Epilogo

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April:

Adoro los sábados por que es el único día en el que puedo dormir y quedarme en pijama todo el día sin tener que ir a ningún lado.

-Mama-amenos que mis maravillosos hijos decidan levantarse a las 8 de la mañana

-Mama necesita diez minutos más-mi hija se ríe y yo abro los ojos y la cojo en brazos. Lo que no entiendo es por que todos mis hijos me tienen que despertar a mí, mi maravilloso marido esta durmiendo a mi lado ¿por que no se turnan para despertarlo?-Hey princesa ¿quieres despertar a papa?

-Si-me río y la siento en la espalda de Nico, el cual gruñe-Papi

-¿Por que tengo una niña en la espalda?-me río y me tumbo a su lado

-Por que Layla ha decidido que no quiere dormir más y yo no me voy a ser la única que se levante, obviamente-Nico se ríe, cojo a Layla y Nico se sienta en la cama.

Aunque me queje de que mis hijos me despierten no me importa, la verdad es que me gusta que vengan a la cama, por que hoy en día solo Layla lo hace.

Lucas tiene 15 años, aún me cuesta creer que mi hijo tenga 15 años. Siempre he dicho que mi madre exageraba mucho cuando decía que el tiempo pasa muy deprisa cuando eres madre, pero ahora que lo soy me doy cuenta de que no estaba de broma.

Lucas se parece a su padre en todo, es muy bueno con los deportes y para nada bueno en los estudios, lo único que ha sacado de mí son mis ojos verdes.

Luego en la lista de hijos que ya no vienen a despertarme tenemos a Natalie, que con su 12 años es la niña más extrovertida y sonriente del mundo.

En eso es como su padre, le encanta hacer amigos y siempre tiene una sonrisa en la cara. En lo demás es como yo, tiene mis ojos y mi pelo rubio.

Y bueno luego esta Daniel, que tiene 7 años. Daniel tiene días en los que no se separa de mí y otros en los que no quiere ni verme.

Daniel es igual que Jake, se parece en todo a él y eso como que me da un poco de miedo, por que mi hermano era un poco...alocado.

Y por último en la lisa tenemos a Layla, mi bebe de 5 años es la única que se sigue durmiendo con nosotros en la cama y la que sigue dejando que le de besos y le elija la ropa y le peine. Layla es una mezcla de Nico y mía, tiene mis ojos pero es morena como Nico.

-Bueno pues ya que estamos despiertos vamos a hacer el desayuno-dice Nico cogiendo a Layla en brazos, mi hija se ríe y los dos salen de la habitación.

Me levanto de la cama y me acerco a la ventana. Siempre hago lo mismo todas las mañanas, me quedo mirando al mar durante unos minutos. Nunca pensé que iba a vivir en Seattle pero la verdad es que no lo cambiaría por nada del mundo.

Nos ha costado construir la familia que hoy en día tenemos, hemos tenido que pasar por bastantes baches pero al final todo ha merecido la pena. La casa que tenemos la compramos cuando Daniel nació, y la verdad es que fue la mejor decisión del mundo.

Salgo de la habitación y bajo hasta la cocina, cuando entro veo a Layla sentada en la encimera y a Nico haciendo el desayuno. Me acerco a él y rodeo su cintura con los brazos

-De verdad que quería quedarme en la cama hoy-Nico se ríe y se gira a mirarme

-Lo se cariño, lo se-sonrío y lo beso

-¿Puedo comer chocolate?-me giro a mirar a mi hija que no se cómo tiene una tableta de chocolate en la mano

-¿De donde has sacado esto?-le pregunto a mi hija, Layla se encoge de hombros, miro a Nico-Tenemos que esconder mejor el chocolate

Tu, Yo y Nueva YorkWhere stories live. Discover now