Decisiones

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 HanGuang-Jun los sacó de sus oscuras y pesimistas reflexiones al recordarles que aún podía seguir la conveniente impresión que había dejado y aún permanecía en el Hurón.

 Todo el mundo volvió a emocionarse de inmediato luego de escucharlo.

 Lan JingYi no tenía idea de por qué aquella criatura se había separado de su dueño una vez más, porque ni ellos, después de haber sido secuestrados, así como tampoco ZeWu-Jun o el líder Jiang en QingHe, habían tenido contacto alguno con la pequeña bestia.

 Tal vez había escapado de su control nuevamente, pensó aturdido y confuso JingYi. Aunque no lo creía. Si era tan importante para aquel individuo, como parecían creer HanGuang-Jun y el mayor Wei, no debería estar demasiado lejos de él.

 De hecho, aquella era la única pista relativamente sólida que tenían, además del sitio al que creían que se dirigía que, aparentemente, era el antiguo clan Tao. O más precisamente, al lugar de emplazamiento del grupo rebelde que ya llevaba años por fuera del clan original.

 Pocas personas sabían exactamente dónde estaba localizado. Solo sabían que sus discípulos eran crueles, feroces y desalmados. Habían heredado un odio antiguo y mantenían un profundo resentimiento contra el clan Tao. Resentimiento adquirido e intensamente enraizado a partir de los cultivadores desertores originales.

 Probable y racionalmente su ubicación no estaría muy lejos de la posición del clan Tao, a la espera de someterlos algún día.

 Sin embargo, sea cual fuere la situación real, debían tomar una decisión inmediata.

 Por eso mismo, con rapidez, el líder de secta Jiang Cheng, resolvió que HanGuang-Jun y Wei WuXian fueran quienes se encargaran de seguir el rastro de la bestia.

 Era extraño que no se apresurara por ir a la caza de aquel sujeto personalmente, y hasta en algún punto resultaba sospechoso su poco interés en ello, pero solo se molestó en explicar que aún debían resolver un asunto urgente con ZeWu-Jun. Y era un asunto que no podía ser retrasado. Además, argumentó, que aquel inescrupuloso tipo había orquestado una trampa bien pensada solo para demorarlos y obtener algo de tiempo a su ventaja. Así que, mientras más rápido actuaran, mejor.

 El grupo entero asintió en reconocimiento a la verdad en las palabras del líder Jiang.

 Jin Ling, espoleado por aquel nuevo estímulo y preparado para la acción, no resistió el impulso de querer aventurarse en la búsqueda de aquel cultivador, pero su tío le dio una severa reprimenda y aniquiló su pasión en un instante y con una actitud inapelable. Incluso les dirigió a los demás una mirada ferozmente aterradora, y nadie más se atrevió a presentarse como voluntario para acompañar a HanGuang-Jun y al mayor Wei después de aquello. No era como si estos lo necesitaran tampoco. Es más, seguramente los atrasarían.

 Por lo tanto, y decidido ya, se pusieron todos en marcha.

 Jin Ling permanecía de mal humor porque, además de ser disciplinado, parecía que para evitar que desobedecieran una vez más, incluso estarían siendo escoltados a QingHe. Sin embargo, al llegar al lugar, comprendió que solo era una impresión sin validez, porque descubrió que allí aún había gente de Yunmeng-Jiang y Gusu-Lan a la espera de nuevas órdenes de sus líderes.

 Se estableció rápidamente el retorno a las sectas, pero ZeWu-Jun y su tío no regresarían con ellos. Marcharían hacia algún lado y en solitario. Nuevamente.

 Al escuchar aquello, Jin Ling no pudo evitar que su mano se deslizara sobre el lugar donde mantenía guardado el anillo. De manera inconsciente e incapaz de cerrar su gran boca, preguntó nerviosamente, sin ningún tipo de tacto y con marcada curiosidad, a dónde irían.

 El tono de sospecha fue demasiado fuerte y claro, pero solo Lan JingYi era capaz de precisar con exactitud acerca del porqué de su exagerada reacción. Incluso Jiang Cheng no lo notó y creyó que solo estaba siendo irrespetuoso y entrometido como siempre.

— ¿Acaso crees que te diré? —replicó astutamente su tío, sin responderle.

— Nos dirigimos a Baling-Ouyang —les susurró ZeWu-jun a escondidas y cubriéndose un lado de la boca como si esperara que el líder Jiang no lo oyera.

 Sin embargo, fue atrapado y Jiang Cheng le frunció el ceño con disconformidad al hombre de blanco a su lado.

 Aunque, simplemente escondió su enojo y su mirada se desvió a los demás discípulos reunidos no muy lejos.

— ¡Tú! —señaló a Zizhen, significativamente destacable por sus prendas del clan mencionado.

— No iré, no iré, no iré —respondió el chico de pronto y sorpresivamente a una pregunta que aún no le habían hecho— ¡Me rehúso! —exclamó de forma repentina, y se explicó: — Mi padre me golpeará si regreso ahora. Mejor me quedo en Lanling hasta que lo olvide.

 Dicho esto se escondió con prisa tras Jin Ling, como si temiera ser arrastrado del collar por el líder de secta Jiang.

 El hombre de violeta, en cambio, sacudió su cabeza con desdeñosa frustración, pero su expresión reveló un alivio nada sutil, como si pensara que era mejor así. Casi como si creyera, en realidad, que tener que cargar con aquel niño intrépido y más maleducado de lo usual solo le agregaría un innecesario dolor en el trasero.

 Probablemente así fuera porque Zizhen aún no se había deshecho de las toxinas estimulantes del hongo que se había comido y no estaba plenamente en sus cinco sentidos.

 Luego de los arreglos impartidos y, cuando los mayores estaban por dar media vuelta y partir, Jin Ling se acercó nerviosamente a su tío y le entregó la pequeña caja con el anillo. Tal vez había tenido intención de comentarle que aquel objeto divino estaba ahora completo y en hibernación dentro de la habitación de la sortija, pero las palabras se le atoraron en un nudo enmarañado en la garganta y no pudo hacer que salieran.

 Malhumorado, Jiang Cheng, le dijo que cualquier cosa que tuviera que decir, si no era estrictamente importante, podía esperar a después y solo entonces el chico asintió. No vio que Lan JingYi estaba, a su vez, llevando hacia un lado a ZeWu-Jun y que, sin decirle nada en particular, le entregó la carta que venía en la caja, junto con el anillo. Esa carta que explicaba todo y, viendo la reacción confusa del líder de Secta, al parecer no tenía idea de lo que es lo que ponía ahí.

 Sin saberlo, sus acciones involuntarias se convirtieron en algo que cambiaría por completo la relación entre los dos líderes y el destino completo de dos clanes.

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