Cap. 39 Los fugados

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Evelyn

—¡¡Darrel!! —grité mientras cerré la puerta y entré con una mirada asesina fija mi rostro.

Oh sí, resulta que no hay pollo frito gratis en el mercado. ¿Fue mi culpa que en realidad creí en ese hijo de puta? Probablemente. Pero vamos, ¡tenía que ir a ver al menos! ¡En caso de que se acabara! Y si lo hiciera, lo tomaría de otra persona. Me importa poco.

Va a pagarme por esto. No se juega con una chica y su amor por la comida. ¡Diablos no! En serio, ¡¿cómo se atreve?! Pero es un chico valiente, le daré eso.

—Evel...

Justo cuando vi a alguien saliendo de la cocina, le di un puñetazo justo en el cuello y luego arreglé el cuello de mi chaqueta.

—Bueno, supongo tenía que verlo venir —dijo, su voz sonaba horriblemente quebrada debido al dolor en la garganta que probablemente estaba sintiendo.

Fruncí el ceño cuando vi la cabeza llena de cabello marrón en lugar de la de cabello rubio que esperaba.

—¿Ian? —pregunté, mientras se dejó caer el piso sobre su estómago para descansar.

—Sí. —Apenas gimió, agarrando su cuello mientras tosía.

—Maldita sea —susurré mientras me agaché y traté de sacar la mano de su cuello. Pero no se movía. Todavía estaba gimiendo mientras cerraba los ojos fuertemente y eso me hizo sentir muy mal—. Eso era para Darrel. Y en la mejilla, también, pero tú eres demasiado alto. Lo siento... ¿dónde está Darrel?

—Sí, ¡gracias por tu preocupación! —gimió, debido a que probablemente le dolía hablar.

Me levanté y me lamí los labios. Maldita sea, ¿por qué tengo que golpear tan duro?

—Te daré un poco de hielo o algo así. ¿Necesitas algo más?

—El hospital, tal vez.

—Oh, no exageres. Has sido golpeado en sitios peores.

—Es cierto... ¡Pero aun así! Maldita sea... ¿Has estado trabajando en tus golpes?

Me encogí de hombros, sin embargo casi sonreí al recordar golpear a Joss. Eso fue algo bueno.

—Más o menos. —Así que rápidamente fui a la cocina y cogí una bolsa de hielo que Stormy mantiene allí, en caso de emergencias. Y, bueno, ¿supongo que esto era una especie de emergencia?

Volví y sostuve la bolsa de hielo para Ian. Lentamente trató de alcanzarla, así que sólo alejé suavemente la mano de su cuello y puse el hielo allí. Él siseó pero luego dejó caer su cabeza.

Ten en cuenta, estaba todavía en el suelo.

Miré hacia arriba cuando oí a alguien bajando las escaleras. Stormy estaba caminando por las escaleras de cristal vistiendo su bata de color rojo oscuro, que en realidad me pareció bastante encantadora porque tenía su apellido en letra cursiva en la parte de atrás... en letras doradas, también. ¡Jodidamente genial!

—Chicos, ¿qué está pasando? —preguntó con una voz dulce, al ver a Ian en el suelo. Pero yo sólo le di la sonrisa más dulce que pude reunir—. ¿Qué pasó? ¿Por qué está Ian en el suelo inconsciente?

Fingí una risa y miré hacia Ian de nuevo.

—Él no está in... oh joder, ¡está inconsciente! Mierda, ¡dije una mala palabra! ¡Joder! Está bien, lo siento, tres dólares en el frasco, ¡lo tengo! —Fingí otra risa cuando me dio una mirada llena de decepción—. Los conseguiré luego, sólo ayúdame a ponerlo en el sofá por favor.

The bad girl and the good boyWhere stories live. Discover now