Capítulo 17

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22 de Febrero, New York, 1959.

Camila llegó a la casa de la señora Green a la hora que acostumbraba siempre. Golpeó la puerta y se apoyó en la baranda de piedra de la escalera, observando el cielo con melancolía. Lauren no le había dicho nada en toda la semana pasada y eso la tenía un poco triste. La quería más de lo que había querido a alguien en toda su vida. Y le dolía cada fibra de su alma el hecho de que el motivo de sus desvelos no estuviera dispuesta a luchar por miedo.

Christina abrió la puerta y le dedicó una sonrisa forzada antes de hacerla pasar a la casa. Camila se sacó el abrigo y ya estaba yendo a la cocina cuando la voz ronca de la señora Green la detuvo a medio camino.

- Camila, cariño. - La mujer estaba apoyada en el dintel de la puerta vestida con un vestido a rayas azules y blancas. - ¿Puedes pasar a mi despacho? Christina nos traerá el desayuno aquí.

Lo único en lo que podía pensar Camina era en que la señora Green sabía lo que había sucedido en su jardín. Un sudor frío recorrió su espalda y siguió a la mujer por el pasillo que llevaba a su despacho. Le rezó a todos los santos que existían en el cielo para que no la apartaran de Lauren y entró al lugar tras la mujer. Esperó a que esta se sentara en su silla y Camila lo hizo después, agarrotada por el frío que sentía.

- Primero que todo, quiero agradecerte de todo corazón lo que has hecho por esta familia, Camila. - La chica levantó la cabeza del piso y la observó extrañada. - Christina me contó la idea del picnic en el jardín y que Lauren aceptó salir. Luché años para que lo hiciera conmigo, pero tú tienes mayor poder de persuasión que yo parece.

Camila sonrió forzadamente y se acomodó en la silla. Podía notar que la mujer estaba tratando de insinuarle algo, pero seguiría impasible hasta que ella lo dijera abiertamente.

- Inclusive tuvimos por primera vez en mucho tiempo una conversación real. - Añadió con nostalgia la mujer, juntando sus manos y apoyando los codos sobre el escritorio.

- Me alegro mucho, Eva. Eso quiere decir que el tratamiento está funcionando.

La mujer sonrió torcidamente y continuó hablando.

- ¡Qué va! El tratamiento la ayuda, pero no tanto como tú lo has hecho. Al principio me exigió que no contratara a nadie más y me aseguró que te iba a hacer la vida imposible como a las otras pero, ¿sabes cuál fue la petición que me hizo hace unos días?

- No tengo la menor idea. - contestó Camila juntando sus manos sobre su regazo, nerviosa por la posible respuesta. ¿Acaso Lauren había pedido que la despidieran?

- Me pidió que te contratara indefinidamente. - Soltó la mujer sin el mayor de los preámbulos, dejando a Camila en un estado de sorpresa enorme. - Me dijo que hiciera todo lo que estuviera en mi poder para que no te alejaras de ella.

- ¿Eso fue lo que le pidió? - preguntó Camila aún algo obnubilada.

- Sí. - contestó la mujer, mientras sacaba una carpeta de uno de los cajones de su escritorio. - Y comprenderás que eso es lo que haré. Pero antes de que firmes el contrato, me gustaría que resolvieras un par de dudas que tengo.

- Pregunte lo que sea. - dijo Camila tratando de ocultar su nerviosismo. - Es lo mínimo que puedo hacer.

- ¿Qué es lo que sientes por mi sobrina?

Directo al punto. Sin ningún tipo de asistencia, Eva Green de Jauregui le estaba haciendo la pregunta que más temía. Dirigió su vista a los ojos de la mujer, esperando encontrar algún tipo de enojo o curiosidad, pero estos no mostraban nada. La mirada que tenía era tan limpia y cristalina como el agua. Camila comenzó a juguetear con sus dedos y decidió contestarle con parte de la verdad.

Smoke Gets In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora