10. Aceptando la derrota

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Link y su amigo Cocu se encontraban sentados en la gran roca a las afueras del castillo. En ese momento estaban teniendo una importante conversación sobre la confesión del príncipe, la cual la tenía muy mortificado.

- ¿Estás seguro de que estás enamorado de Zelda? Ustedes se casaron sin sentir el mínimo sentimiento. Pienso que estás confundido y te has dejado impactar por su belleza. – preguntó el marqués, preocupado.

- No, Cocu, al principio creí lo mismo, pero no es así. No te voy a negar que Zelda es una mujer increíblemente bella, pero en este viaje aprendí a conocer su esencia y eso fue lo que me enamoró. Inexplicablemente, cada día que pasaba a su lado, mi alma se sentía atraída a la de ella. Empecé a acoger este sentimiento con cada sonrisa que me regalaba, con cada agradecimiento que me daba por mis atenciones para con ella, pero me di cuenta de que me había enamorado cuando tuvimos una fuerte discusión.

- ¿Discusión? – preguntó sorprendido.

- Sí... cuando fuimos a visitar la región de Farone, se encontró con un amigo de su infancia, y una vez que se despidieron se abrazaron cariñosamente; ver esa escena, me llenó de una rabia y celos incontrolables. – confesó, avergonzado.

- Si no me equivoco, el hombre con el que se encontró Zelda, es Vilan. Es un amigo de nuestra infancia que vivió en la ciudadela, luego se mudó a la región de Farone por los negocios de sus padres. Hace poco supe que se casó y es muy feliz en su matrimonio. Él siempre ha visto a Zelda como una hermana, no debiste desconfiar de ella al verla abrazándolo. – recriminó el joven.

- Lo sé, pero no pude evitarlo. Me sentí tan enfurecido al ver esa escena que le reclamé duramente su actuar con ofensivas palabras. Ella se sintió lastimada y me abofeteó... y en ese momento me di cuenta lo mal que me había portado, pero cuando quise pedirle perdón, ella no quiso escucharme, entonces salió rápidamente de la cabaña donde nos hospedábamos y se adentró al bosque. La busqué por varias horas, y una vez que la encontré estaba desmayada por el intenso frío que hacía esa noche. Verla en ese estado me devastó totalmente, tuve miedo que por mi culpa le pase algo, así que me quedé cuidándola y abrigándola toda la noche. – relató, entristecido.

Cocu escuchó atentamente todo el relato de su amigo, estaba sorprendido de ver hasta donde habían llegado sus celos por la princesa.

- Le pedí perdón por mi forma de actuar y ella me perdonó enseguida. A partir de ese momento, asimilé cuanto la amaba. Todos los días me lo negaba a mí mismo diciendo que era simple atracción física, pero con el tiempo, mis sentimientos se hicieron más fuertes e intensos. Nos hicimos más unidos desde esa pelea, pero solo como amigos, porque ella no desea nada más allá que una bonita amistad conmigo. – reconoció, sumamente apenado.

- Lamento lo que te pasa, amigo. Hace años que conozco la actitud negativa que tiene Zelda hacia el amor, y todo eso nació a raíz de la muerte de Ashei.

- Lo sé, ella me lo contó todo antes de casarnos. Al principio no me afectó tanto su actitud, pues aparentemente yo no sentía nada por ella y acepté mi matrimonio como un simple formalismo, pero en este viaje me di cuenta de que la amé desde la primera vez que la vi. Desde el día que nos conocimos, sentí algo muy especial al verla, como si la conociera desde siempre. – recordó con una sonrisa.

- Creo que es mejor que hables con ella y le confieses tus sentimientos.

- ¡No pienso decirle nada! Si ella llega a saber lo que siento, se alejará de mí. Prefiero estar como ahora. Nos llevamos muy bien y nos tratamos con cariño, y no quiero que eso cambie. – explicó, preocupado.

- Puede ser que ahora te conformes con eso, pero llegará un momento en el que te cansarás de ser visto como un amigo y pedirás que te vea como un hombre, y como tal, desearás compartir momentos más intensos con ella... momentos únicos que solo les compete a un hombre y a una mujer casados... tú sabes muy bien a qué me refiero – afirmó el marqués.

Almas unidasWhere stories live. Discover now