Cap. 30 Los pequeños secretos

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Evelyn

—¡MIÉRCOLEEEEEEES!

Juguetonamente rodé mis ojos y me volteé para ver a Jesse entrar a la cafetería con la bolsa de su almuerzo en su mano. Ethan estaba demasiado intrigado en su libro notarlo o cualquier cosa a su alrededor. Y Zavier... bueno, sólo digamos que ha estado un poco fuera de sí desde el lunes. Realmente no era extraño verlo estudiar en la mesa, pero al menos no estaba leyendo su maldito libro de Salud. En serio, cuando él tenía esa cosa, sólo quería cerrarlo y arrojarlo por la ventana.

Aún me preguntaba qué había ocurrido el lunes sin embargo, o si Davne jodidamente le hizo algo. Los dos entraron a clases al mismo momento exacto y Zavier se había visto un poco impaciente acerca de algo. Después de eso, simplemente no habló mucho. Casi parecía bastante enojado y no tenía idea de porqué. Aún no tenía idea de porqué. Pero de verdad estaba ansiosa por saber, y cuando le pregunté nuevamente, no cedió y quiso que dejara ir el tema, como lo haría normalmente. Pero no lo dejaré.

—Oye —dije, decidiendo mostrar que reconozco la existencia de Jesse a medida que se desplomó en el asiento justo al lado de Ethan. Me dio un asentimiento y una sonrisa, poniéndose cómodo.

—Qué pasó, qué pasó —dijo, mirando tanto a Ethan como a Zavier. Ethan asintió en reconocimiento y pasó una página en su libro. Pero Zavier ni siquiera dijo o hizo nada. El chico estaba simplemente en su propio mundo pequeño. Sabía que todavía existíamos, ¿ciertos? No estaba solo en casa ni nada. Aún estaba en la escuela, y sus amigos estaban tratando de hablarle. De verdad espero que no esté ignorándonos, porque sentí como si hubiera estado tratando de hacer eso a menudo últimamente.

Jesse y yo nos vimos mutuamente, y luego a Zavier, quien estaba distraídamente mordiendo una cuchara de plástico que en realidad no tenía nada en ella. Suspirando profundamente, decidí simplemente patearlo justo debajo de la mesa para hacer que por fin nos notara. Se sacó la cuchara de la boca mientras gruñía y casi golpeó su cabeza en la mesa. Pero estaba bien. Sólo lo pateé en la espinilla.

Una vez que el dolor se había ido (creo), miró arriba hacia mí con una expresión de sorpresa. Estaba un poco rojo en el rostro también.

¿¡Por qué hiciste eso?! —demandó mientras agarraba su espinilla.

Simplemente me encogí de hombros como respuesta. Quería tanto reírme sin embargo, ya que su voz se puso un poco aguda en las dos primeras palabras.

—¿Qué estás leyendo?

—Pateas duro —murmuró un poco molesto a medida que se enderezó en su asiento y miró de vuelta abajo hacia sus libros y trabajos. Estuvo callado por un pequeño rato... hasta que se dio cuenta de que le había hecho una pregunta. Me miró con esas lindas orbitas marrones y luego volvió a mirar hacia abajo igual de rápidamente como si tuviera miedo de hacer cualquier contacto visual conmigo por el momento. Pero de nuevo, no le estaba dando una mirada muy agradable. Bueno, era mi rostro cuando estaba bastante enojada. O era sólo mi expresión facial por defecto. A veces no podía diferenciarlas, para ser honesta.

—E... eh, sólo algunas cosas de Historia para ese pequeño examen sorpresa que tene...

—¿¡Tendremos un examen sorpresa?! —Jesse gritó, arrojando algo de lechuga de su emparedado por el aire por lo muy asustado que estaba probablemente—. ¡Maldita sea! Qué demonios...

—Quiero decir, si es que tenemos un examen sorpresa, Jess. Nunca sabes. —Zavier se redimió a sí mismo con una pequeña sonrisa, causando que Jesse gruñera y felizmente arrojara su puño en el aire.

The bad girl and the good boyWhere stories live. Discover now