda mi piel con su mirada esmeralda. Con una mano repasó mi cuello hasta la clavícula y siguió hasta el centro de mi pecho, donde acarició la piel de cada seno con cuidado.
Su rostro reflejaba una expresión indescifrable, estaba completamente concentrado en mi cuerpo admirando con detallada atención cada centímetro de piel.

—Eres hermosa —Murmuró con la voz ronca por la excitación, sus ojos encontraron los míos —Condenadamente hermosa...

Se acercó a mi y sus labios impactaron contra los míos con un deseo feroz, mientras que aún su mano acariciaba la piel de mi pecho.
Cuando sus dedos apretaron con suavidad un pezón, mis labios se detuvieron para soltar un gemido contra los de él.

—Por Dios, Marinette —Murmuró separando nuestros labios —Me vuelves loco —Recostó su frente contra la mía y volvió a presionar una y otra vez mis peones, disfrutando con los párpados cerrados de los sonidos que me obligaba a omitir.

Pronto sus dedos se detuvieron, él mismo comenzó a bajar lentamente besando desde mi cuello hasta el pecho, donde atrapó un seno con la boca.
Tuve que morder mi labio para no gritar, atrapé sus mechones rubios y los enrede en mis dedos, jalando suavemente de ellos, provocando un gruñido ahogado de Adrien.

Podría haber jurado estar en el cielo, mi cabeza se ardía y yo me sentía embriagada de placer.
Inspirada por la confianza que me generaba aquel gemido, arrastre mis manos por su espalda y cintura hasta llegar a su trasero, apretando lo suavemente lo empujé aún más cerca de mí pelvis.

Adrien levantó la cabeza y me miró con una sonrisa felina en sus labios, antes de separarse se acercó y depositó un beso nuevo en mi boca.

—Levanta la cadera —Indicó golpeando mi muslo mientras con su otra mano sujetaba el dobladillo del pantalón.

Con las piernas temblorosas obedecí, en el instante el retiro todo dejándome otra vez desnuda... Solo esperaba que esta vez no huyera.

—Dime, Marinette —Él me observaba descaradamente, arrodillado en el filo de la cama —¿Qué te gustaría que te haga?

En ese instante mi voz murió dentro de mi garganta, no me atrevía a decir nada en este momento. Sentía mis mejillas arder aún más que antes.

—Yo... Yo ahh —Balbucee —Yo... Me gustaría...

Él besó mis rodillas flexionadas, sin cortar el contacto visual. Era seguro de sus movimientos y acciones.

—¿Tu...? —Preguntó con un atisbo de diversión en su voz.

—Yo... Qué me lo ha... Hagas —Pude decir con tanta claridad como pude.

Él soltó una risa suave y ronca, capaz de derretirme con sólo volver a imaginarla, y acarició mi pierna mientras negaba con la cabeza.

—No... Todavía no —Se mordió el labio, disfrutando con diversión de mi timidez —No puedes saltar los pasos previos, Bogaboo.

Ahora si tuve que cubrirme el rostro el cual ardía como si estuviera en llamas, él lo estaba haciendo a propósito... No me habría llamado así de no ser por otro motivo. Me estaba poniendo a prueba, quería demostrar que no estaba lista.

—Yo ah... —Separé lentamente las manos de mi rostro y me force a mirarlo cuanto pudiera a los ojos —Quiero que me vuelvas a hacer eso...

Me eleve apoyando mi peso sobre mis codos y su diversión se convirtió rápidamente en curiosidad, ensanchando aún más su sonrisa socarrona.

—¿Qué cosa? —Preguntó elevando una ceja.

Tomé sus manos y las llevé a mis muslos, separandolos con vergüenza pero sin apartar la mirada.

—¿Recuerdas...?¿Recuerdas cuando me dijiste que eras caprichoso con algunas cosas? —Pregunté y una diminuta sonrisa se formó en mis labios al recordar esa noche.

Primero pareció confundido pero luego de unos segundos volvió a sonreír esta vez sorprendido por la manera rebuscada en la que me atreví a pedirle lo que quería.

—¿Hablas de aquella situación que se dio luego de tu intento de fuga? —Sonrió complacido de sí mismo y volvió a besar una de mis rodillas. Yo asentí mordiendo concienzudamente mi labio —Si bien recuerdo nuestra conversación en el coche, también podría haber jurado oírte decir que no estabas segura de que te gustara que me metiera allí.

Negué con la cabeza, si había un buen momento para decir las cosas sin filtro seguramente era este.

—Pero luego asegúrate que me gustaría... Y estabas en lo cierto.

Con la mirada encendida se acercó hasta mi y volvió a besar mi boca con intensidad, sus labios bajaron de los míos hasta el cuello, el pecho y siguieron el recorrido de mi estómago y vientre hasta llegar al tope de mi entrepierna.
Con una lujuria monstruosa sujeto mis piernas y jaló de ellas, haciendo que caiga nuevamente sobre mi espalda. Pasó sus hombros por debajo de mis rodillas y se acomodó, antes de acercarse me dedico una mirada larga y segura.

—Sólo que esta vez no lo lleves tan lejos —Dije con el ceño fruncido, él solo levantó una ceja sin comprender —No me hagas acabar, por favor.

—Como desees —Besó con detenimiento cada muslo mientras hablaba.

Primero comenzó con los dedos, siendo delicado y atento a cada reacción.
Intentaba no hacer demasiado escándalo, me avergonzaba que él supiera lo mucho que me excitaba un simple toqueteo, pero en el instante en el que su lengua rozó la piel sensible no pude evitar gemir.
Aquello simplemente lo ánimo a hacerlo con más seguridad, lamiendo cada extremo y rincón.
Cuando hundió su lengua dentro mío, casi me siento explotar, mi cabeza estaba en llamas al igual que toda mi piel.
Solo la retiro un poco antes de volverla a hundir con entusiasmo, parecía disfrutar tanto como yo, por cada gemido que emitía él volvía a introducirse.

Lamentablemente ya no aguantaba más, el jugueteo de su lengua me hacía sentir el cosquilleo comenzar en la punta de mis dedos.

—A... Adrien ya –Supliqué arqueando mi espalda —Detente por favor —Gemí intentando de apartarme.

Sus manos se afirmaron en mi cadera y con unos últimos roces se apartó.

—¿Segura que no quieres que siga? —Ronroneo aun acariciando mis muslos, yo solo negué con la cabeza —Bien —Murmuró antes de besarme.

Sus boca estaba húmeda, aún cubierta de mis fluidos.
Se levantó y se quitó el pantalón en conjunto con su ropa interior, quedando igual de desnudo que yo.

Era la primera vez que veía su miembro, en realidad era ls primera vez que veía un miembro viril en mi vida, y aquello me intimido un poco.
Me acerque un poco y lo toqué con suavidad, era duro y cubierto de venas gruesas que iban desde el comienzo de su pelvis hasta la punta rosada.
Ante mi toque el soltó un suspiro contenido y su miembro se movió, provocando que sintiese un ardor entre mis piernas.

—¿Puedo...? —Pregunté elevando la mirada hasta la suya.

Adrien sonrió ante mi iniciativa y luego asintió, apartando unos mechones sueltos de mi rostro.

Con cuidado lo frote de arriba hacia abajo, evitando lastimarlo, pero su mano se apretó sobre la mía obligándome a ejercer más presión.

—Tienes que apretar un poco más fuerte —Explicó, y con paciencia movió mi mano de arriba hacia abajo con un poco más de fuerza y rapidez de la que yo estaba haciendo.

Seguí su consejo y lo hice como me indicó, cuando los primeros gemidos salieron de él me atreví a llevarlo a mi boca.
Aquello lo tomó por sorpresa, pero simplemente sujeto con cuidado mi cabello.

No sabia lo que hacía y aquello me estaba costando demasiado. Luego de unos segundos de intentarlo, Adrien me apartó y elevó mi rostro por el mentón.

—No te sientas obligada a hacerlo —Murmuró con dulzura —Ya tengas tiempo para aprender, Marinette.

Sentí alivio ante aquellas palabras y tomé de su mano para atraerlo a la cama nuevamente, mientras él caía conmigo uní nuestros labios, reanimando la pasión.

Adrien se acomodó con cuidado sobre mi y se acomodó entre mis piernas.
Cuando su mirada se cruzo con la mía, caí en la realidad de lo que estaba sucediendo.

—¿Estas segura de esto? —Preguntó acariciando mi mejilla.

Cuando asentí, él se acercó y depositó un beso en mi frente. Él estaba atento a cada movimiento y expresión mía.

Separó un poco más mis piernas y, con lentitud, introdujo la punta de su miembro.
En un principio no dolía, solo era la punta, pero cuando se empujó un poco más dentro mío el dolor comenzó a presentarse, cerré mis ojos con fuerza.
No pude evitar soltar un quejido bastante obvio, el cual el rubio lo hizo congelarse por completo.

—¿Quieres que me detenga? —Se veía preocupado, pero negué de todas formas.

Siguió introduciéndose con delicadeza, podía sentir que aquello me provocaba un ardor interminable.

—Tienes que relajarte —Susurró apoyando su frente contra la mía —Estas muy nerviosa.

—Lo siento —Respondí abriendo los ojos —Pero por favor no te detengas...

Él suspiro y beso mi frente nuevamente.
Se retiro con cuidado y esta vez volvió a empujarse con más fuerza, arrancando un grito de mi garganta. Lo miré a los ojos, quería que viera que yo resistía.

Con el paso de los minutos el vaivén de su cadera fue tomando más velocidad y fuerza, en sus ojos podía ver que él estaba extasiado y con ello mi pasión se encendía.
Cuando enrede mis piernas a cada lado de su cintura, Adrien se aferró con ambas manos a mis piernas y comenzó a tirar de mi con más entusiasmo.

—Ay Marinette... —Gimió cerrando sus ojos —Eres condenadamente estrecha.

Mordí mi labio y lo miré enderezarse, tapando mi visión con toda su existencia duramente trabajada por tantos años de pelear contra el crimen.

Casi podría haber creído que no lograría disfrutar del sexo, hasta que el placer comenzó a cosquillear en mis venas. Me estaba dejando llevar por él, me estaba haciendo sentir increíblemente bien, pero en el minuto en el que mis labios dejaron soltar un gemido cargado de lujuria, lo sentí tensarse.

—Maldición... —Murmuró en el momento que se empujó duramente contra mi —Maldita sea... —Repitió volviendo a recostar su frente contra la mía.

Sentí como algo me quemaba por dentro... Él ya había acabado.

Mantuvo la presión entre nuestros cuerpos hasta que abrió los ojos. Se veía terriblemente apenado.

—¿Tu...? —Pregunté intentando no reír.

Él asintió y soltó un pesado suspiro.

—Lo siento —Besó mi mejilla —Tu voz... Tus gemidos fueron demasiado para mi, Marinette.

Cuando separó su cadera de la mía me sentí vacía, el calor de su cuerpo fue sustituido rápidamente por el clima helada de la habitación.
Hasta que caí en la cuenta de lo que había sucedido.

—Adrien... —Tal vez no había prestado atención a ello antes, pero ahora con sus fluidos dentro me di cuenta de lo irresponsable que había sido —Tu... No usamos protección.

Aquellas palabras lo tomaron por sorpresa, su miedo pinto todo su rostro.

—Sobre eso... —Vi como se sentó a mi lado y se cubría con las mantas —Hay algo que no te dije...

Se rasco la nuca con saña y luego acarició mi muslo desnudo, sin mirar mi rostro.

—Cuando comencé a estar con mujeres algunas aseguraban que yo las había dejado embarazadas... —Su mano subió hasta tomar la mía —Obviamente fueron mentiras... Yo me ocupe de ver su veracidad —Aseguró con rapidez —Pero luego de eso, me quise asegurar que no fuera una verdadera noticia en algún futuro...

Separé mi mano, confundida por lo que me decía.

—Pero tu tienes condones en la casa... Y en el coche... —Me cubrí con las sábanas el pecho.

—Por seguridad, Marinette, es decir, yo estoy sano no tengo ningún tipo de ETS —Murmuró —Pero aun así debo prevenirme de contagiarme cualquier enfermedad —Cuando me miró a los ojos note que estaba sintiendo arrepentimiento —Yo me hice una vasectomia hace ya un par de años... No te puedo embarazar.

Más que enfado me sentí triste... No es que quisiera un bebé ahora, pero de estar la posibilidad de crear un futuro con Adrien, una familia ya no estaría en los planes.
O no una familia biología por lo menos.

Asentí un poco decepcionada e intenté de no darle importancia, aunque ya sentía un nudo en el estómago.

—Es... Esta bien —Murmuré viendo mis manos —¿Hay posibilidad de que puedas...?

—Hay una cirugía reversible... Pero no te asegura de que pueda funcionar... —Acarició mi rostro con cariño —Te aseguro que nunca me sentí arrepentido de ello hasta ahora... Nunca podría haber imaginado que tu...

Asentí lentamente, me sentía un poco cansada y me dolía el cuerpo.

—¿Podemos recostarnos? —Pregunté cambiando abruptamente de tema.

Él simplemente asintió y se acostó a mi lado, acariciando mi espalda con amor.

Realmente no esperaba aquella noticia.

Ahora si que si... Perdonen si esta extraño, no soy muy buena con los lemons ya que no me fascina escribirlos so... Sorry.

Pero pos bueno, gracias por su apoyo, sus bellos comentarios y por dejar un voto en cada capitulo.

Los leo.

El Despertar - AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora