Once.

2.6K 163 14
                                    

Cuando el despertador suena a la mañana siguiente, Jake y yo nos estremecemos juntos, estamos abrazados de forma que me es imposible entender del todo, porque no sé cómo es que llegamos a enredarnos tanto.

Golpeo el despertador incapaz de levantarme ahora, pues estoy cómoda y me siento más feliz de lo que es posible, podría volver a dormir ahora mismo, pero entonces nuestros ojos se encuentran, su iris verde radiante me observa y mi corazón da un vuelco extraño.

Le sonrío al mismo tiempo que él se despereza.

Parece luminoso, y se ve enloquecedoramente sexy incluso recién despertando. ¿Es posible? Pues, sí que lo es, Jake es demasiado perfecto, tal vez incluso pueda ser un semidiós. ¿Hijo de Eros tal vez?

Abro mis brazos, y ruedo en la cama hasta llegar a la otra esquina. No quiero levantarme, no quiero poner un pie fuera de mi cama, no quiero que Jake se marche. Por favor que el día dure para siempre.

Me hago un ovillo bajo las mantas, últimamente hace un frío tormentoso y no estar abrazada a Jake me ha quitado varios grados de temperatura.

–Es viernes –dice quitándome las mantas–. Tenemos clases.

–No quiero ir, Jake. Me siento enferma.

–No seas mentirosa, Ary. Vamos, arriba.

–Creo que estar peleada contigo me afectó el alma, las personas podemos herirnos así ¿sabías?

Parece pensarlo un segundo.

–Sí, lo sé. Lo sé bastante bien –asiente sonriendo–. Pero creo que podríamos arreglar ese dolor.

Se acerca lentamente me alza en brazos y me hace girar en vilo largos segundos hasta depositarme sobre la cama que habíamos preparado para él.

–¿Querida, señorita Stacy, quisiera usted aceptar salir conmigo hoy después de clases?

Jake está arrodillado frente a mí, sosteniendo mi mano entre las suyas, sonriendo con esa sonrisa juguetona y sexy que le ilumina el rostro.

–Con mucho gusto –asiento con una pequeña reverencia–. Solo claro si vamos a mi sitio favorito.

–Sin duda, preciosa.

Las manos de Jake se cierran en torno a mi cintura cuando me levanta y sonrío.

–Esperen, esperen –chilla la voz de Christy que está dentro de mi cuarto con pijama y juro por dios no sé en qué minuto ha llegado–. Esto requiere ser fotografiado. ¡No se muevan!

Jake y yo nos miramos, sin evitar reír de tal forma que ambos caemos sobre el colchón ahogándonos con carcajadas.

–¡Pero…maldición la escena era perfecta para mi club de arte! –exclama mi mejor amiga, con los ojos como dos antorchas cálidas de fuego. Christy emite fervor hasta con su mirada dulce–. Ustedes dos son perfectos, cómo demonios no se han dado cuenta.

El rubor sube a mis mejillas ardiendo intensamente en mi piel que toma un tono rojo como la frutilla.

Ella debe notar mi mirada fulminante porque de inmediato cambia el tema.

Nerviosa dice:

–Bueno, como sea, ¿Ya has comprado tu disfraz, Ary?

–Aun, no –suspiro y me dirijo al armario en busca del uniforme.

–¡Tenemos que ir a comprarlo antes de que se acaben! Tu misma has organizado la competencia y un no tienes el disfraz ¿estás loca?

–Permiso –dice Jake saliendo de mi curto y señalando el baño. Yo le dedico un guiño.

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora