Uno

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~Ary~

— ¡Por dios! ¿No estás ansiosa? —Christy chilla en mi oído toda emocionada en el minuto que abre la puerta de mi auto.

—Precisamente hoy se han acabado las vacaciones, Christy. No veo por qué tenga que estar ansiosa.

—Escuela, amigos, chicos nuevos… ¿No te parece eso suficiente para estar ansiosa?

—Yo a su edad, chicas, esperaba de lo más ansiosa mi primer di de clases, recuerdo que…

—No, Kate —decimos Christy y yo al unísono antes de que mi mamá comience a contar sus cosas del pasado.

—Ok, lo siento —dice mi madre levantando las manos en forma de rendición.

—¡Mamá el volante, no lo dejes! Santa mierda, a este paso no tendremos nuestro primer día de clases, Kate.

–Ustedes, se preocupan mucho, deben vivir la vida relajada.

Christy y yo nos largamos a reír, y por Dios, quiero mucho a esa chica, es una buena amiga, me entiende y soporta a mi madre con toda su locura hipie amor y paz a todo el mundo.

Christy y yo nos conocimos hace unos años atrás, justo después que Jake se fuera y desde entonces somos inseparables. Tomando en cuenta que somos vecinas y prácticamente vivimos la una con la otra.

Mamá aparca frente al instituto, llevo tres años estudiando allí, la verdad es que me gusta mucho y tengo un montón de esos lindos recuerdos de secundaria que uno debe guardar para cuando sea grande.

—Oh, por fin —Christy arregla sus ya peinados rizos chocolate, ella es morena, tiene unos ojos color caoba oscuro que seducen a cualquier chico y por dios, su figura esbelta es envidiable.  Pero es mi mejor y más bonita amiga. Christy no puede ser mejor­—. Ya es hora. ¿Me veo bien o me falta maquillaje?

—Estás auténtica, Christy —sus labios figuran un beso cargado en gloss rosa transparente.

—Este año procuro ser reina del baile—dice y se baja del vehículo contoneando las caderas.

—Y lo serás —me río enlazando nuestros brazos.

Christy además de ser muy linda tiene una de esas personalidades que conquistan a todo el mundo. Ella es tan increíblemente risueña que siquiera enojarse con Christy es imposible.

—Un gusto verlas, señoritas —el colegio ya está hecho un alboroto de personas y recién ahora me siento feliz de estar de vuelta a clases. Escucho el sonido típico de los casilleros, las risas, el timbre.

Por fin. De vuelta a mi mundo.

Puede que suene extraño, pero amo el instuto, las clases y los profesores. Quizá sea por el hecho de que soy ese tipo de chica sociable, o porque tengo una popularidad dichosa. Jamás he sido inadaptada y conozco a la mayoría de las personas, por ende me suelo sentir demasiado a gusto en el típico lugar que todos odian.

—Un gusto verlo, señorito —imito las palabras de Kent que está inclinado justo fuera de la puerta de mi primera clase.

Christy que iba detrás de mí, le sonríe y entra. Nunca le he dicho que nos deje solos, pero ella insiste en hacerlo cada vez que él se nos cruza en el camino.

—Añoraba la vuelta a clases solo para verte—, dice Kent y no puedo evitar reír ante su desfachatez, siempre ligando, en cualquier lugar, cualquier ocación —¿Este año me dirás que sí? —pregunta enroscando su dedo índice en una de las ondas que enmarcan mi rostro fuera de la coleta.

Pese a que me hace gracia su galantería, no le sigo el juego y entro en un modo de seriedad.

—Somos amigos, Kent. Y sabes que desde que el imbécil de Mike me dejó no estoy preparada para estar con nadie.

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora