Capítulo 13

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❝ Donde hay celos hay amor, donde hay viejos hay dolor❞.

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Sentía el pulso acelerado y la garganta seca como un desierto, tan así que probablemente el sitio completo me habrá oído cuando trague pesadamente. Mi estomago se retorcía de los nervios, Adrien estaba por decirme algo que probablemente me sentaría como una bofetada y sin embargo quería oírlo, quería saber que fue tan terrible... aunque una idea ya rondaba mi cabeza de manera muy discreta, casi imperceptible.

—Solo dímelo —Pedí con un hilo de voz.

El volvió a suspirar con desgano y tomo una servilleta de papel de la mesa, la cual comenzó a desmenuzar lentamente y con concentración mientras pensaba sus palabras.

—Fue hace mucho ya... —Comenzó, sin apartar la mirada de los trocitos que desprendía del pedazo de papel —Yo... No sé en qué pensaba... Simplemente un día sucedió y no lo detuvimos... —Hablaba rápido y demasiado bajo, como si no quisiera decírmelo.

—¿Podrías explicármelo mejor? —Pregunte intentando parecer desinteresada para que se sintiese más cómodo.

—Fue casi dos meses después de graduarnos —Dijo comenzando nuevamente —Yo en ese momento me había comenzado a meter con una chica... y a Alya eso no le gustaba en lo absoluto —Apoye mis codos sobre la mesa mientras oía atentamente —Ella vivía fastidiándome con que esa mujer era una chupasangre más que una chica y yo, obviamente, la defendí ya que en ese momento era mi único apoyo —Hizo un gesto como si lo que dijo fuese algo irónico, como si él hubiera cometido un error al defenderla —Yo no sé qué esperaba que hiciera... Es decir, Alya no quería que estuviera con nadie ya que según ella tu muerte había sido muy reciente y la hacía enojar verme ser de pronto tan "liberal" cosa que no era cuando tú estabas ahí. Dios, ella no tenía idea de lo que yo me arrepentí de no haberte prestado atención —Murmuro muy por lo bajo, esperando que yo no lo escuchase pero para mí desgracia lo hice y eso fue más que suficiente para estrujarme el corazón —Una noche Alya llego a mi casa, comenzó a gritarme que era un inútil, un idiota, que no podía ser que fuese tan iluso para dejarme manipular por una zorra y luego las cosas se volvieron extrañas... Yo estaba borracho como una cuba en pleno martes —Soltó una risa como si estuviese recordando algo adorable mientras que yo sentía como mis propias uñas se hundían en mi piel con fuerza debido a la ansiedad —Aunque hasta hace poco seguía siendo un borracho de semana...

—Adrien —Lo interrumpí y por fin me miro con nerviosismo —¿Que paso?

—Yo la besé y bueno... Las cosas se descontrolaron —Murmuró —Luego de que nos acostásemos esa vez, ella dijo que no volviera a cruzarme en su camino.

—¿Por eso se odian tanto? —Pregunte intentando de sonar preocupada en vez de furiosa, y un poco celosa.

Probablemente mis uñas dejarían unas marcas en mi brazo. Todo lo que salia de su boca comenzaba a caerme como piedras calientes en el estomago, en parte me sentía traicionada por Alya y quería golpear a Adrien pero había dicho que no lo juzgaría.

—No, no terminó allí —Probablemente mi rostro reflejaba mis sentimientos ya que el rubio no se atrevía a mirarme nuevamente —Seguimos haciéndolo unas cuantas veces mas, siempre era yo el que la buscaba... No es que estuviese enamorado de ella ni nada por el estilo —Agregó rápidamente como si eso arreglara las cosas —Pero las cosas no me salieron tan bien que digamos... Nino lo supo y todo se fue al demonio.

—Eres un imbecil —Murmuré poniendo una mano en mis párpados intentando no decir algo peor, pero no podía dejarle pasar todo esto y darle una palmadita en la espalda como si no hubiera hecho nada mal.

El Despertar - AdrinetteWhere stories live. Discover now