Cap. 34 Reparar los corazones rotos

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Zavier

—Buena chica...

No sabía por qué y realmente me odiaba por hacer esto, pero todo lo que podía hacer ahora era responder al maldito estúpido video que alguna persona aleatoria había decidido enviarnos a Joss y a mí en nuestra primera cita.

Esto era asqueroso en muchos niveles. Quiero decir, claro, parecía bastante divertido para ellos, pero ¿para mí?

Lo odiaba. Le odiaba a él. Odiaba esto. Odiaba todo. Y odiaba...

No... nunca podría odiar a la persona de la que me he enamorado. Simplemente no podría. Si quisiera hacerlo, significaría que ella tendría que hacer algo que fuera lo suficientemente horrible para hacerme sentir de esa forma sobre ella.

Aunque, esto estaba más allá de horrible para mí, no solo por una, sino por dos razones. Y sinceramente, simplemente no podía permitirme odiarla por algo como esto.

Si ella quería estar con el chico malo, entonces que esté con el chico malo. Quería pasar su tiempo libre con él en vez de conmigo, que lo haga. Quería mentirme cada maldita vez a la cara, solo para que pudiera correr directa a él para vivir su feliz y salvaje vida...

Entonces... Deja. Que. Lo. Haga.

Dije que no quería preocuparme... y santo cielo ¿me era difícil hacer eso? Pero tenía que superarlo.

Era tan estúpido, que ni siquiera tenía el valor o el coraje para detener el video que me han enviado. Entendía la reacción de Joss por la forma en la que se hizo. Pero principalmente estaba disgustado por Evelyn y por qué había elegido hacer esto con Davne, mi peor enemigo.

No podía seguir con esto...

—Oh, sí, definitivamente he estado esperando esto demasiado tiempo —escuché decir a Davne con voz ronca, haciendo que cerrara los ojos mientras apretaba mis manos alrededor del teléfono otra vez. En serio, ¿qué demonios era esto? ¿Por qué siquiera habían decidido enviarnos esto? ¿Para hacerme enfadar? Porque lo estaba, más enfadado de lo que alguna vez pensaba que podría estar. Y el sentimiento solo me hacía querer golpear a alguien todavía más, o incluso vomitar por las náuseas que me había provocado.

—Cállate de una maldita vez y quítate tú estúpida ropa para que podamos liarnos o lo que sea —escuché decir brevemente a Evelyn.

—Codiciosa, ¿no es así, conejito? —Davne se rio y oí las suaves palmaditas de una cama, haciéndome gruñir ligeramente cuando sentí una mano tocando la mía ligeramente. Joss me quitó el teléfono y le di un puñetazo a mi rodilla, enterré mi rostro en mis manos y me despeiné el cabello con frustración.

Nos sentamos en un banco el uno junto al otro en la calle, para que pudiera calmarme, porque en serio, no estaba bien. Estaba seguro de que estaba a punto de tener un ataque de pánico por segunda vez en la misma noche y eso no habría sido bueno para mí. Si lo tenía, Joss tendría que llamar a la ambulancia porque un pequeño beso no funcionaría esta vez, especialmente ahora ya que sabía que a la que había devuelto el beso ahí era ella y no a Evelyn, como había querido que fuera todo el tiempo.

Pero ¿quién sabe? Tal vez Evelyn siempre había ido a besar a Davne antes de cada vez que yo la besaba.

¡Ja! Patético.

Ni siquiera debería odiar a nadie por esto. Odiaba a Davne, eso era seguro. Pero era por la forma en que me trató cuando éramos jóvenes. Estaba empezando a ser amable conmigo y eso era extremadamente extraño y sospechoso. Pero yo tenía razón. Solo había querido llegar a Evelyn y bueno, ahora la tenía. ¿Por qué la querría conmigo? ¿Para que pudiera verla amar a alguien más que no era yo?

The bad girl and the good boyWhere stories live. Discover now