55. Todo tiene un comienzo...

467 25 21
                                    

Habiendo terminado de organizar con el capitán del dominio de los Zoras la salida de los soldados al lago Hylia, Dante se dirigió a su habitación para tomar su espada y encaminarse con ellos a la misión.

Una vez que llegó al sitio deseado, tomó su espada, y sin perder tiempo se dirigió al encuentro con el capitán. Sin embargo, un extraño objeto detuvo su camino, el que se encontraba encima de su cama.

- ¿Y eso? – se preguntó a sí mismo, curioso.

Deseoso de descubrir aquel objeto, se dirigió a su cama para tomarlo, dándose cuenta de que era una nota con una letra muy conocida para él.

El hombre leyó la nota con atención, provocando que su semblante se endurezca con cada palabra. Finalmente, rompió el papel en mil pedazos, mostrando furia.

- ¡Mocosa del dominio! ¡Se atrevió a desobedecerme por ese infeliz! – exclamó enfurecido, apretando los trozos de papel que había roto.

Enormes deseos de ir a buscar a la espadachín se hicieron presentes en el hombre, pero estaba consciente de que el capitán lo estaba esperando y que no tenía tiempo de retorcerse en su enojo. Además, sea como sea, sabía que su hija no iba a correr ningún peligro, pues si se trataba de defenderse, ella era experta en el asunto.

- ¡Una vez que todo esto termine, juro que me va a escuchar! ¡De ninguna manera se liberará de mi furia!

Ofuscado, salió de la habitación al encuentro con el capitán.

...

Las estrellas se encontraban reflejándose con gracia y esplendor en las cristalinas aguas del Lago Hylia, las que aún no habían sido perturbadas por las malas intenciones de la encarnación del mal.

Impa y Azael salían de la fuente de Lanayru. La joven se sentía más recuperada debido al tratamiento que su compañero le había dado, pues gracias al agua sagrada su costilla rota sanó.

En ese momento, los sheikahs se escabulleron en las sombras para seguir con su recorrido, observando desde la lejanía como los Zoras se encontraban nadando en el lago, haciéndoles saber que estos habían decidido salir de su escondite para defender sus tierras de las bajas intenciones de sus enemigos. Impa se sintió satisfecha, pues con eso supo que la conversación con la princesa Ruto había traído los resultados deseados.

- Me alegra saber que la princesa Ruto tomó en serio mis palabras. Ahora sus solados están alerta para cualquier peligro que se presente en este lugar. – comentó satisfecha.

- Yo también me alegro por eso... pero más me alegra ver que ya te sientes mejor. – contestó Azael.

- Yo... te agradezco mucho por haberme curado. De no ser por ti, en estos momentos no podría moverme, además que el agua de la fuente me ha tranquilizado mucho. – indicó con calma, recordando lo alterada que se sentía por no haber podido rescatar su pupila.

- Bueno, si deseas agradecerme de alguna manera, creo que podrías...

- ¡Ni se te ocurra! Ni creas que me he olvidado del beso que me diste, y si vuelves a hacerlo, te juro por la memoria de mi abuela que esta vez...

La amenaza de la sheikah se vio interrumpida, pues a la lejanía pudo escuchar los gritos de una persona, haciendo que se apresure con su compañero a averiguar de qué se trataba. Se escabulleron por una pequeña arboleda de dónde provenía aquel ruido.

Al llegar a su destino se impactaron al ver como un Moblin se encontraba acorralando a un hombre de mayor edad, quien poseía una terrible herida en el brazo producto de la agresión recibida por parte de la lanza la bestia. Impa iba a intervenir, pero Azael la detuvo.

Almas unidasKde žijí příběhy. Začni objevovat