Con otros ojos

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— No digas una sola palabra más —masculló en un endurecido murmullo JingYi y una risa despreciablemente burlona flotó hasta ellos. El tipo lo había oído y rió a lo lejos sin disimulo.

 JingYi de manera inconsciente apretó los dientes con un renovado y creciente desagrado.

 Ignoró el temblor de sus piernas que comenzaban a perder fuerzas gradualmente. Estaba extenuado y un dolor agudo pulsaba detrás de sus ojos, a la vez que su cerebro palpitaba en agonía haciendo presión dentro de su cráneo. Aún así, conservó su impasibilidad, sabiendo que no era momento para ceder ante el agotamiento.

 Sin embargo, sus defensas casi se derrumbaron al observar a JinLing. El chico no estaba mejorando en lo absoluto, y aparentemente el movimiento de aquel viaje largo e inesperado, incluso había hecho que las heridas empeoraran.

 A pesar del vergonzoso rubor que se había expandido sin reservas por su rostro, mantenía los descoloridos labios apretados en una fina y endurecida línea marcada por una profunda expresión estoica. Soportaba como podía el dolor. Estaba reprimiéndolo, y a JingYi le dolió el corazón al percibir que mantenía la pierna herida ligeramente curvada y temblorosa, como si el sólo pensar en aguantar el peso de su cuerpo le generara un dolor indescriptible.

— Vamos —murmuró bajo y tironeó de la cuerda que los envolvía a ambos.

 JinLing siseó con dolor y tenía toda la intención de preguntar groseramente a dónde demonios irían, sin aparente salida y amarrados como se hallaban, pero descubrió que JingYi señalaba hacia un rincón de la 'celda', donde una pila de paja se amontonaba como el nido de una bestia, y dominó rápidamente su genio.

— Quiero verificar tu herida —masculló JingYi sin energía.

 JinLing obediente lo siguió, porque ¿qué más podía hacer?

 Afortunadamente la herida no se veía tan mal como aparentaba, pero sin dudas necesitaba reposo.

 JingYi vendó nuevamente la pierna y usó algo más de fuerza de la necesaria como compensación por las burlas que tuvo que soportar. Sin embargo, la pequeña fracción que utilizó para hacer presión, casi hace llorar al chico.

— Torpe idiota... ¡¿Estás tratando de vengarte?! —replicó con lágrimas en los ojos y JingYi se sintió un poco mejor.

 Sentados lado a lado en aquella laberíntica caverna, con olor a humedad y sellada por completo por un psicópata que los tenía secuestrados, las exageradas quejas e insultos de JinLing sonaron ligeramente reconfortantes.

 Sus familiares gritos le trajeron una paz inesperada.

 Sonrió amplio mientras sacudía ligeramente su cabeza, por lo estúpido que sonaba aquello incluso para sí mismo, aunque no podía negar la verdad de ese patético sentimiento que lo embargaba y lo hacía inusitadamente feliz. Soltó una risita imposible de contener.

— Maldita sea... ¡Lan JingYi! ¡¿de qué demonios te ríes?! —lo reprendió el chico en un grito que rebotó e hizo eco en las paredes — ¿Ya perdiste definitivamente el juicio?

 Quizás sí, pensó JingYi, cuando lo miró y sus ojos risueños se encontraron con un rostro enfurecido y avergonzado, sintió algo extraño en el interior. Una especie de inquietas cosquillas en el corazón que hicieron que su sonrisa se debilitara hasta desaparecer.

 Al mismo tiempo, la cuerda en su muñeca se aflojó casi imperceptiblemente haciendo que su atención se dispersara para centrarse en un instante sobre aquel detalle. ¿Por qué la presión se había relajado de forma tan repentina?

— ¿Sentiste eso?

— ¿Qué cosa?

 El ceño de JinLing seguía profundamente fruncido, pero sintió la urgencia en sus palabras.

 JingYi levantó su diestra hasta los ojos mientras examinaba la cuerda con detenimiento.

— Esta endemoniada cosa se aflojó...

 JinLing copió sus movimientos comprobándolo por sí mismo. Sintió que realmente podía moverse con más libertad y repasó con los dedos su fibrosa textura, su elasticidad y firmeza.

— ¿De qué jodido material está hecho? —soltó con curiosidad, luego de confirmar que no era una cuerda ata deidades, artículo común entre los cultivadores, pero que a sus ojos tenía el mismo propósito: despojarlos de su energía espiritual.

 Esta soga delgada y misteriosa en realidad parecía algún tipo de arma espiritual. A JinLing le recordaba a Zidian, sin embargo, estaba impregnada de energía oscura completamente turbia y sombría. Emitía una peligrosa y sensible irritabilidad, como si el contacto con las muñecas de ambos chicos le desagradara al extremo, haciendo que se retraiga apenas, como una serpiente a la defensiva. Lo que era algo estúpido porque no parecía estar sometida por las emociones de su dueño, pero entonces... ¿por qué la inesperada perturbación? ¿fue algo que ellos dijeron o hicieron?

— ¿Qué crees que sea lo que hizo que reaccione de esa manera? —preguntó mientras seguía estudiándola centímetro a centímetro y levantó la vista al no obtener ninguna respuesta tras unos segundos de un eterno silencio.

 Lo que vio casi lo hace sonreír de pura frustración... JingYi comenzó a dormitar con la cabeza ligeramente ladeada.

 JinLing creía que era toda una proeza que haya durado tanto tiempo insomne siendo que las reglas Lan mantenían un estricto control con los horarios de descanso, pero el sueño lo había derrotado por completo al final.

 Su perfil siempre agresivo y molesto, se suavizó visiblemente. Sus rasgos afilados, debido a su carácter algo salvaje, se volvieron más delicados, casi dóciles. Sin su permanente ceño fruncido incluso se veía bonito, debía admitir. Siendo sincero, tenía un rostro atractivo, placentero a la vista, pero el chico rápido se lo hacía olvidar, cuando escupía verdades como puños.

 Quiso golpearse mentalmente porque en vez de estar intentando descifrar la identidad del desconocido o de aquella cosa que los tenía amarrados, estaba mirándolo dormir como si fuera la jodida cosa más interesante del mundo.

 Sin embargo, no pudo contener las inquietas ansias en su interior y se detuvo largos minutos observándolo.

 Desde la severa cinta de la frente, hasta sus sonrosados y sedosos labios entreabiertos, todo en él llamaba su atención. Incluso sus directas observaciones y su franca hostilidad. Era, sin dudas, como una pieza de jade blanco y puro, pero al contrario de los verdaderos jades mayores del clan Lan, que irradiaban una frialdad impermeable y un aura inaccesible, él poseía una sencilla calidez que era extravagante y agradable de algún extraño modo.

 Cuando notó las tonterías que pensaba, apartó la mirada. Su corazón corría como cogido en falta.

 Para su absoluta sorpresa, la cuerda se movió en ese preciso instante, aflojando nuevamente su ajuste.

 Las preguntas sobre su captor volvieron a agolparse en su cabeza y una gritaba con más fuerza...

  ¿Quién demonios era este tipo, y con qué diablos estaba experimentando?

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