16. Misión encomendada

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A pesar de que el rey prometió encargarse de acabar con los rumores que desprestigiaban a la pareja, la misma no se sentía tranquila. Link deseaba con todas sus fuerzas darle su merecido al que se atrevió a calumniar a su amada; pensaba que irse a Ordon era como huir del problema, sin embargo, no podía hacer nada, pues su padre lo había citado de manera urgente y debía acatar su orden.

Por otra parte, la princesa se sentía inquieta, pues aparte de los rumores que escuchó sobre sí misma, también pudo enterarse de que muchas mujeres deseaban "consolar" a su marido por su supuesta infidelidad. Ella era consciente que su príncipe era un hombre muy atractivo, y que más de una deseaba estar a su lado, pero desde que empezó a analizar las miradas con las que las demás lo observaban, se sintió insegura. Por un momento regresaron sus antiguos miedos, ser lastimada, pero luego de analizarlo detenidamente se tranquilizó, pues no iba a permitir que sus temores la dominen de nuevo. Ella era feliz al lado de Link y no iba a desconfiar de él por las malas intenciones de los demás.

Antes de partir camino a Ordon, los jóvenes decidieron dejar unos cuantos asuntos resueltos, entre ellos, otorgarles un poder legal a sus amigos, los marqueses, para que ellos resuelvan cualquier eventualidad que requiera la presencia de ellos, también se dedicaron a organizar su equipaje junto con los sirvientes para el largo viaje que iban a iniciar.

...

Al llegar la noche la princesa se encontraba acostada en su cama hundida en sus pensamientos, se sentía muy consternada por el difícil día que le tocó enfrentar. Lo único que la relajaba en ese momento eran los cálidos y húmedos labios de su esposo recorriendo su espalda desnuda con ardientes besos, esa sensación era sumamente placentera y excitante para ella.

- Te noto muy tensa, preciosa. A pesar de haber estado juntos, siento que no estás relajada. – preguntó preocupado.

- No digas eso, sabes que estar contigo de esta forma es muy agradable, eres muy buen amante y sabes cómo complacerme; más bien creo yo que yo no te hice sentir a gusto. – dijo entristecida.

- Te equivocas, disfruté mucho mientras me tocabas. Me gusta que poco a poco te vayas soltando, me acaricies y me beses de manera más atrevida.

- Lo hago porque me gustas y te amo intensamente; mis besos y caricias son todos para ti.

El príncipe en ese momento volteó el cuerpo de su esposa para mirarla fijamente a los ojos.

- Yo también te amo, mi corazón y mi vida son completamente tuyos. Sé que estás preocupada por todo lo que pasó hoy, pero confía que una vez que regresemos de Ordon, todo esto habrá sido pasajero. – le indicó, animándola.

- Es que no entiendo quién pudo ser capaz de desprestigiarnos. ¿Acaso alguien quiere vernos separados?

- ¡No lo sé, ni me interesa! Tú y yo sabemos que no me has sido infiel, que con quien te besaste esa noche fue conmigo. Sé que fuimos descuidados, pues no debiste mostrar tu identidad, pero no creas que por eso este problema no se resolverá.

- Tienes razón, sé que mi padre hará las cosas bien. – respondió calmada.

- Así es, mi amor. Vamos a dormir, pues mañana saldremos muy temprano para Ordon. Descansa.

La joven pareja se despidió con un dulce beso en los labios, luego de eso la princesa se acurrucó en los fuertes brazos de su esposo.

...

Los reyes se encontraban en la salida del palacio para despedirse de su hija y yerno, estaban aliviados de que se alejarían por un tiempo de todo el problema que los estaba envolviendo.

- Saluda mucho a tus padres de mi parte, espero que muy pronto Celine y yo les podamos hacer una visita.

- Pierda cuidado, les daré sus saludos una vez que me encuentre con ellos. – indicó el joven, sonriente.

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