17. Heridas del alma

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Zelda estaba impactada por la reciente confesión de su suegra. Jamás se imaginó que ella pasaría por situaciones tan lamentables con su familia.

- Demetrio es un hombre con un gran corazón y ama a nuestro hijo con toda su alma, pero hay varios motivos por los que a veces es muy estricto con él.

La princesa decidió guardar silencio, no quería interrumpir por ningún motivo el relato de la duquesa.

- La razón por la que me convertí en su institutriz fue por petición de su padre, pues en ese entonces su joven hijo se le estaba saliendo de control...

*.*.*.*.*

El príncipe Demetrio, en ese entonces, tenía dieciocho años. Siempre se había caracterizado por ser un joven bondadoso y responsable con su reino, pero a partir de la muerte de su madre, la duquesa Oriana, su conducta cambió radicalmente. Se convirtió en un muchacho rebelde e irrespetuoso, evadía cada una de las responsabilidades que le competían y siempre ahuyentaba a sus maestros con extrema insolencia.

El padre de Demetrio, el duque Genaro, se sentía desecho con la muerte de su esposa, sin embargo, no podía permitir que ese dolor lo derrumbe, pues no solo tenía que velar por el bienestar de su reino, sino también por el comportamiento de su hijo, que estaba provocando serios problemas en su vida personal.

...

Padre e hijo se encontraban en una fuerte discusión en la biblioteca del palacio, y por más que el gobernante quisiera evitarlo, los gritos de ambos eran desorbitados.

- ¡Basta, Demetrio! ¡Es el quinto maestro que ahuyentas en este mes! Tu insolencia ha rebasado todos los límites. ¿Cómo pretendes reemplazarme algún día con semejante actitud que has tomado? – reclamaba exaltado el duque.

- ¡Todos los mentores que eliges para mí son unos viejos insoportables!

- ¡Cuida tu boca! ¿Qué manera de hablar es esa?

- ¡Es la verdad! No dejan de cuestionarme por todo y me repiten a cada instante que sería una deshonra para Ordon tener un duque con mi forma de ser. Estoy harto de tener tantas presiones por parte de ellos. ¡Quiero que todos me dejen en paz!

- Desde que tu madre murió, hace dos años, te has vuelto intratable. Sé que su muerte fue un golpe muy duro para ti, para mí también lo fue, pero créeme que ella no se sentiría nada orgullosa con tu conducta actual. ¿Dónde quedó el joven noble y gentil que tenía un intachable honor con el deber?

- ¡No quiero tener más maestros, no pienso tolerar sus hostigosas cátedras y reproches! Ya estoy lo suficientemente grande para decidir mi propia vida.

- ¡Tú harás lo que yo ordene! ¡Soy tu padre y me debes respeto! Vas a prepararte como es debido para algún día obtener el ducado; te guste o no, ese es tu destino y debes enfrentarlo. Yo no viviré para siempre y el reino dependerá solamente de ti, y con tu rebeldía llevarás todo a la ruina. No pienso soportar ni un día más tu indebida conducta, por eso, en este momento, está esperando afuera una nueva institutriz a la que acabo de contratar, y quieras o no, la obedecerás.

- Otra vieja fea e insoportable...

- ¡Silencio! ¡Nada de eso! Ella es graduada de la mejor universidad del reino gracias a una beca de estudios que obtuvo por sus excelentes notas. Ha llegado muy lejos, y aparte de poseer amplios conocimientos en el comercio, también ha puesto en cintura a rebeldes nobles como tú, gracias a su estricto método de enseñanza. Espero que ella sea capaz de regresar a la persona que antes era mi hijo, pues el que tengo frente a mí es todo lo contrario a él.

Almas unidasWhere stories live. Discover now