Capítulo 53

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6 de junio, New York, 1959.

Camila no creía que el tiempo hubiese pasado tan rápido. Ese día era la famosa gala de beneficencia y se sorprendió al enterarse que la enfermera jefe había autorizado darle libre ese día para que pudiera acudir a esta. En realidad, no le había extrañado, ya que sabía que Jessica había tenido algo que ver. La pelirroja se había transformado en su amiga y venía a visitarla seguido al hospital. Era muy divertida y siempre tenía algún comentario chistoso que hacerle. Incluso, la había invitado a su atelier, pero ella no había querido ir. Estaba enfocada en su trabajo y, aunque no quisiera admitirlo, esperaba que Lauren apareciera por su departamento o por el hospital para poder conversar con ella. Tenían que arreglar las cosas. Al menos, conseguir su perdón y así poder vivir en paz.

Se colocó el último pendiente y admiró el vestido que Jessica le había enviado. El top era distinto de la falda, siendo el primero blanco con unas hojas bordadas en negro y una falda amplia de tul negro, que en combinación con los tacones plateados la hacían parecer una bailarina. El escote no era profundo, pero esa parte del vestido estaba tan apegada a su cuerpo que lograba resaltar esas formas de su cuerpo y le dibujaba una cintura que ella no tenía normalmente. Era casi como si Jessica hubiese hecho ese vestido a su medida, lo cual le sorprendía, puesto que jamás lo hizo. El color del vestido ayudaba resaltar su tono de piel y el maquillaje a juego que se había aplicado la hacía verse muy hermosa. Se había recogido el pelo en una cola de caballo alta y no tuvo necesidad de colocarse un collar, ya que el detalle sobre la tela era suficiente.

Tomó la pequeña cartera de charol que colocó cruzada a su cuerpo y sonrió. Le haría bien distraerse un poco. Caminó fuera de su habitación y se encontró con Dinah, quien comía fruta mientras leía el guión de la nueva obra que protagonizaría pronto. La chica levantó su cabeza y silbó, poniéndose de pie para admirar mejor a su amiga.

— Estás bellísima, amiga. Y ese vestido es increíblemente hermoso. Necesito los datos de ese diseñador.

— Diseñadora, Dinah. Es mi amiga y me lo envió para la gala.

— No sé qué sucede últimamente con tus amistades, Camila, pero me siento halagada de estar metida entre ellas. — La enfermera sonrió al comentario y dejó que su amiga le besara la mejilla. — Ve y diviértete un rato. Y si te haces amiga de algún productor de cine, háblale de mí.

Camila soltó una carcajada y se fue del lugar. Esperó unos minutos hasta que pasó un taxi, al cual le dio la dirección del espacio donde se llevaría a cabo la gala. Pensó en lo extraña que se sentiría entre medio de todas esas personas, pero lo hacía por su amiga Jessica. Ella le había comentado la idea de no ir a la gala, pero la pelirroja había cambiado su semblante amable en todas esas ocasiones, diciéndole que, si era necesario, iría hasta su habitación y la traería arrastrando hasta el maldito desfile. Así que no pudo negarse más.

Ya el Sol se estaba empezando a ocultar cuando llegó al lugar del evento. Camila se dio cuenta que sería al aire libre y maldijo internamente por no traer un tapado o algo que le permitiera abrigarse. Ya le pediría a Jess uno. Le pagó al conductor y se encaminó hacia el gran arco de piedra que servía de portón de seguridad. Dos guardias se encontraban recibiendo las invitaciones y, cuando fue su turno, pudo apreciar lo hermoso que era ese sitio. Habían adornado con fogatas para señalar el camino. Sin embargo, cuando llegó a la tarima que funcionaría de pasarela, se dio cuenta que la temática del desfile era el bosque. Luces adornaban los árboles, las cuales parecían hadas sobre sus cabezas. Era hermoso.

El lugar se estaba llenando, así que buscó un sitio alejado de la pasarela. Cierta música empezó a llenar el ambiente y los diseñadores junto a sus creaciones fueron pasando. Eran verdaderas obras de arte y Camila se sintió maravillada y suertuda por poder ver eso. Algunas mujeres y hombres iban anotando en pequeñas libretas aquellos modelos que les gustaban para luego comprarlos. La enfermera estaba ansiosa, ya que pronto saldría Jessica y deseaba de todo corazón que saliera todo perfecto. Cuando el animador presentó a la pelirroja, contuvo la respiración y las luces parecieron ser más deslumbrantes.

Smoke Gets In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora