Cap.18 Un sabor igual al arcoíris

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Zavier 

—Así que, ¿dónde guardáis la cerveza? 

Cuando escuché la voz de Evelyn bajando las escaleras, llevé mi mano al rostro y suspiré profundamente. ¿En serio? ¿En serio me acaba de preguntar eso? Ayer, fuimos a por un montón de comida basura (corrección, robamos), e incluso tuvimos que poner gran parte en el sótano porque había demasiada. Y ahora ¿ella quería un poco de maldita cerveza

Bueno, después de todo era Evelyn Jo. Realmente no debería estar sorprendido. 

Sacudiendo la cabeza, cerré mi MacBook y lo coloqué en la mesa del salón mientras tomaba un sorbo de mi té con hielo. Evelyn se acercó y me miró, probablemente esperando mi respuesta, pero sólo le alcé las cejas como si no supiese de lo que estaba hablando. No se lo digas, no se lo digas... 

Vale, la verdad era, que en realidad mi mamá guardaba un montón de bebidas alcohólicas en el sótano. Estaban dentro de un armario con una puerta deslizante. Pero había un candado en él, por lo que nadie más que mi mamá podía entrar. 

Sabía que si Evelyn lo averiguase, abriría esa puerta en no más de diez segundos. Hace tiempo, me di cuenta de que bloquear la puerta de mi habitación por la noche no iba a funcionar, por lo que simplemente ya no la bloqueaba más. No estaba tan paranoico como cuando la conocí por primera vez, pero todavía era bastante paranoico si tuviese que admitir la verdad. 

—¿Hola? ¿Osito de peluche? 

Volví a la realidad cuando una mano estaba agitándose frente a mi cara. Me di la vuelta para mirar a Evelyn y empujé hacia arriba mis gafas cuando los sentí caer del puente de mi nariz, justo dónde Evelyn inocentemente me besó ayer. Era tan directa. Me preguntaba cómo se sentiría realmente besar sus suaves labios. 

Me aclaré la garganta y me rasqué la parte posterior de mi cuello ya que sentí que mi cara se calentaba. ¿Por qué justo estaba pensando en esto? 

—¿Qué? 

—Pregunté dónde guardáis la... 

—No, no, no lo preguntes de nuevo. Aquí no hay cerveza. Tampoco ningún otro alcohol. —Sin quererlo, mis ojos la evitaron y miraron directamente a la puerta que llevaba al sótano. Entonces, le di una risa falsa. Horriblemente—. ¿P-por qué pensarías que tenemos cerveza aquí? En serio... psh. ¡Guau! 

Evelyn me miró con la lengua dentro en su mejilla y después me estrechó los ojos con sospecha. 

—¿Por qué acabas de mirar hacia la puerta del sótano? 

—Pfft, ¿¡qué!? No lo hice. —Miré hacia la puerta de nuevo—. No miré hacia ella. —¡Detente Zavier! ¿¡Por qué eres un mentiroso tan terrible!? Era bastante bueno, ya sabes, mintiéndole a mi madre sobre algunas cosas. Pero supongo que depende del tipo de persona a las que estaba mintiendo. Evelyn me puso nervioso y lo admito, un poco asustado ya que sabía las cosas que podría hacerme. Como, posiblemente, matarme. Así que no quise meterme con ella y sin duda no quise mentirle. Pero lo acababa de hacer y vio a través de mí. Ella era buena. 

—¿Qué hay allí abajo, Osito de peluche? 

—¡Nada! —contesté un poco demasiado rápido, haciendo que interiormente quisiera abofetearme—. Q-quiero decir, la comida basura, por supuesto. —Dios, mátame ahora. 

—¿Me estás mintiendo? —preguntó y cerré firmemente mis ojos una vez que se acercó e intimó. Estaba prácticamente sentada en mi regazo y hasta movió su mano sobre mi pecho. ¿Mencione que estaba usando una de mis camisas negras sin mangas? ¿Junto con otro par de pantalones pitillo Adidas que tenía por allí? Había dormido con ellos, así que nunca me los quité. Pero ahora me arrepentí, ya que comenzó a acariciar hasta mis bíceps. Mi corazón estaba latiendo como un loco, e intenté con esfuerzo calmarme, pero no sirvió de nada, especialmente cuando estaba tan cerca de mí. 

The bad girl and the good boyOù les histoires vivent. Découvrez maintenant