Puto destino

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La miré, flipando. -¡Te dije que quería viajar, que quería ir a Brujas!

-Sí. –Asintió. –Lo que no sabías es que Mimi también quería ir a Brujas. –La miró, susurrando:- "Mujer bruja".

-Pero... -Miré a mi chica, negando con la cabeza. -¿Por qué no me lo dijiste?

-¿Por qué no me lo dijiste tú a mí? –Rió. –Yo que sé, Ana, hay muchísimos sitios a los que quiero ir.

-Pero...

-Y contigo. –Completó.

Un "ooh" generalizado llegó a mis oídos y reí, sin apartar la vista de Mimi.

-¿Empezamos por Brujas?

--

El viaje a Brujas se pospuso más de lo que habríamos querido en un primer momento.

Supongo que los cambios son eso, cambios. Mudanzas, trabajos, cambios de vida que al final cuesta un poco dejar fluir.

No mentiré si digo que cuando dejé mi pisito en Malasaña me dolió un poco. Porque ahí crecí tanto... Ahí empecé a forjar lo que soy ahora y ahí empecé a forjar mi historia con Mimi. Mi salón, mi habitación, mi cocina que tantos desayunos había visto...

Pero rehacer mi vida en otro sitio no era tan complicado si estaba al lado de ella.

Un par de semanas después del cumpleaños de Mimi, por fin habíamos terminado de colocar todas las cosas que quedaban por ordenar. Pintaba como una noche maravillosa, donde por fin, después de muchos días de trabajo y ordenar cosas, podríamos estar relajadas y juntas en nuestro gran sofá del salón, viendo alguna película, regalándonos alguna caricia...

Hasta que una llamada hizo que se tambaleara todo.

-¿Qué? –Mimi se levantó como un resorte del sofá, apenas acababa de sentarse. –Eh... Sí, claro, sí. Voy para allá.

-¿Qué pasa?

Mimi suspiró y volvió a sentarse de un aventón. Enterró la cabeza entre sus manos y no levantó la vista.

-Amor, ¿que pasa? –Pregunté ya un poco preocupada.

-Ana, no... -Volvió suspirar, sin levantar la cabeza. –Esto es una pesadilla.

-Mimi... –Me acerqué angustiada, tocando suavemente su hombro, necesitaba que me dijera alguna cosa.

-Mi padre. –Murmuró.

-Qué...

-Está, él...

-¿Está...? –Pregunté, temiéndome lo peor. Sabía que el padre de Mimi había sido un capullo integral, pero no sabía si podía soportar otra muerte de un familiar.

-Está en la cárcel.

-¿Qué?

-Sí en la cárcel. Y ha pedido verme.

-Pero... ¿vas a ir?

-Yo... -Bufó angustiada. –No sé, Ana, no sé. No tengo otra alternativa.

-Sí que tienes, puedes no ir. –Suspiré, intentando controlar todos mis pensamientos, no quería herirla. -Él se ha comportado como...

-Lo sé, Ana, joder. –Se levantó y echó sus manos a la cabeza, mirando hacia ningún punto en concreto del salón. -Pero es mi padre... -Dijo en un hilo de voz. Y no sé qué...

Yo suspiré, ordenando mi cabeza. El padre de Mimi era un completo cabrón. Pero era su padre... Y yo ahí no tenía nada que decir. Pensé en mi madre, y en todo lo que había pasado. Y realmente podía entender a Mimi...

Don't you worry about a thing -Warmi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora