31.LA BELLA DURMIENTE

Start from the beginning
                                    

—Jajajaja. ¿Es que has enseñado a tus alumnos a ser pacifistas, Kakashi?—preguntó Zabuza. A pesar de su delicada situación, encontraba la escena muy divertida.

—Haa, haaa, haaa. —jadeó Bakugo por el cansancio. —Cállate si no quieres que te explote tu fea cara, sin cejas. —luego miró a Kakashi. —Le hemos derrotado ya, déjale.—

—¿A qué viene esto, Bakugo? ¡Si eres el primero que dice MUERE cada vez que atacas!—dijo Kakashi, sorprendido.

—En combate todo vale, pero el sin cejas ya ha perdido. Sería una ejecución. —explicó Bakugo.

—Si le dejamos vivo volverá a por nosotros. —replicó Kakashi, molesto por la actitud del rubio ceniza.

—Pues que vuelva, le volveremos a patear su sucio culo. —dijo Bakugo haciendo crujir sus nudillos.

—El mundo no es así Bakugo. Los ninjas realizamos todo tipo de misiones. Incluso la de matar.—Kakashi trató de hacerle entrar en razón al rubio

—Puede ser, pero nuestra misión no es la de matar al sin cejas. Nuestra misión es la de proteger al borracho. —dijo Bakugo, señalando a Tazuna. 

—¡Acaba conmigo de una vez, Kakashi! ¡Estoy harto de escuchar las tonterías de este mocoso!—exclamó Zabuza.

—¡Te he dicho que te calles! —dando un pequeño salto, Bakugo golpeó a la barbilla de Zabuza con su frente ensangrentada. El salto y el golpeo hizo que se tambaleara perdiendo el equilibro—Mierda, no debí hacer eso. —

Fue la gota que colmó el vaso a su esfuerzo y la pérdida de sangre para que se quedara inconsciente. Cuando abrió los ojos, se encontraba en la cama de la casa de Tazuna, ya sin ninguna aguja y con una venda en la cabeza. Por suerte para él, esta vez apenas le dolían los brazos.

—Tsk. —masculló Bakugo. —Estoy más tiempo inconsciente que consciente. ¿Qué habrá pasado con el bastardo sin cejas?—

En la habitación no había nadie, así que decidió ir a la cocina por si alguien estaba en casa. Allí se encontró a Tsunami que estaba cocinando.

—Ey. —llamó la atención de Tsunami el rubio ceiniza.

—¡Bakugo! —Tsunami dejó de cocinar y abrazó con fuerza al rubio ceniza. Éste puso cara de circunstancias.

—¿A qué viene esto, vieja?—dijo Bakugo, incómodo por el contacto físico y queriendo salir de esa situación 

—Es solo que me pone muy contenta que hayas despertado. —respondió Tsunami separándose de Bakugo.

—Mmmm, pues tampoco hace falta que nos pongamos tan contentos. Cambiando de tema, me muero de hambre. ¿Hay algo que pueda comer, vieja?—preguntó Bakugo.

—Dónde tengo la cabeza. Debí ofrecerte algo de comer. No me extraña que estés hambriento. Has estado durmiendo casi dos días y medio.—explicó Tsunami

—¿QUÉEEEEEEEEE? —gritó Bakugo, incrédulo. —¿He estado durmiendo más de dos putos días? Joder, soy como la bella durmiente...—esto último lo susurró, pero aún así lo pudo escuchar Tsunami.

—¿Bella durmiente?—preguntó Tsunami, desconociendo el cuento popular del mundo original de Bakugo.

—Olvídalo. —respondió. —¿Dónde están el resto de extras?—preguntó Bakugo, sentándose en una silla. A pesar de haber dormido más de días, o precisamente por ello, se sentía terriblemente cansado.

—Inari y tus compañeros están ayudando a mi padre con el puente. —respondió Tsunami. —Ten esto mientras te preparo algo picante—le dio a Bakugo un tazón lleno de arroz.

—¡Que sea muy picante! —dijo Bakugo, salivando por el hambre.

—Hoy puedes pedir lo que quieras. —dijo Tsunami con una sonrisa. —Es lo mínimo que puedo hacer por uno de los héroes de nuestra ciudad.—

—¿Héroe?—dijo con la boca llena de arroz, luego se le vino a la mente la imagen de Zabuza. —¡Mierda, el hambre ha hecho que me olvidara del bastardo sin cejas y del niño-niña! ¿Sabes qué ha ocurrido con ellos, vieja?—

—Ya te contarán los demás cuando regresen. Solo te adelanto que te han dejado una sorpresa. —dijo Tsunami.

—Tsk. —masculló enfadado Bakugo, terminándose lo que quedaba de arroz. —No me gustan las sorpresas.—

El cabreo se le pasó rápido al oler la carne aliñada con salsa picante que le estaba preparando Tsunami. Bakugo hubiera ganado cualquier tipo de concurso de comer rápido en ese momento. Se terminó en menos de 5 minutos la comida con cantidad suficiente para alimentar a una familia numerosa.

No pasó ni media hora cuando Sasuke, Sakura, Kakashi, Tazuna e Inari regresaron.

—Estoy reventada de tanto mover vigas de acero ... —se quejó Sakura sin reparar en que estaba Bakugo despierto.

—Jajaja. ¡Vaya pintas tenéis!—rió Bakugo al ver a sus compañeros con chalecos y cascos de la construcción.

—¡BAKUGO! —gritó Sakura con lágrimas en los ojos, inmediatamente después abrazó con fuerza al rubio ceniza. No fue la única que lo abrazó, Inari y Tazuna siguieron su ejemplo.

—¿HOY ES EL JODIDO MUNDIAL DE LOS ABRAZOS Y NO ME HABÍA ENTERADO?—gritó  Bakugo, con un tic nervioso en el ojo de lo incómodo que se sentía. Luego los apartó con brusquedad. —¡Apartaos de mí, pandilla de extras!—

Katsuki Bakugo en KonohaWhere stories live. Discover now