Capítulo 17

6K 519 305
                                    

Ama un solo día y el mundo habrá cambiado ❞.

Robert Browning

✧↠ ☯ ↞✧

Me dejé caer en la cama con decepción y me quede durante un largo rato mirando el techo sin saber que pensar.
Mis palabras daban vueltas en mi cabeza, haciéndome sentir una completa idiota.

—Bien hecho Marinette —Murmuré poniendo una almohada sobre mi rostro caliente.

Luego de haber soltado esas palabras Adrien me había vuelto a besar para luego decirme un "Es algo que jamás ocurrirá"... Tenía una buena manera de estrujarte el corazón con tan pocas palabras.
Lo peor de la situación es que siquiera me había dejado decir algo ya que había soltado la bomba para mas tarde huir de la casa hasta el Lunes. Casi tres días en los que mi cerebro iba a ser un descontrol de pensamientos por su culpa.
A pesar de que ya hacia un buen rato que él se había marchado aun sentía mis labios cosquillear por el beso, mi piel podía recordar la sensación de su tacto en mi cintura, mi mejilla y cuello.
Pensar demasiado en aquello me acaloraba de manera vergonzosa y quería que jamás hubiera sucedido pero a la vez deseaba que se repitiera tantas veces que me daba ansiedad.

Levanté las frazadas y me escondí debajo de estas haciéndome un ovillo, aunque intentase cerrar los ojos era imposible que me lograra dormir. Apenas los cerraba ya lograba ver en mi mente los iris esmeralda con aquellas pupilas gatunas observándome, recordaba la manera en que su cabello dorado caía hacia delante y la forma que sus labios tomaban al sonreír. Las mariposas en mi estómago daban vueltas y vueltas fuera de control, sentía que lo odiaba y lo quería a la vez. Él era tan insoportable pero a la vez seguía siendo, muy en el fondo, el chico al que adoraba observar cada día en la escuela... Él seguía siendo el mismo.

— ☯ —


Me desperté tarde el Sábado debido a que había conseguido dormirme muy tarde en la madrugada. Preparé el almuerzo y prendí el equipo de música para evitar el tedioso silencio que inundaba la casa. La mayoría de los días era igual de silencioso pero con la diferencia de que la presencia del rubio, a pesar de estar trabajando o metido en su estudio investigando, siempre le daba al ambiente una sensación de compañía, no me sentía sola.
El cielo estaba encapotado y el clima era pesado y húmedo, acompañaba a la perfección mi humor. A pesar de todo salí al jardín, si es que así se le podía llamar. Era un espacio cubierto únicamente por césped y setos perennes de baja estatura, al fondo había un árbol que ya había perdido su verde follaje para quedar con la espeluznante silueta que sus ramas le otorgaban debido al otoño, al otro lado una mesa ,cerca de la puerta de cristal, en la que una vez habíamos almorzado en mis primeros días de convivencia con él.
Ya habían pasado casi dos meses desde que había llegado pero yo lo sentía como si fueran años desde la última vez que vi a mis amigos, a mis padres y mi hogar, la escuela... La mayoría de las cosas no las volvería a ver jamás, no de la forma en la que recordaba pero a pesar de no hacerlo, tampoco me molestaba adaptarme a esta realidad después de todo ya comenzaba a acostumbrarme a estas personas.
El viento helado me chocó provocando que todos mis músculos temblaran, suspiré y vi como una nubecillas de vahó se formaba cada vez que dejaba escapar mi aliento.
Camine por la casa como un ente a lo largo del dia, por momentos me detenía en algún sofá para leer un rato, veía algo de televisión y acariciaba a la gata, quien me seguía de vez en cuando.

Cuando la noche acabó por pintar un cielo oscuro, sin ni una sola estrella debido a las espesas nubes que lo cubrían, decidí cerrar el libro que descansaba entre mis manos y me dispuse a preparar la cena.

El Despertar - AdrinetteWhere stories live. Discover now