30. Situaciones inesperadas

En başından başla
                                    

- Aún no, mi venerable dios, me tomaré esta semana para planificar bien el golpe de estado, además debo volver a estudiar estos fragmentos de la Sombra Fundida para darle buen uso.

- Es una buena idea y te apoyo, tómate esta semana libre. Creo que es mejor que vayas a descansar, pues imagino que todas estas emociones te han agotado. – dijo gentil.

- Gracias por sus amables atenciones, mi señor.

- Ferrus, lleva al señor Zant a una de las habitaciones y trátenlo como me tratarían a mí.

- Lo que usted ordene, amo...

Ferrus siguió las órdenes de Ganondorf y escoltó a Zant a una de las habitaciones, oportunidad que aprovechó Grahim para conversar con su amo sobre un tema que lo estaba perturbando.

- Señor, ¿por qué tiene tantas consideraciones con ese sujeto? Primero se ve que es un completo demente, pues grita por cualquier motivo y se lanza al suelo a hacer rabietas como si fuera un mocoso inmaduro; y segundo, él lo terminó de fulminar en su pasada vida, en serio, no entiendo cómo usted...

- Pude notar que te hiciste esa pregunta una y otra vez, sobre todo cuando le entregué la Sombra Fundida. – mencionó sonriente.

- Exacto, pues me sorprende que le haya entregado algo sumamente valioso, que le serviría a usted para tener más poder.

- La Sombra Fundida es poderosa, pero nada se compara a la reliquia creada por las Diosas; es más, solo el fragmento del poder que poseo abarca mucho más que la reliquia crepuscular.

- ¿Ah? No lo comprendo...

- Yo sé cómo hago las cosas...

Grahim no dijo nada más, pues en ese instante entendió las posibles intenciones de su amo... siempre tan estratega.

...

En uno de los balcones del majestuoso palacio del Crepúsculo, se encontraba el príncipe Orión sumamente entristecido por los hechos que acontecieron en su vida de manera abrupta.

¿Qué podía hacer para afrontar la desaparición de su princesa? ¿Cómo consolaría a su hijo cuando este pregunte por su madre? Él se consideraba a sí mismo un hombre tranquilo, fuerte y con carácter para manejar ciertas situaciones, pero esa fortaleza la adquirió en la convivencia con Midna, y ahora que ella no estaba a su lado no tenía idea de qué camino iba a tomar.

A pesar de que fueron las mismas Diosas las que desterraron a sus antepasados a su oscuro mundo, no dudó un segundo en pedirles iluminación, pues estaba seguro de que el arrepentimiento demostrado con el pasar de los años era suficiente para ser escuchado por ellas.

El joven cerró los ojos y les pidió con todas sus fuerzas que iluminaran su perturbada mente, y fue en ese momento que las últimas palabras de su esposa regresaron, y con ello la solución que tanto necesitaba.

- Va a regresar... sálvense ustedes y al pueblo.

- ¿Midna? ¿Dónde estás? ¿Quién va a regresar?

- No tengo mucho tiempo. Muy pronto el mal regresará a invadir nuestro mundo... Zant, el Tirano de las Sombras, volverá a la vida.

- ¿Qué has dicho? ¡Eso es imposible! ¡Deja de decir tonterías y regresa de una vez!

- No puedo regresar, debo permanecer aquí para encontrar al Héroe Elegido por las Diosas, él nos salvará.

- ¿Al Héroe Elegido? Es decir que estás en...

- Salva al pueblo, ríndete ante Zant.

- ¿Te has vuelto loca? ¡Eso nunca!

- Te amo... a ti y a nuestro pequeño... cuídense, por favor...

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