Bestias vigilantes

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 JinLing no podía salir de su asombro. Estaba aturdido.

 ¿Qué demonios era esa técnica extraña y de alto nivel que realizó Lan JingYi delante de sus ojos?

 Jamás había oído hablar de algo semejante antes.

 ¿Era, tal vez, alguna técnica ultra secreta del Clan Gusu-Lan?

 No lo sabía, pero también -e inevitablemente- mantenía un pequeño rastro de duda en su corazón. No parecía valerse de una práctica ortodoxa. Es más, su maniobra le recordó, con un leve estremecimiento, a Wei WuXian y su Invocación de los Ojos Pintados o quizás sólo lo estaba pensando demasiado, tal vez porque sangre fue usada debido a la falta del cinabrio necesario con el cual dibujar aquellas rojas pupilas.

 Técnica oculta o práctica insurrecta, lo sorprendió profundamente y le hizo preguntarse qué tanto había avanzado en su cultivo.

 Ante sus ojos había crecido nuevamente.

 Lan JingYi cerró los ojos con fuerza mientras centraba su atención en sus diez nuevas adquisiciones que se precipitaron hacia adelante en búsqueda de una salida. Esto obviamente lo dejaría indefenso, pero una vez más actuó de manera inconsciente, confiando casi ciegamente en el chico a su lado.

 Su involuntaria seguridad en él era tan aterradora como inesperada, pero no fue defraudado en lo absoluto.

 Mientras estaba ocupado registrando el camino a tomar descuidó su espalda, o más bien su estúpido cerebro decidió por su cuenta que podía fiarse de las habilidades de JinLing y éste, como confirmación a su convicción, vio la amenaza que se acercaba desde las sombras a sus espaldas y actuó de forma instintiva. Con una increíblemente rápida reacción y una velocidad insuperable se hizo a un lado llevando en el proceso el cuerpo inerte de un confundido JingYi.

 Sin ofrecer resistencia y con un ahogado hmph fue empujado hacia una abertura, imperceptible a simple vista, y fue aprisionado firmemente contra las rocas.

 Lan JingYi no tuvo tiempo de descubrir de qué diablos se trataba todo, pero JinLing actuó impecablemente y con reflejos aún más destacados.

 Distinguió en la distancia a una enorme araña que se acercaba suave y silenciosamente. El exagerado diámetro de sus inusualmente largas piernas llenaba cada espacio del rocoso pasillo. Su presencia era descomunal y su peligrosidad incomparable. Sin dudas no era una bestia con la que querrías enfrentarte perdido y desarmado. Un estremecimiento involuntario le recorrió el cuerpo que, estando tan pegados uno de otro, repercutió en JingYi. El chico, con el corazón tenso preguntó en un susurro casi inaudible, pese a la nula distancia entre los dos, qué demonios había visto.

 JinLing se inclinó ligeramente sobre su oído.

— Es una Araña Fantasma del bosque de bambú negro —explicó en un murmullo suave.

 Todo el cuerpo de Lan JingYi tembló violentamente. JinLing dedujo que naturalmente debido a la conocida ferocidad y alta letalidad de aquella bestia impactó en él, asustándolo. Pero si le preguntaran a JingYi no tendría la certeza ni la seguridad para responder. En realidad, ni él mismo sabía porqué su cuerpo repentinamente actuó de esa jodida forma.

— No hay de qué preocuparse —siguió JinLing, para tranquilizarlo— Está parcialmente ciega.

 Había visto los ocho ojos del arácnido bañados de un matiz lechoso, definitivamente algo sin vida.

— Mientras permanezcamos en silencio y fuera de su vista pasará sin notarnos.

 JingYi asintió débil.

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