25. Secretos al descubierto

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La lluvia torrencial caía de manera inmisericorde en la pradera de Hyrule, y en una pequeña zona se encontraba el príncipe, impactado por lo que acabó de ocurrir frente a sus ojos. Un misterioso hombre, salido directamente del infierno, acababa de desaparecer cuál espejismo, y llevándose a su esposa en sus brazos.

- Ze...Zelda... – dijo entrecortado debido al pánico.

Los ojos del joven empezaron a soltar algunas lágrimas debido al terror que lo invadía. No tenía la más mínima idea hacia dónde se habían llevado a su esposa, no sabía hasta qué punto ella corría peligro, así que trató de reincorporarse de su estado e ir rápidamente al palacio a informar sobre el terrible suceso.

...

Link entró con Epona a la ciudadela y se dirigió rápidamente al palacio, tenía que informarles a los reyes y a su padre la tragedia que acababa de pasar. Estaba tan alterado que no lograba encontrar las palabras correctas para contar lo sucedido. ¿Cómo decirles a unos padres que su amada hija había sido secuestrada por un desconocido sujeto? Y lo que es peor aún, ¿cómo podría tener tino al contarles si él también estaba destrozado con la situación? No sabía cómo afrontarlo.

Una vez que llegó al portón del palacio, se bajó de la yegua para abrirlo, pero su paso fue detenido al ser interceptado por un soldado.

- ¿Quién eres tú, muchacho? – preguntó serio.

- ¿Quién soy? ¿Qué clase de pregunta es esa? Soy yo, Link. El esposo de la princesa Zelda. – respondió sorprendido.

El soldado empezó a reírse a carcajadas debido a las palabras del joven, como si hubiera escuchado una graciosa broma.

- Ya estuvo bueno, un campesino como tú, ¿el príncipe? Por favor. – preguntó irónico.

En ese momento Link se dio cuenta de que debido a la prisa no se había cambiado de ropa, y más lo empapado que se estaba no daba ninguna imagen de parecer un príncipe.

- En serio soy yo, necesito ir a ver al rey. ¡Tengo que decirle algo muy importante! – insistió impaciente.

- Seguro eres un ladrón. No voy a permitir que entres al palacio, además su majestad nos indicó que el príncipe está de viaje debido a una misión.

Link se sentía desesperado, tenía que encontrar la manera de entrar al palacio sea como sea; no podía escabullirse por los muros como cuando era el héroe enmascarado, pues debido a la torrencial lluvia todo ese camino estaba resbaladizo, así que por eso tomó una difícil decisión. Agarró del brazo al soldado y con todas sus fuerzas lo tumbó al suelo, dejándolo noqueado, así que aprovechó el estado del hombre para entrar corriendo al palacio, pero en el camino, muchos más lo descubrieron y empezaron a perseguirlo.

- ¡Intruso! ¡Deténgalo inmediatamente!

...

El duque se encontraba en la sala principal del palacio junto con su amigo Daphnes. En esos momentos estaba contándole sobre la conversación que tuvo con su hijo.

- Lo hubieras visto, estaba completamente borracho y destruido. Descubrirlo en ese estado me dolió mucho... y aparte de eso, estuvo reacio a regresar aquí para arreglar las cosas con tu hija.

- No puedo creerlo. Pobre Link...

- Créeme que estuve a punto de hacer algo que jamás en la vida me había atrevido a hacer, golpearlo. Ya estaba listo para darle una cachetada, pero gracias a las Diosas me contuve, pues verlo tan deprimido me destrozó el corazón. – relató entristecido.

- Hiciste bien en no golpearlo, a pesar de que eres demasiado estricto con él, nunca has tenido la necesidad de alzarle la mano; no lo hiciste cuando era pequeño, así que menos lo debes hacer ahora que ya es un hombre. Estoy seguro de que en estos momentos estarías arrepentido si lo hubieras hecho.

Almas unidasWhere stories live. Discover now