Epílogo

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POV Adrien

Conducía tan rápido como el coche me lo permitía, maldije desde el primer momento en el que se me ocurrió volver a comprar esa casa.
Si llegaba tarde, nunca me lo perdonaría.

Tenía un gran recorrido desde el centro hasta las afueras de la ciudad, donde mi casa se erguía en la tranquilidad del area rural.
Oculta entre muros de coníferas y y todo tipo de herbáceas, comencé a ver el resplandor que escapaba de la casa, cada instante más cerca.

En cuanto aparqué el coche delante de la entrada, baje como un rayo impulsado hacia la entrada principal.

—¡Marinette! —Grité nervioso —¡Mari!

Estaba por echarme a correr escaleras arriba cuando la mujer se asomó desde el barandal, con el seño claramente fruncido.

No necesitaba acercarme más para notar el aura de enfado emanando de cada uno de sus poros. Un hermoso vestido rojo holgado caía con ligereza sobre sus curvas, dejando al descubierto un escote decorado por un sutil collar dorado.
Sus cabellos caían perfectamente sobre sus hombros, enmarcando su rostro.

Se suponía que hoy cenariamos fuera, en festejo de nuestro sexto aniversario de matrimonio... Este año debí recompensar los últimos dos en los que me ausente debido al trabajo.

—Agreste —Saludo con desinterés.

Abrí la boca, nervioso por su próxima reacción ya que ultimamente llevaba las emociones muy a flor de piel y estallaba por situaciones no tan dramáticas como está.

—Cariño, lamento... —Se cruzó de brazos, dándome la clara indicacion de que iba por mal camino.

—Esto ya no puede seguir asi, Adrien... Eres exacto a tu padre —Solto con un suspiro.

Se encaminó a la escalera y bajó escalón por escalón con la gracia de un angel descendiendo desde los cielos.

—Lo... Lo siento, Nino me convenció y supuse que Alya aún estaba contigo —Me pasé los dedos por los cabellos cortos de mi cabeza, avergonzado —Me iré a poner otra camisa y salimos... Solo dame unos minutos.

Ella soltó un quejido, estaba claramente exhausta y no la culpaba, llevaba dias y días en su estudio trabajando de mañana a noche.

—Olvídalo, mañana tengo una reunión temprano... —Cuándo dio media vuelta para subir por las escaleras, atrape su mano y la atraje hacia mi, provocando un choque de lo más vergonzoso —¡Adrien! —Exclamó sorprendida, intentando parecer molesta pero sus labios temblaban conteniendo una sonrisa.

Me acerqué y bese su largo cuello, hundido en el aroma de su dulce perfume.
Solo quería abrazarla hasta que me pudiera disculpar.

—Perdoname, Marinette —Supliqué depositando un nuevo beso en su piel —Siempre arruino las cosas... Soy un desastre.

Ella dejó escapar todo el aire de sus pulmones antes de depositar sus manos sobre las mías, elevando una de ellas para darle un dulce beso.

—Esta bien, querido —Su voz se suavizó —Solo quería salir contigo... Poder despejarnos la mente un poco de tanto trabajo.

—¿Hace alguna diferencia unas horas tarde? —Le pregunté contra su cuello —¿Acaso no planeabamos desvelarnos?

Ella, soltó mis manos y giro con una sonrisa sutil en sus labios, envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y me beso.

—Eres un caso perdido, Agreste —Murmuró con dulzura —Pero vas a tener que esmerarte para ganar mi perdón.

La apreté mas cerca de mi cuerpo y la bese profundamente, muy consciente de cada centimetro de piel que tocaba mi cuerpo.

El Despertar - AdrinetteМесто, где живут истории. Откройте их для себя