— Pensaba ir a buscarte.

— ¿A mí? ¿Para qué? — preguntó Lauren extrañada.

— Sé que mañana es tu día libre y pensaba invitarte a salir. — Lauren no supo qué cara puso, pero al parecer no era la que esperaba Ruth, ya que se apresuró en añadir: — Tranquila, es para ir al cine. No sé si lo sepas, pero este año se cumplen 20 años desde el estreno de El Mago de Oz y están organizando una función especial. Pensé que te gustaría ir conmigo.

— ¿El Mago de Oz? — preguntó Lauren sorprendida. — ¡Es de mis películas favoritas! ¡Claro que me gustaría ir contigo! ¿A qué hora y en qué lugar nos juntamos?

— A las 15:00 hrs. La función es en el Loew's State Theatre. Podríamos reunirnos en un café cercano. El Golden Spoon es una buena opción. La espero allí, señorita.

Ruth le dio un beso en la mejilla, pasó su pulgar por su mejilla y se fue. Lauren suspiró y en lo único que pensó es que esa era la primera vez que salía con alguien a algo tan trivial como una ida al cine. Sería una nueva aventura.

* * *

Lauren sentía que en cualquier momento se desmayaría. Había llegado ya al café donde se reunirían con Ruth, pero tenía miedo de entrar. Sabía que no sacaría nada poniéndose ansiosa, así que inspiró y abrió la puerta del lugar. Ruth estaba sentada cerca de la ventana, con una taza frente a ella. Pensó en huir, pero la mujer ya la había visto. Le hizo una señal con la mano y se acercó a la mesa. La mujer le dedicó una de sus mejores sonrisas y le indicó una silla frente a ella. Un muchacho se acercó a la mesa de las dos y le preguntó por su pedido. El chico no quitaba su vista de Ruth, aun cuando la estaba atendiendo a ella. Un malestar se empezó a formar en la boca de su estómago. Pidió un café en su tono más arrogante y lo obligó a alejarse de la mesa. Se asentó entre ellas un silencio incómodo.

— Pensé que me ibas a dejar plantada, querida. — Rompió el silencio Ruth en un tono amistoso.

— Tuve un pequeño problema en la casa, pero nada de qué preocuparse. — Sonrió forzadamente y miró la calle, con el recuerdo vivo del muchacho recorriendo con la mirada desvergonzadamente a su acompañante. — Parece que no te has aburrido.

— ¿Ese muchacho? — Ruth lo miró de pies a cabeza y soltó un bufido. — Demasiado soso. Mi gusto apunta a otro tipo de personas. Mucho más interesantes.

— ¿Y cuál es tu tipo, si se puede saber? — preguntó Lauren no del todo convencida. Se reprendía a sí misma por actuar de esa manera tan infantil.

— ¿No lo sospechas? — Lauren negó. — Y eso que a veces creo ser muy obvia.

La chica no supo qué decir. El café llegó y el chico trató de obtener un poco de atención de Ruth, pero esta lo ignoró olímpicamente. Lauren sonrió y ese malestar desapareció.

— Cuéntame de ti, Lauren ¿Vives sola o con tus padres?

— Sola. Me mudé a mi piso hace poco. Y mi historia familiar es un poco complicada de contar. Prometo hacerlo algún día. — Lauren removió con su cuchara el líquido de su café y le preguntó, tratando de ocultar su interés: — ¿Y tú?

— ¿Yo? Vivo sola. Mi familia está en Inglaterra. Mis padres llevan una vida bastante activa en sus respectivos trabajos y no les interesa mucho lo que yo haga. No les importé de pequeña, así que de adulta no iba a existir mucha diferencia.

— ¿Tienes hermanos?

— Uno solo. — respondió amargamente la mujer. — Es el favorito de todos. Mi abuela daría su vida por él. Ella junto a nuestro abuelo nos criaron prácticamente a los dos y él siempre se las arregló para ser el orgullo de la familia. Está casado con quién fuera mi mejor amiga.

Smoke Gets In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora